Opinión

Médicos corruptos

Ricardo Gómez Moreno.

Afuera de un restaurante de comida típica, un afamado dentista zacatecano conversa por teléfono con algún colega, según lo que se deduce de su plática, casualmente escuchada:

“… A propósito, ya sabes que en la farmacia las ventas han bajado 30%, ¿verdad?… Sí, es cierto, pero tenemos que hacer algo para compensar esa caída de clientela.

“En la reunión de socios pasada, a la que no fuiste, acordamos que todos deberíamos dar más recetas. Yo ya lo hago y mi esposa también. No podemos dejar que el negocio se nos caiga; ya ves que nos acaban de subir la renta; entonces tenemos que recetar más medicinas, y de preferencia las caras…”.

La conversación no fue tan corta, pero esencialmente eso es lo que el reconocido dentista recomendaba a su colega.

Por lo escuchado, se trata de profesionales de la medicina y socios de alguna farmacia.

Poco faltó para que quien escribe pensara que médicos así serían capaces hasta de enfermar a sus pacientes con tal de hacerlos consumir más medicinas, especialmente si deben comprarlas en la propia farmacia.

Esto obliga a reflexionar sobre la mercantilización exagerada de la medicina. Es común que personas cercanas sepan de un galeno que recomendó hacer cirugía de inmediato, antes de que un supuesto mal avanzara.

Otro médico aseguró al atribulado paciente que era totalmente innecesaria cualquiera intervención quirúrgica. Bastó con algún medicamento y buenos consejos para que sanara.

Muchas personas enfermas se han topado con especialistas que con todo desparpajo afirman que en servicios públicos como el IMSS, ISSSTE o la Secretaría de Salud nunca habrá buena atención, por lo que será mejor ir a un consultorio particular, donde sí se atenderán con esmero y prontitud.

Sin embargo, existen médicos excepcionales, realmente más preocupados por la salud de sus pacientes que por el beneficio económico.

También los hay que, en vez de recetar más y más medicamentos, recomiendan remedios naturales o incluso algunos hasta regalan muestras para reducirle gastos al enfermo.

Éstos son los imprescindibles, los que ejercen con auténtica vocación de servicio a la humanidad.

Los médicos, como cualquier profesional, no tienen por qué regalar su trabajo, pero de ellos se espera que impongan precios justos y no que abusen en su provecho del dolor humano.

La pérdida de valores, lamentablemente, está muy extendida en todas las áreas de la sociedad mexicana, y no atañe exclusivamente a los galenos.

Mas no aceptemos que en México todos somos corruptos, porque esa es una patraña inventada por quienes sí lo son. Así se sienten menos culpables.

Somos mucha más la gente buena que la de mal vivir.

ricgomm@hotmail.com

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