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Informe especial: el escándalo de la hepatitis C abre el debate sobre los precios de los nuevos medicamentos

BUENOS AIRES, enero 22: En España miles de pacientes se movilizan para que la seguridad social cubra los últimos fármacos, más efectivos pero que salen hasta 60 mil euros. La presión al gobierno abrió el debate de cómo se forman los valores, y el abuso de las farmacéuticas, que obtienen millonarias ganancias. En la Argentina, los oncológicos tienen precios inflados, en medio de una política errónea que asfixia a toda la cadena de comercialización.

El año pasado, el medicamento contra la hepatitis C Sovaldis, de la farmacéutica Gilead, fue elegido en varios países como “el lanzamiento del 2014”. No es para menos, ya que alrededor de 20 mil euros. Poco después, Pharmasset fue adquirido por un total de 11 mil millones de dólares por Gilead, un laboratorio cuyo accionariado está formado por fondos de capital de riesgo y fondos de pensiones americanos, fundamentalmente especulativos.

Uso garantiza una curación de esta grave enfermedad hepática de más del 90 por ciento de los casos. Sin embargo, en España, 12 pacientes mueren por día por este mal. Lo hacen sin haber recibido este u otros fármacos nuevos de última generación, o accediendo a ellos cuando su condición es crítica. Es que su valor –mil dólares la pastilla –hace que los servicios sanitarios de ese país sólo los cubra en casos extremos. Esto generó un movimiento de pacientes y especialistas reclamando por una atención sanitaria digna, que pone en jaque la política en materia de salud del gobierno de Mariano Rajoy. Pero además, puso de manifiesto la manipulación del precio de los tratamientos por parte de la industria farmacéutica, un escándalo que atraviesa las fronteras españolas. A partir de esto, se discute en todo el mundo cómo se fijan los valores de los medicamentos, y el rol del Estado para evitar abusos de los laboratorios. En la Argentina, en medio de una política errónea de precios, las firmas más poderosas tienen casi la misma lógica, y comprometen el acceso de la población a tratamientos efectivos.

La “marea blanca” moviliza desde hace semanas a España. Son pacientes con hepatitis C que le reclaman al gobierno que cubra los medicamentos de última generación, que pueden constar hasta mil dólares la pastilla. Los reclamos generaron que el gobierno creara un comité para estudiar la situación, y además se comprometiera a producir un protocolo para ampliar la cantidad e españoles enfermos que tienen acceso a los fármacos nuevos. Pero para los pacientes esto no hace más que retrasar la decisión final de ampliar la cobertura.

Se estima que en España hay unos 30 mil pacientes que necesitan de manera urgente alguno de los nuevos medicamentos. Se trata, informó la Asociación Española del Estudio del Hígado, de personas con fibrosis avanzada, cirrosis, en lista de espera para un trasplante o ya trasplantados. Sin embargo, el Ejecutivo ha dicho que sólo se van a atender de manera urgente a alrededor de 6 mil pacientes. Antes de que explotara el escándalo, la seguridad social española entregaba estos medicamentos a 700 pacientes. Ante esto, la ONG Consumidores en Acción (FACUA) reclama al gobierno “que deje de poner en riesgo la vida de los enfermos descargando la responsabilidad sobre los gobiernos autonómicos o sobre un comité de expertos con vínculos con la industria farmacéutica” (comunicado disponible en www.facua.org).

El escándalo por la falta de acceso a los fármacos se agranda cada día, y el gobierno español parece encerrado en sus propias contradicciones. En este sentido, a portavoz de la Mesa de la Defensa de la Sanidad Pública en Madrid (MEDSAP), Carmen Esbrí, denunció “el negocio que se está haciendo con la salud y con la vida”, ya que “eso afecta a todas las ciudadanos y a todas las enfermedades”. “Detrás está el modelo que estamos sufriendo, el neoliberal, que tiene como fijación que todo tiene que ser eficiente en terreno económico, cuando lo eficiente tiene que ser en terrenos de salud y de vida”, dijo (Europa Press, 18/01/15).

Una de las alternativas que plantean los grupos que reúnen a los pacientes es realizar compras colectivas para abaratar precios, no sólo en España sino en toda la Unión Europea. Así lo reclamó la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C (PLAFHC), el colectivo más movilizado al respecto, que pidió en Bruselas “un plan europeo para combatir la enfermedad y avanzar hacia su erradicación, con medidas como la unión de Estados miembros para compras colectivas que abaraten los muy altos precios de los tratamientos, la creación de un fondo de emergencia y que se exploren fórmulas para la producción o importación de genéricos” (Infosalus.com, 22/01/15).

La discusión sigue generando capítulos, y los pacientes parecen estar decidido a dar la pelea hasta las últimas consecuencias. Como pocas veces, el tema se transformó en un reclamo social, un gripo desesperado de hombres y mujeres que pelean contra la burocracia, y contra el tiempo. Como dejó en claro el italiano Riccardo Ciuffardi, que reside en España desde hace 17 años y hace unas semanas solicitó la provisión de Sovaldi: “en un año me voy de este mundo si no me tratan la hepatitis C”.

Grandes costos

El caso español puso de manifiesto el manejo de la industria farmacéutica, en especial en materia de precios. Los 43 mil/ 60 mil euros que sale el tratamiento con Sovaldi en muchas veces más alto que la proyección que hizo su fabricante original (Pharmasset), a quien Gilead le compró la patente. Además, esto genera millonarias ganancias que superan cualquier proyección, y que hacen del sector uno de los más rentables del planeta.

Según un documento divulgado por el portal español El Confidencial Digital (www.elconfidencialdigital.com), en diciembre de 2011 Pharmasset, fabricante original del medicamento contra la hepatitis C, fijó en 36 mil dólares el precio para Sovaldi para el mercado norteamericano. El laboratorio además calculó que en Europa un tratamiento de 12 semanas no debería costar más del 70 por ciento de ese valor, es decir, unos 25 mil dólares por tratamiento, Gilead decidió triplicar el valor de los tratamientos en Estados Unidos, lo que impactó en el valor europeo. En efecto, destaca el mismo portal, cada tratamiento se está vendiendo a 80 mil y 90 mil dólares, por lo que el Senado estadounidense ha iniciado una investigación para determinar bajo qué criterios este laboratorio fijó un precio tan elevado.

Como estas, muchas maniobras dejan al descubierto las políticas corporativas de la industria farmacéutica, y puso en centro del debate el manejo de las patentes y los valores de los tratamientos. Algunos datos parecen corroborar este enorme negocio. Según algunos datos disponibles, “la inversión media de todo el proceso de investigación y desarrollo (I+D) que supone lanzar un nuevo medicamento asciende a 1.172 millones de euros”. Desde que existe la idea, se desarrolla y pasa por los diferentes procesos de investigación hasta que llega al mercado, la compañía debe desembolsar una importante cantidad de dinero. Es más, algunos estudios aseguran que el desarrollo de un fármaco requiere de siete millones de horas de trabajo y de entre 12 y 13 años (Economía Digital, 20/01/15). Por estos números, el proceso de desarrollo de un medicamento “es largo y costoso”, y sólo “tres de cada diez fármacos comercializados generan ingresos que superan los costos de I+D”.

Pero otras voces alertan sobre otra cara del negocio farmacéutico. En un reciente informe, la ONG Médicos sin Fronteras denuncia que los márgenes de ganancia de los laboratorios es abrumador. Como ejemplo de esto, el trabajo de la entidad asegura que “Glaxo invirtió entre 130 y 400 millones de euros en investigación y desarrollo para lograr su vacuna contra el rotavirus, alcanzando unas ventas de 2.600 millones de euros entre 2010 y 2013”. La otra vacuna disponible contra el virus, comercializada por la estadounidense Merck, requirió una inversión similar a la de Glaxo y generó “un volumen de ventas de 3.700 millones de euros, según el informe” (MIRADA PROFESIONAL, 20/01/15).

Qué sucede en la Argentina

El caso de España y la hepatitis C es para muchos especialistas la batalla de precios más increíble de la historia, y los laboratorios lo saben. Por eso se enfrentan a superpotencias como Estados Unidos, y dejan de manifiesto que las miles de posibles muertes no lo mueven de su postura y su política. Cabe recordar que la patente de un medicamento da derecho a la farmacéutica que lo ha obtenido a comercializarlo en exclusiva durante 20 años. Solo una vez vencida esta licencia, puede ser replicado como genérico. Pero los acuerdos sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC en sus siglas en castellano, TRIPS en inglés) de la Organización Mundial del Comercio de 1995, contemplan la posibilidad de saltarse ese derecho exclusivo, a través de la figura de la licencia obligatoria que puede imponer un determinado Estado si considera que es necesario para proteger la salud pública.

Existen precedentes de países que han amenazado con recurrir a esta opción, y no necesariamente en Estados en desarrollo. Estados Unidos lo hizo con Bayer para fabricar ciprofloxacina (Cipro) en número suficiente a precio reducido, cuando en 2001 se extendió el temor de un ataque masivo con ántrax tras el envío de cartas con esporas de carbunco enviadas a funcionarios. La respuesta de Bayer fue bajar sustancialmente el precio del medicamento. Canadá no solo se sumó a la amenaza, sino que el titular de Sanidad llegó a encargar a un laboratorio (Apotex) la fabricación de genéricos de ciprofloxacina.

Tailandia (2006) o Brasil (2007) han concedido licencias obligatorias para antirretrovirales contra el virus del sida. E Indonesia, India, Vietnam y Corea del Sur (entre 2003 y 2006) han conseguido que Roche llegara a acuerdos con fabricantes locales para asegurar el abastecimiento de tamiflú (un medicamento antiviral frente a la gripe asiática) con la amenaza de hacer uso de esta estrategia.

En la Argentina, el tema de la hepatitis C llegó de costado, pero impacta en momentos que el país discute la política de medicamentos del gobierno nacional. Como marcan fuentes del sector a MIRADA PROFESIONAL, en el mercado local “se aceptan precios exorbitantes para las multinacionales extranjeras, en especial en oncológicas, mientras que a los laboratorios que fabrican medicamentos populares se los ahogan con falta de precios”. Esto tiene un correlato en toda la cadena de comercialización, desde droguerías y farmacias, que quedan presas de esta situación.

El escándalo español abre la puerta a una discusión vital para el futuro de los sistemas sanitarios del planeta. Si no se logra un verdadero sistema que tenga al medicamento como un bien social, que sea accesible a toda la sociedad, el futuro es incierto. Cuando comenzó la batalla en India por las patentes de los genéricos, gran parte del mundo miró para otro lado. Ahora la pelea llegó al “primer mundo” como España. El debate debe involucrar a todos los sectores, para evitar muertes innecesarias.

Fuente: http://miradaprofesional.com/ampliarpagina.php?db=logueos_miradaprofesional&id=1037&pag=Editorial&npag=1&noticias=n1&comentarios=c1&destacada=1&foto=1&;#.VMGjBTVVL0o