Agregó que se trata de una operación bien diseñada, perfectamente montada, con la cual se intenta manipular a los venezolanos a través de sus emociones, tal y como se hizo con la campaña de una supuesta agua contaminada.
Samán, quien es farmaceuta graduado en la UCV, dijo que esta campaña ya se aplicó en algún momento en el país. Indicó que todo comenzó cuando la Cámara de Industrias Transnacionales Farmacéuticas trianguló un aporte económico de 100 mil dólares a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Agregó que con ese dinero se creó un fondo que se usaría en un programa de combate a unos medicamentos falsos que no existen en ningún lado.
“La idea era crear una estructura para perseguir los genéricos nacionales y a aquellas medicinas que tienen litigios por propiedad intelectual. El objetivo es crear una infraestructura sanitaria con suficiente poder como para retirar medicamentos del mercado”, dijo.
En el caso de Venezuela, Samán señaló que la campaña se montó con base en un reporte del Instituto de Higiene, que habló de cuatro medicamentos falsos. Destacó que esas muestras las entregaron los mismos laboratorios a esta institución con el fin de expandir la campaña por todo el país.
Dijo que las autoridades sanitarias cayeron en la trampa que le pusieron las transnacionales y los laboratorios farmacéuticos. De los medios dijo que también mordieron el anzuelo, pero en este caso “sin ser tan ingenuos”.
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Campaña contra el agua es vieja
La campaña sobre una supuesta contaminación del agua es vieja , en principios, se implementó con una intensidad media a finales de la década de los 80 y principio de los 90. Cuando las embotelladoras de refrescos transnacionales decidieron vender agua embotellada.
Eduardo Samán dijo que, entonces, estas empresas crearon una campaña de satanización del agua corriente diciendo que transmitía enfermedades. El objetivo era crear el hábito de consumo de agua embotellada.
Agregó que, en estos tiempos, cuando el gobierno revolucionario decide regular los precios del agua envasada, las transnacionales refresqueras se ven obligadas a retomar la campaña del agua corriente contaminada.
“Hay una nueva arremetida, porque las refresqueras tienen la necesidad de vender más agua envasada”, destacó Samán.
Finalmente, señaló que la oposición atajó este tipo de campaña por dos motivos: el primero es con el fin de servirle a las empresas transnacionales que son sus finacistas indirectos; y el segundo fin es sacar provechos meramente políticos.
JUAN RAMÓN LUGO