México se queda corto en reportes de eventos adversos por medicamentos
Fernando Aguilar / El Sol de México
Ciudad de México.- En nueve años (1999 al 2010), México sólo hizo 50 mil reportes de eventos adversos por medicamentos, cuando debió reportar cada año por lo menos 22 mil notificaciones al Programa Internacional de la Organización Mundial de la Salud, afirmó la especialista en investigación farmacológica y biotecnológica, Alejandra Rosete.
Además, los gastos relacionados con la severidad o intensidad de los efectos adversos representan un costo promedio de 18 mil pesos por evento y prolongar la hospitalización del paciente en promedio cuatro días, destacó la doctora Alejandra Rosete.
Esta mala calidad de los reportes, si tomamos en cuenta que nuestra población es muy propensa a la automedicación, se debe, a la falta de notificación por parte de los pacientes y médicos, lo cual ubica a nuestro país muy por debajo de los estándares internacionales que muestran como indicador mínimo 200 reportes útiles al año por cada millón de habitantes, dijo.
Explicó que de ahí que nuestro país debería notificar esos 22 mil reportes, si tomamos en cuenta que en 2012, el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) reportó una población de 112 millones 337 mil habitantes.
Es decir, puntualizó, México participa con menos del uno por ciento de información en la base de datos a nivel global, a pesar de ser uno de los países más poblados del mundo, ocupar el segundo lugar en el mercado farmacéutico latinoamericano y contar con una población altamente propensa a prácticas de automedicación.
En este sentido dijo que “La Farmacovigilancia en nuestro país requiere de una colaboración multidisciplinaria entre la autoridad sanitaria, los profesionales de la salud, los sistemas de salud, las instituciones académicas, industria farmacéutica y sobre todo los usuarios de medicamentos, para la aplicación inmediata de decisiones dirigidas a la seguridad del paciente y la mejora de la atención médica”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la farmacovigilancia como la ciencia y las actividades relativas a la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos de los medicamentos o cualquier otro problema de salud relacionado con ellos.
En México esta disciplina está en desarrollo y es obligatoria desde 2005 para clínicas y hospitales, esquema fortalecido por el Consejo de Salubridad General a través de los criterios de certificación de hospitales que señalan como funciones específicas: mantener, controlar el listado y uso de los medicamentos; vigilar los efectos secundarios de los medicamentos a nivel clínico, así como detectar y prevenir errores en la medicación.
Las Reacciones Adversas a Medicamentos (RAM) -principal objeto de estudio de la farmacovigilancia- se definen como la respuesta a un medicamento nociva y no intencionada, que ocurre a las dosis normalmente utilizadas en el hombre para la profilaxis, diagnóstico o tratamiento de una enfermedad, o para la modificación de una función fisiológica.
En México, según datos del Centro Nacional de Farmacovigilancia actualizados a 2012, las tres reacciones más frecuentemente reportadas son: erupción cutánea con un 18 por ciento, náusea con 16 por ciento y prurito o comezón con un 13 por ciento.
Los órganos o sistemas más afectados son: piel y anexos con un 23 por ciento, aparato digestivo con un 22 por ciento y malestares generales de todo el organismo con un 15 por ciento. Las RAM se clasifican de acuerdo a su intensidad y para el país se distribuyen en leves en el 63 por ciento, el 28 por ciento moderadas, el 6 por ciento graves y el 3 por ciento letales.