Gordon, Pelphrey y sus colegas realizaron un estudio doble ciego, controlado con placebo en 17 niños y adolescentes con trastornos del espectro autista. A los participantes, con edades de 8 a 16,5 años, se les dio al azar un aerosol de oxitocina o un spray nasal con placebo. La oxitocina es una hormona de origen natural que se produce en el cerebro y en todo el cuerpo. “Encontramos que los centros del cerebro asociados con la recompensa y el reconocimiento emocional respondieron más durante las tareas sociales cuando los niños recibieron oxitocina en lugar de placebo”, destaca Gordon. “La oxitocina normalizó temporalmente regiones cerebrales responsables de los déficits sociales observadas en niños con autismo”, agregó.
Gordon señala que la oxitocina facilita la sintonía social, un proceso que hace que las regiones del cerebro implicadas en el comportamiento social y la cognición social se activen más por estímulos sociales (como los rostros) y se activen menos por estímulos no sociales (como los automóviles). “Nuestros resultados son particularmente importantes teniendo en cuenta la urgente necesidad de tratamientos para atacar la disfunción social en los trastornos del espectro autista”, agregó Gordon.