El caso de la industria farmacéutica.
“El lobby farmacéutico dicta constantemente los proyectos de ley para la reorganización de la industria farmacéutica”. No es una frase del último programa de Salvados dedicado a la industria farmacéutica. Ni es una crítica de la oposición al ministerio de sanidad. O sí. La frase es de Andrea Nahles, secretaria general de SPD, que señaló como el “lobby farmacéutico” que negocia las tasas de seguro con el ministerio en “contra los intereses de los ciudadanos”.
Florina Lanz, representante de Gesetzlichen Krankenversichcherung (GKV, asociación nacional de seguro sanitario), denuncia que la reforma de las tasas de seguro supondrá un coste adicional a la caja de la sanidad pública de mil millones de euro –con una opacidad del coste de los medicamentos que impide saber el precio real de los mismos. “Los medicamentos caros conducen a un excesivo gasto de la sanidad que los pacientes se les hace pagar más” –señalaba Andrea Nahles.
Las empresas farmacéuticas amplían sus beneficios no gracias a ser más competitivas sino un cambio de las reglas del juego. El programa Salvado Juan-Ramón Laporte, jefe de servicios de Farmacología de Vall d’Hebron, exponía mostraba como la industria farmacéutica gracias a bajar el nivel de colesterol que se considera normal lograba pasar de tener 10 millones de personas tomando medicamentos, a tener 30 millones de personas. ¿Quién decide cuales son los niveles óptimos? Resulta que l hizo un comité formado por 9 miembros, 8 tenían “conflictos de intereses” –que se define por cobrar por parte de una compañía más de 10.000 euros anuales, o tener más de 40.000 euros en acciones en dichas empresas, su presidente era consejero de dos de empresas interesadas en el cambio. ¿Cómo eliminar esos conflictos de intereses? Dicho con cinismo, subiendo los niveles de los limites de esos 10.000 euros para dejar de existir esos conflicto de intereses.
La sanidad pública en la era de Pharma lobby.
¿Qué nueva realidad se enfrenta la democracia? El programa dedicado a la industria de la farmacia podría formar una trilogía junto con el oligopolio energético o el lobby feroz. Quizá algún programa más. En estos tres programas emerger la extrema debilidad de la política frente al enorme poder del mercado. Un contrapunto con otros programas en que la política se atiza por casos de abusos de poder, corrupción, etc. Quizá ahondando un poco descubrimos los corruptores.
En la entrevista de Jordi Evole a Josep Borrell, su libro La crisis del euro (diálogo con Andreu Misse) ponía el dedo en el poder oculto, unos políticos actúan frente al mercado con acomplejo de inferioridad. Hasta qué punto el sector financiero tiene capacidad para definir la crisis del euro, e imponer las respuestas.
Con cierto cinismo Niklas Luhmann decía que “la complejidad se resuelve con más complejidad”. Si los mercados quieren ganar capacidad frente a la política basta, añadir a una situación complejidad mayor complejidad. Pensemos en el fraude fiscal, una regulación con una complejidad hasta el infinito el defraudador es capaz de encontrar nuevas puertas de escape. La regulación energética más compleja permite generar costes regulatorio que genera un enorme “déficit de tarifa”.
¿Cuál es la conclusión? Los mercados han visto que la política no iría a plantear batalla. Angela Merkel lo dijo con una sola frase, “una democracia conforme a mercado” o sea, una política domesticad por los mercado.
Una crisis política, post democracia y opacidad.
El gobierno está tramitando, sin demasiado ruido, una ley de transparencia. Lo que molesta más no es tanto la falta de un debate sobre el poder oculto y debilidad de la democracia, son que no se eche en falta un debate en profundidad sobre los lobbys. La crisis económica es una crisis política –parece que la política es el problema.
El SPD incluye en su programa que las leyes aprobadas incluyan una memoria de qué grupos de interés han participado de su elaboración, al igual que tiene una memoria económica. Permite más transparencia legislativa. Maria Rosa Rotondo de APRI expuso el concepto de “huella legislativa” en el concepto en el congreso. ¿Nadie cogió el guante?
La ley de transparencia se considera como una ley de acceso público a información, en que se debe mostrar el interés para acceder a ella. Es como si la política se sienta presionada hasta que no ha aparecido la Plataforma de Afectados por la Ley Hipotecaria (PAH). En un país en que los lobos cuidan las ovejas es sarcástico llamar lobbysta a Ada Colao. ¿No sienten presiones, en cambio, cuando la presión se ejerce con catálogos de obras de arte y viajes para asistir a congresos? Eso de reglar jamones resulta muy rural. La PAH sólo puede presionar de forma rudimentaria, lo que se califica de “escrache”. Quien aprueba la reforma de la ley hipotecaria, como ilustraba Josep Fontana, no acabarán trabajando en una plataforma por sueldos astronómicos. No votarla, en cambio, igual si; gracias a una puerta giratoria. Los directores de las agencias farmacéuticas acaban trabajado en las patronales farmacéuticas dictando leyes.
El debate político hasta que no sea capaz de abordar las cuestiones de fondo aumentará la desafección. Los ciudadanos no acaban de ver virtudes en partidos políticos que solo son capaces de ver errores ajenos. Democracias más maduras nos dan lecciones, diputados conservadores y liberales en Reino Unidos cambiaron su voto apoyando una enmienda a la ley del clima; incentivan las inversiones verdes. Un sistema electoral permite más equilibrio entre la presión que obtiene de unas empresas dispuestas a financiar la campaña electoral y ciudadanos que se pueden movilizar para que determinados diputados, por sus votos, no salgan elegidos.
Condiciones de definición y principio de precaución.
El SPD criticaba que la definición de los beneficios y los riesgos de los nuevos fármacos, a partir de ahora, recae en la propia industria farmacéutica. La sanidad pública no es capaz de dar formación continua a médicos, financia cursos, los congresos, con objetivos comerciales no sanitarios.
El Ministro de Sanidad alemana había anunciado que las compañías farmacéuticas podrán evaluar los “beneficios médicos de nuevos medicamentos en comparación con la terapia estándar o alternativas de tratamiento existentes”. Karl Lauterbech, experto del SPD calificaba la política del ministerio de “corrupción legalizada bajo el disfraz de investigación –que carece de valor medico, y va en detrimento de los pacientes”.
Institut für Qualitat und Wirtschaftlickeit im Gesundheitwesen (IQiG) considera que el cambio, largamente acariciado por las farmacéuticas, es un gran riesgo para los pacientes, “muchos productos que podrían ser evaluados negativamente, no podrán ser ahora excluidos” -se trata de un cambio de ley a favor del lobby farmacéutico que debilitar los organismos independientes de supervisión –dijo el director del Instituto.
Stefan Oschmann del directorio de EFPIA –Asociación de Fabricantes Farmacéuticos Europeos- anunciaba planes para “consolidar la confianza” dando a conocer el secreto mejor guardado, el pago a médicos e investigadores, reconocía la mala reputación de la industria. No era un gesto voluntario sino motivado por el Tribunal de Justicia que denunciaba la corrupción de ofrecer dinero para favorecer el uso de ciertos medicamentos. Transparencia Internacional mostraba escepticismos con esta respuesta, Wolfgang Wodarg señalaba que la industria no la le interesa la salud sino únicamente maximizar sus beneficios (España tiene una débil sección de Transparencia Internacional).
Regulación y control público, reforzar lo público.
Hay industrias que puede morir por su éxito. La industria que se han desarrollado hasta el límite mejora sus beneficios a base de cambios regulatorios y gana influencia legislativa. ¿Qué viene ahora? El poder de las definiciones entra el espionaje industria y político. La forma de obtener influencia a partir de obtener información privilegiada.
Daniel Bahr, secretario de estado de sanidad alemán, mostraba su enfado por los robos masivos de información confidencial en su ministro. Todo un escándalo con el lobbysmo que tenía por objeto descubrir los secretos de los procesos legislativos que le permita la exclusividad. Declaraba que aplicarían tolerancia cero. Los ciudadanos han de decir basta y recuperar el control democrático para que prevalezca el interés general.