Descenso poblacional en Utuado, Puerto Rico, golpea farmacias
El farmacéutico Juan Maldonado habla del golpe económico y a su vida personal
Por Rut N. Tellado Domenech / rtellado@elnuevodia.com

El descenso poblacional en Utuado, sobre todo de personas jóvenes, ha afectado no solo el negocio del farmacéutico Juan Maldonado, sino también su vida personal.
“La emigración de la gente joven es bien marcada. Las ventas han bajado en un 75% en los productos misceláneos, que no son medicamentos”, relató el propietario de la Farmacia Maestre, que ubica enfrente de la plaza de recreo utuadeña.
En este pueblo de la montaña, la población menor de 18 años bajó 10.7 puntos porcentuales (de 35.3% en 2000 a 24.6% en 2010) en una década, de acuerdo con datos del Censo. En ese mismo periodo, la población mayor de 65 años aumentó cuatro puntos porcentuales (de 10.9% en 2000 a 14.9% en 2010).
Este aumento en la cantidad de adultos mayores ha ayudado a mantener la farmacia a flote, según Maldonado, ya que aumentó sustancialmente el consumo de medicamentos recetados a pesar de la reciente apertura de una megafarmacia estadounidense cerca del casco urbano. “Mi clientela en promedio está sobre los 50 años”, indicó.
Sin embargo, aseguró que el éxodo juvenil, motivado mayormente por la falta de empleos en la llamada “Ciudad del Viví”, lo tocó de cerca cuando su hija, a quien pensaba heredarle el negocio para poder acogerse al retiro, decidió migrar a Estados Unidos.
“Mi hija estuvo seis años a cargo de la farmacia, pero cuando vio cómo la economía de Puerto Rico se derrumbaba, decidió volver a Estados Unidos”, relató el hombre de 65 años, que ha estado al frente del negocio desde la muerte de su padre en 1975.
Contó que su hija se preparó como farmacéutica en la Universidad de Puerto Rico y luego en Chicago, Illinois, ciudad estadounidense donde trabajó y se casó antes de regresar a Puerto Rico para hacerse cargo de la farmacia, que ha estado en manos de la familia Maldonado desde 1950.
Luego de seis años al frente del negocio familiar, la crisis económica, en conjunto con la falta de alternativas de educación para su niña de seis años y la criminalidad (le robaron el auto dos veces), hicieron a la mujer tomar la decisión de marcharse de la Isla con su esposo e hija.
“Me sentí como si te fueras a sentar y te quitaran la silla”, recordó Maldonado. “Yo estaba listo para retirarme y le di la farmacia. Ya había delegado en ella la función administrativa”.
“En Puerto Rico tengo un hijo, pero es ingeniero mecánico”, dijo el hombre, que hace un año retomó las riendas de la farmacia. “Ahora la estoy vendiendo. Estoy buscando venderla a un farmacéutico porque ella no va a regresar y las farmacias son para los farmacéuticos”.
“Empecé aquí a los 25 años, cuando mi papá murió, pero sé que no lo podré hacer por mucho tiempo más”, advirtió Maldonado, quien saluda y conoce por nombre a muchos de los clientes que entran a la Farmacia Maestre. “Esto hay que dejarlo cuando aun me aplauda, no cuando me abucheen”.