Medicamentos en Cuba: de la escasez a la exportación
Cuba se ha convertido en un exportador de medicamentos, lejos de la escasez que afectaba los cubanos hace diez años, incluso si el régimen sigue importando un tercio de su consumo, de acuerdo con expertos de la industria.
“Encontrar en la farmacia los medicamentos prescritos por el medico es mucho más fácil de lo que era hace diez años, pero no se encuentra todo, muchas personas recurren a revendedores o esperan a que se los envíen del extranjero”, afirma a la AFP Gisela Vázquez, una enfermera de 44 años.
La producción y la comercialización de productos farmacéuticos es totalmente en manos del Estado, que ha realizado grandes esfuerzos en la década de 2000 para promover la investigación y las inversiones para el desarrollo de fármacos.
Hoy en día, los medicamentos representan la segunda exportación de Cuba tras el níquel, generando unos 600 millones al año, el doble de las exportaciones de sus dos productos estrella, los cigarros y el ron.
De los 881 medicamentos que constituyen la farmacopea oficial, 585, o sea el 66 por ciento, son de fabricación local. Con más vacunas y otros productos desarrollados dentro de un complejo modelo de bio-farmacéutica en América Latina.
“Se encuentran prácticamente todos los medicamentos genéricos para enfermedades crónicas, como hipertensión o diabetes”, admite María Fernández, de 58 años, quien gasta alrededor de 13 pesos (0,5 dólares) al mes para el tratamiento de sus problemas de presión arterial, con una pensión mensual de 268 (11 dólares).
Pero ella confiesa que a veces tiene que recurrir al mercado negro para comprar tabletas analgésicas o vitamina C, con costos que no tienen nada que ver con los precios subvencionados de las farmacias estatales. El rey del mercado negro es el meprobamato, un ansiolítico y relajante muscular, controversial debido al riesgo de adicción e intoxicación. El régimen ha decidido retirarlo del mercado, pero sigue existiendo en la venta ilegal. “Muchas personas compran para enviarlo a sus familias en Estados Unidos”, dice María Fernández.
Si la producción de medicamentos se ha duplicado entre 2007 y 2010, según los últimos datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), Cuba sigue importando anualmente unos 300 millones de materias primas o medicamentos que no se producen localmente. “Estamos trabajando para fortalecer la industria nacional y así lograr una mayor independencia con respeto a este punto de vista”, dijo recientemente en la televisión José Vélez, jefe de medicamentos del ministerio de Salud.
La mayoría de los medicamentos importados son vendidos a precios subsidiados o repartidos de forma gratuita, dijo José Fernández, vicepresidente del grupo estatal BioCubaFarma.
Así, el grupo compra una dosis de insulina por 5 dólares y la revende a 1,25 pesos (unos 5 centavos de dólar). La terapia con anticuerpos para mujeres con cáncer de mama es gratuita para los cubanos, pero al Gobierno le cuesta entre 35.000 y 45.000 dólares. También se proporcionan fármacos a pacientes con SIDA.
Lejos de los años de escasez, Cuba sufre hoy de sobremedicación. Unas 3.000 farmacias estatales reciben cada mes diez millones de pacientes, de 15 a 20 millones de recetas para un país de 11,1 millones de personas, según la televisión estatal. El robo y el mal gasto también alimentan un mercado negro que, por definición, se le escapa a las estadísticas y es objeto de campañas de televisión para advertir a los cubanos contra la automedicación y el uso excesivo de medicamentos.
Editado por Angelo Olivieri