Las multinacionales farmacéuticas: rentistas
“El país debe tratar de enderezar el camino en el asunto de los medicamentos”
Con la Ley 100 de 1993 se reformó la legislación de seguridad social en Colombia, incluidas las pensiones y la salud. Esta última se privatizó con las empresas prestadoras de salud (EPS). El gobierno de César Gaviria anunció estas reformas con el eslogan de “bienvenidos al futuro”. Sin embargo, la salud se convirtió en un negocio para el sistema financiero y en un desastre para los colombianos.
Según Juan Gossaín (‘Así se robaron el sistema de salud de los colombianos’, EL TIEMPO, 23 de marzo del 2012), el gasto anual en salud de los colombianos es de 38 billones de pesos (bdp), 30 bdp de los aportes de los usuarios y los impuestos, y 8 bdp son puestos por los usuarios directamente. Esto quiere decir que cada colombiano, de los 44 millones, pone 863.000 pesos o 480 dólares anuales para la salud. A continuación, dos historias sobre la salud en Colombia.
Primera historia. En general, las multinacionales farmacéuticas operan sin competencia, cargando altos precios a los medicamentos como un monopolio cualquiera. Igualmente, algunos laboratorios han gozado de las prerrogativas discrecionales del Gobierno, como el suizo Roche, para obtener privilegios (rentas) en el mercado colombiano. Según ‘El Espectador’ (‘El favor de Palacio a Roche’, 7 de abril del 2012), la norteamericana Roche fue favorecida con una resolución que salió del Ministerio de (des)Protección Social (MPS) dirigido por Diego Palacio, durante el gobierno de Uribe Vélez, que prohibía la importación de ocho medicamentos de alto precio, que son comercializados por Roche. Esta denuncia la hizo la Federación Médica Colombiana, en cabeza de Sergio Isaza Villa.
La resolución a favor de Roche no tiene ninguna justificación técnica. Es decir, no hay “documentos firmados por el ministro y la empresa Roche S. A., o anexos técnicos ni antecedentes relacionados con esa resolución. Según la Administración Documental de la Secretaría General del Ministerio, no reposan los antecedentes que dieron origen a la resolución” (Viceministro de Salud, Carlos Mario Ramírez).
La circular 04 del 2006, emitida por la Comisión Reguladora de Medicamentos, liberó los precios de las medicinas, y las EPS pudieron recobrar productos por fuera del POS. Eso le costó al país casi seis billones de pesos entre el 2007 y el 2009. Debido al alto costo para la seguridad social que esta medida había representado, el MPS autorizó la compra de 150 medicinas, vía importaciones, en cualquier parte del mundo, incluidas las de Roche. Los precios bajaron hasta en un 40 por ciento para muchas de ellas. Sin embargo, Roche solicitó al MPS, en mayo del 2010, que se “excluyan nuestros productos de la lista de importaciones paralelas” hasta el 2012.
Según Isaza Villa, lo anterior demuestra que “hubo posible favorecimiento”: de los ocho medicamentos excluidos de las importaciones paralelas por el exministro Diego Palacio, al compararlos con precios en Perú, dos de ellos, Cellcept y Pegasys, solo tuvieron rebajas entre 4 y 15 por ciento. En los otros seis, Mabthera, Herceptín, Avastín, Pulmozyme, Neupogén y Cymevene, se observaron sobrecostos de entre 4 y 87 por ciento. En Mabthera y Herceptín, los sobrecostos son del 50 y el 70 por ciento sobre los precios peruanos. Respecto al mercado español, Mabthera y Herceptín tienen sobrecostos del 67 y el 35 por ciento. El Cymevene vale tres veces menos en España que en Colombia.
Segunda historia. Los medicamentos biotecnológicos, a diferencia de los de síntesis química, son productos cuyos ingredientes activos (moléculas) se han obtenido mediante el empleo de microorganismos o células vivas, y cada vez cobran más importancia en los tratamientos de enfermedades no transmisibles, cáncer, diabetes, procesos inflamatorios, etc. En Colombia se ha venido desarrollando, en los últimos meses, un debate sobre estos medicamentos, a propósito de su reglamentación por el Ministerio de Salud.
De acuerdo con los investigadores de Fedesarrollo Roberto Steiner y Juan Gonzalo Zapata, en “los medicamentos que no tienen competencia, que son gran parte de los analizados, se encuentra que los precios en el mercado nacional son superiores al promedio (…)”. Por ejemplo, el Adalimumab es 173 por ciento más caro que en el Reino Unido; el Interferón Beta 1-B es 3.204 por ciento más caro que en otros países; el Rituximab sobrepasa los 1.300 dólares, cinco veces más que el precio en el Reino Unido: 278. Las enfermedades son ganancias para las multinacionales: Roche Holding Ltd. se gana 19.000 millones de dólares (mdd) anuales en tres medicamentos: Rituxan (linfoma de Hodgkin), Avastín (cáncer de colon) y Herceptín (cáncer de seno).
Se estima en 10 bdp el mercado colombiano de medicamentos, de los cuales 1,6 bdp son biotecnológicos, es decir un 16 por ciento. Debido a los costos, estos medicamentos representan un peso creciente en las finanzas de Fosyga, porque están por fuera del POS (plan obligatorio de salud), y las EPS los recobran al Fosyga. En el 2008, los seis medicamentos más recobrados eran biotecnológicos.
El ‘lobby’ a favor de las multinacionales en Colombia ha abogado por la introducción de regulaciones en la legislación colombiana que impidan la competencia, a través de la prohibición o restricción de las importaciones paralelas, o a través de normas que impidan la producción de genéricos y exijan a quienes pretendan producirlos que hagan los estudios “preclínicos y clínicos” de los genéricos, que usan las mismas moléculas activas que los medicamentos de marca. Esta exigencia acabaría con los medicamentos genéricos biotecnológicos.
Igualmente, la legislación sobre medicamentos viene siendo diseñada en los llamados tratados de libre comercio (TLC), en el capítulo de patentes y propiedad intelectual, cuyo objetivo es mantener el mayor tiempo posible el dominio de la multinacionales sobre las patentes y retardar así la salida de genéricos al mercado.
Si el país no trata de enderezar el camino en el asunto de los medicamentos, 1) en lo relativo a las patentes, que fueron prolongadas por cinco años más, con la retención de los datos de prueba (Decreto 2085 del 2002); 2) incentivando las importaciones paralelas de aquellos países, como China e India, que produzcan genéricos a bajo precio, y 3) exigiendo a las multinacionales que produzcan en Colombia los medicamentos que se pretenden patentar, como lo hacen Argentina, Brasil y Uruguay, Colombia se va a ver obligada a dedicar un presupuesto creciente a los medicamentos, lo que pone en peligro la viabilidad financiera del sistema de la seguridad social y la salud de los colombianos. ¿Quién vive y quién muere? ¿Quién decide? Las multinacionales.