Opinión

Argentina: El 80% de los medicamentos lo dispensan solo el 20% de las farmacias

Por NestorCaprov
Es parte del panorama del actual sistema, a días que se venza el convenio del PAMI. Las farmacias deben elegir entre renunciar a la atención, dejando en manos de “peces gordos” las recetas, o seguir desfinanciándose. El Estado, en guerra con los laboratorios, abandonó a su suerte a la red de farmacias independientes. Un futuro incierto de las pequeñas y medianas farmacias, quienes ayudaron a mantener la atención sanitaria en la peor crisis de 2001.

A un par de días que se venza el convenio vigente para la atención de PAMI, la incertidumbre es total. Las noticias de una supuesta prórroga de 60 días se fueron desvaneciendo, y hoy, a menos de una semana del fin del contrato, nadie sabe a ciencia cierta cómo seguirá la atención de millones de afiliados y de numerosas farmacias en la Argentina. Lo que era una negociación hace unos días se volvió una verdadera “conversación de sordos”, y hoy no hay puentes entre el gobierno y la industria farmacéutica para salvar la situación. Como en tantos otros temas, las farmacias independientes están en el medio, sin poder opinar ni decidir sobre algo tan sensible para su futuro.

Mientras tanto, el mercado de medicamentos reacciona a este descalabro, con una mayor hiperconcentración de los medicamentos y la atención de las obras sociales, potenciada por la deuda que PAMI mantienen con el sector. Así, en la actualidad, la situación llegó a un punto límite, ya que el 80 por ciento de los medicamentos que se atienden en el país salen del 20 por ciento de las farmacias. Tamaña distorsión tiene como consecuencias el desfinanciamiento de los mostradores Pymes y la quiebra de la seguridad social. Todo, ante la mirada cómplice de quienes o no hacen nada o sacan “tajada” de las penurias de los farmacéuticos.

Según se pudo saber, en estos momentos no hay diálogo entre el Estado y la industria farmacéutica, cuando el 1º de septiembre vence el convenio del PAMI. La falta de una negociación seria, que incluya a las farmacias, se da en momentos que la tensión entre las partes llega a niveles de ruptura, en especial por el avance del gobierno sobre los laboratorios. En este sentido, el intento en el Congreso de aprobar una reforma que profundice la Ley de Genéricos, más la iniciativa para crear la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos de Medicamentos (ANLAP), minaron la confianza entre las partes, y tienen un real efecto en el futuro de las farmacias.

Sin un plan estratégico a largo plazo, el Estado decidió confrontar contra cualquiera que se presente, buscando un control efectivo de los precios de los medicamentos, única preocupación hasta el momento. En la actualidad, el 60 por ciento de la seguridad social es atendida por los laboratorios nacionales, que ahora ven amenazada esa importante presencia por el repentino interés del gobierno por la producción pública. Pero la red de laboratorios en manos de los diversos Estados –Nación, provinciales y municipales –no puede hacer frente al volumen de productos necesarios para atender a esa masa cada vez más creciente de jubilados, que a través de la política previsional se incorporan al sistema. Mucho…

menos puede abastecer los tratamientos de alta complejidad. Se necesitan años de trabajo, de inversión, de compromiso para lograr aunque sea un lugar marginal entre los grandes innovadores del sector. Se necesita una verdadera Política de Estado sostenida en el tiempo.

En este contexto, las farmacias tienen que pelear contra sus propios problemas. Evitar que los laboratorios sigan sacando de los mostradores, a través de las entregas directas (cosas que hacen también algunas prepagas y obras sociales sindicales), y recuperar la rentabilidad, hoy atada a los vaivenes del pago del PAMI y el contexto desfavorable.

Aquí está el problema. Doble problema. Concentración y atraso en los pagos; ahora bien, la farmacia en este punto debe afrontar una paradoja. Detrás de la concentración están muchos capitales, que fomentan esta situación. Si la farmacia deja de atender PAMI, ese 20 por ciento que domina el mercado seguirá aumentando su porción, y en el corto plazo se quedarán con la totalidad de la seguridad social. Pero a la vez, no se puede seguir siendo funcional a esta realidad, porque mientras se mantenga esta inercia, la pequeña y mediana farmacia se seguirá desfinanciando y desaparecerá. Por eso el futuro es más que incierto, con un Estado que abandonó a la buena de Dios a la red de farmacias independientes. Un Estado que en todos estos años no tuvo una sola política activa para con el sector de las farmacias, esa vasta red que le da la cara a los millones de pacientes a lo largo y ancho de nuestro país. Este Estado tan presente en casi todo, fue y es el gran ausente que consolidó la tendencia de concentración de la mayoría de los medicamentos en solo el 20% de los mostradores. Y la industria, fue funcional hasta aquí a ese abandono. Sino cómo se explica que la Industria de los medicamentos, sostenedor exclusivo de los convenios de medicamentos a las principales Prepagas en la Argentina no haya universalizado en TODAS LAS FARMACIAS dicha atención.

Los ejemplos de concentración extrema están muy a la mano. En Chile, esta semana volvieron las denuncias de colusión, y hay grandes barriadas sin acceso a los fármacos. Si la industria quisiera extender la red de atención, llevaría todos los convenios que “apadrina” a todas las farmacias. Si el Estado quisiera una política a largo plazo en el sector, no usaría de modo efectista una ley importante como la de genéricos, ni usaría la producción pública como modo de presión. Cada uno atiende su juego, mientras la red de farmacias se desangra lentamente y los jubilados pueden enterarse una mañana cualquiera, que ya no tendrán una manera fácil, segura y rápida de hacerse de sus tratamientos.