La cura de la hepatitis C: víctima de los medicamentos patentados
Producir una pastilla de Sofosbuvir cuesta 2.5 euros y se vende por 650 euros. Un tratamiento de 3 meses cuesta 55.000 euros.
Existen 800 mil españoles infectados.
Los desorbitados precios marcados para muchos medicamentos se deben a que están sometidos al régimen de patentes privadas, como ocurre con el tratamiento farmacológico para la Hepatitis C Sofosbuvir. Las patentes sobre un producto otorgan el privilegio, un determinado periodo (de 15 a 20 años), de la exclusividad en el mercado y una amplia libertad de precios, todo, supuestamente, para incentivar la “innovación”. Los altos precios, sin embargo, no guardan relación alguna ni con el dinero invertido en la investigación y el desarrollo del fármaco, ni mucho menos con sus marginales costes de producción. Los precios se establecen arbitrariamente, al vaivén del mercado, y al servicio del negocio de las grandes empresas farmacéuticas.
Resulta muy curioso que en España, en medio de los grandes recortes en la sanidad pública, no haya una respuesta fulminante por parte de las instituciones políticas con el fin de proteger al sistema público de salud de una posición dominante y abusiva por parte de una empresa estadounidense. España no busca soluciones: no intenta apoyar alternativas genéricas, ni se opone jurídicamente a una patente que tiene unas lagunas importantes, ni se asocia con otros países europeos para hacer una compra pública coligada. A pesar de ser la salud un bien común universal resulta que la fijación de precios de un medicamento que salva vidas responde simplemente a la oportunidad de negocio que presente el mercado en un momento dado.
Centenares de miles de afectados españoles merecen el mejor tratamiento posible contra la hepatitis C. Sin embargo, la sanidad pública española ya ha dicho que no comprará el medicamento a este precio. Y es verdad que pagar 55 mil euros para un tratamiento de 3 meses podría romper la caja de la salud pública española. Pero el problema es tolerar el abuso que permite el monopolio de una patente que posee la farmacéutica estadounidense Giliad y que le otorga la potestad de poner el precio que quiera. Un gobierno que se precie como defensor del bien colectivo no puede aceptar tales abusos.
Si el Gobierno realmente quiere defender la salud pública tiene distintas herramientas en su poder, la mayoría complementarias entre si, para debilitar la posición dominante de la empresa farmacéutica y bajar significativamente el precio del fármaco
- Una licencia obligatoria. El Gobierno podría iniciar los trámites para la emisión de una licencia obligatoria para fabricar Sofosbuvir como un producto genérico, como establece el Acuerdo de Doha de Salud Pública de la Organización Mundial del Comercio para limitar los derechos de propiedad intelectual en caso de necesidad de salud pública. Mediante estas flexibilidades en el derecho internacional, el Gobierno Español podría promover la producción de Sofosbuvir por una empresa de productos genéricos a un precio mucho menor o importarlo de otro país en su versión genérica. Concretamente, el artículo 31 del acuerdo de TRIPS de la OMC afirma que cualquier país puede emitir licencias obligatorias para “permitir la producción de un producto patentado por otros o utilizar el proceso patentado sin el consentimiento del titular de la patente”
- Oponerse a la patente. Puede desafiar judicialmente la legalidad de la patente sobre Sofosbuvir, como está haciendo el Gobierno de India. Al parecer, no ha existido verdadera innovación que justifique una nueva patente ya que la misma molécula fue patentada previamente como un medicamento contra el cáncer.
- Formar un bloque con otros países europeos para unas compras públicas coligadas. Hacer compras conjuntas con otros estados europeos para mejorar la capacidad de negociación. Pero, incluso, el establecimiento de un precio europeo máximo para Sofosbuvir, propuesto por Francia, ha sido rechazado tanto por la Comisión Europea como por el Gobierno Español, en una muestra de extrema pasividad ante las farmacéuticas.
- Negociar conjuntamente con otros países la compra (buy-out) o pagar la cesión de la patente a un fabricante de genéricos. De esta manera podría fabricar y vender el fármaco como genérico. De hecho, Egipto ha llegado a un acuerdo para importar de India Sofosbuvir como genérico, a un precio 100 veces menor que el precio exigido por Giliad en Europa
David Hammerstein