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UE: La industria busca limitar el impacto de los recortes en el Acuerdo UE-EE UU

imagen.aspxCarlos B. Rodríguez / Madrid

viernes, 06 de junio de 2014 / 16:03
Las prioridades de la Comisión Europea son por ahora las Buenas Prácticas de Fabricación y los biosimilares
La única manera de hacer frente al gigante asiático es ir de la mano. Esta idea sustenta el Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP), un tratado que generará la mayor área de comercio del mundo y que, como tal, marcará el futuro de los próximos años a todos los niveles. Su objetivo es eliminar barreras comerciales y simplificar la compraventa de bienes y servicios para favorecer el crecimiento económico, la creación de empleos y una disminución de los precios en ambos espacios. Ya ha generado una marea de informes, propuestas y reuniones para definir los términos del acuerdo en todos los ámbitos. Las negociaciones comenzaron en febrero, y los intereses farmacéuticos ya han sido objeto de una intensa discusión en las primeras rondas negociadoras. Sobre la mesa hay varias propuestas, aunque se quedan cortas si se tienen en cuenta las pretensiones de la industria farmacéutica.
El documento que la Comisión Europea ha elaborado en materia de medicamentos propone varios ámbitos en los que reforzar la colaboración en ambos lados del Atlántico: reconocimiento recíproco de las inspecciones de las plantas de producción con arreglo a las prácticas correctas de fabricación para evitar duplicidades; intercambio de información; armonización de los requisitos para la aprobación de biosimilares; racionalización de los sistemas de autorización de medicamentos genéricos; intensificación de las evaluaciones conjuntas y armonización de los términos utilizados y colaboración para revisar las directrices pediátricas formuladas por la Conferencia Internacional sobre Armonización (ICH).
A fecha de hoy, el TTIP divide a aquellos que opinan que los términos del acuerdo deben ser ambiciosos y los que opinan que supondrá dar todo el poder a las multinacionales. En línea con los primeros, el comisario de Comercio, Karel De Gucht, defendió hace unos días el acuerdo en un discurso en el que ponía como ejemplo los beneficios para la industria farmacéutica. “Hoy los fabricantes de medicamentos alemanes deben ser inspeccionados dos veces, por las autoridades alemanas y por las estadounidenses, si quieren producir para ambos mercados”, manifestó. Esto ocurre, según precisan, a pesar de que las normas de buenas prácticas de fabricación son las mismas para ambas partes.
Eliminar la duplicación facilitará los negocios, según el comisario, e impulsará el crecimiento y los empleos. “Cabe recordar que por cierto, que las compañías farmacéuticas no son todos grandes multinacionales: una cuarta parte de todas las exportaciones de la UE de productos farmacéuticos básicos en todo el mundo son las pequeñas y medianas empresas. De hecho, pequeñas y medianas empresas están probables que algunos de los mayores beneficiarios de este trato todo el tablero”, añadió.
La industria, al igual que todos los sectores económicos, también es consciente de los beneficios que puede suponer el Acuerdo de Libre Comercio. No es de extrañar, por tanto, que la farmacéutica Lilly haya sido una de las organizadores de unas jornadas de debate que la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España celebró sobre el TTIP en la Casa de América la semana pasada. En el transcurso de la misma, el presidente de la multinacional para Europa, Canadá y Australia, Andrew Hotchkiss, consideró que el ciudadano podrá beneficiarse de unos fármacos “que llegarán más rápido y con más transparencia” si el acuerdo es amplio.
Sin embargo, los deseos de la industria farmacéutica van mucho más allá de lo que hasta ahora hay sobre la mesa. Su intención es que el Partenariado Transatlántico acote, en primer lugar, el esquema del sistema de referencia de precios de medicamentos internacional para limitarlo a grupos de países en función de un similar nivel socio-económico, poder adquisitivo, población, cargas de enfermedad e incluso similitudes de los sistemas sanitarios.
Así consta en el documento con el que la Cámara de Comercio de Estados Unidos se posiciona de cara a la negociación en el ámbito farmacéutico, en el que el principal aliado de la Administración Obama de cara a este al TTIP constata que “no está reconocido el valor de los medicamentos innovadores a la hora de reducir otros gastos médicos o mejorar la vida de los pacientes”.
Desde Estados Unidos tampoco se ve clara la reciente regulación aprobada en Europa en materia de ensayos clínicos, por sus implicaciones en lo relativo a la información comercial confidencial. Para la Cámara de Comercio, la orientación de la actual política de la EMA “debilitaría las salvaguardias” destinadas a garantizar la privacidad de los pacientes y otras personas identificadas en los expedientes de solicitud de autorizaciones de comercialización. Además, cree que “socavaría la confianza” en el sistema de aprobación de los reguladores; introduciría “riesgos de mala interpretación y mal uso de los datos clínicos” y debilitaría los incentivos para que las empresas inviertan en I+D biomédica mediante la divulgación de información comercial confidencial de las empresas.