
Novartis intentará el miércoles frenar en el Supremo la copia de un fármaco contra la leucemia.
El pulso entre las multinacionales farmacéuticas y la India por la producción de genéricos se recrudece. La sentencia del juicio que comienza el miércoles en el Tribunal Supremo de la India por el anticancerígeno Glivec de la multinacional Novartis podría decidir el futuro de la farmacia de los pobres. Bayer también tratará de revocar en los tribunales la decisión del país asiático de permitir la producción de genéricos del anticancerígeno Nexavar. Mientras tanto, el Gobierno indio sopesa limitar el precio de medicamentos patentados. La India está considerada la farmacia del mundo en desarrollo por la fabricación de medicamentos genéricos baratos. Una organización como Médicos sin Fronterasdepende en un 80% de los genéricos indios para tratar a 170.000 enfermos de VIH/SIDA en países pobres.
En 1970 la India dejó de conceder patentes de medicamentos. El país se ha convertido en el segundo productor mundial de medicinas, por detrás de China, y en el principal exportador de genéricos, principalmente al Tercer Mundo. En 2005, tras un acuerdo con la Organización Mundial del Comercio, el país asiático volvió a conceder patentes para medicamentos. Pero el apartado 3d de la Ley de Patentes de la India establece que solo se concederán patentes a las innovaciones médicas y que las nuevas formas y usos de sustancias conocidas no pueden patentarse, a no ser que mejoren sustancialmente su eficacia.
El apartado 3d ha servido para negar la concesión de patentes a multitud de medicamentos contra el sida y otras enfermedades. En estos momentos Gilead Sciences apela la negación de la patente de Viread, un medicamento contra el sida. Roche se encuentra en una situación similar con su anticancerígeno Tarceva.
La India rechazó en 2006 la patente a Novartis para el mesilato de imatinib (su nombre comercial es Glivec), al considerar que se trata de una nueva forma de un medicamento ya existente. Su precio descendió de 2.100 euros a 160 euros al mes. Novartis afirma que el medicamento contra la leucemia mejora en un 30% la absorción del compuesto por el cuerpo y cree que la norma es «arbitraria y vaga». En los últimos seis años el caso ha pasado por diferentes escalafones del sistema judicial indio. Tras perder Novartis todos los juicios, el caso llega al Tribunal Supremo.
Los activistas consideran que una victoria de Novartis limitaría la producción de genéricos. «La India se vería obligada a conceder más patentes, tanto a medicamentos nuevos como a antiguos», afirma Leena Menghaney, de Médicos Sin Fronteras. «En la próxima década disminuiría la producción de genéricos en la India y sus efectos llegarían a todo el mundo en desarrollo».
Más juicios
No es el único frente abierto entre las multinacionales farmacéuticas y el Gobierno indio. El pasado marzo el país asiático concedió por primera vez una licencia obligatoria para producir un genérico. El anticancerígeno Nexavar patentado por Bayer podía ser producido por una compañía india con el nombre de Sorafenat. Su precio disminuía de 4.000 euros mensuales a 134 euros y solo puede ser vendido en la India, donde hay unos 100.000 enfermos de cáncer de riñón e hígado. Días después de esta medida Roche rebajaba el precio de dos medicamentos contra el cáncer. Tailandia y Brasil tomaron medidas similares en 2006 y 2007, respectivamente. Bayer ha llevado al Gobierno a los tribunales. El juicio empezará el martes.
Mientras tanto, la India planea establecer un sistema para limitar el precio de los medicamentos patentados para hacerlos más asequibles a una población mayoritariamente pobre. En estos momentos 348 medicamentos «esenciales» tienen límites de precio. El Gobierno quiere extender esta medida a nuevas medicinas. Un plan que no gustará a las farmacéuticas, pero ayudará a que la sanidad deje de ser un lujo en la India.