Opinión

Médicos y científicos, díganos la verdad

Libardo García Gallego

Por lo regular cuando uno está joven o comenzando la adultez las preocupaciones por el estado de la salud no son mayúsculas. Pero cuando empieza el descenso vital, las dolencias lumbares, artrósicas, artríticas, cardiovasculares, renales, hepáticas, y de toda índole, se atiborran y comenzamos a llenar cajitas de múltiples compartimentos para guardar grajeas y càpsulas dizque para prolongarnos la vida o para que ésta sea menos dolorosa.

Los médicos no se ponen de acuerdo sobre el diagnóstico y el pronóstico de las enfermedades, y también influenciados por la filosofía corrupta contemporánea, antes de recordar su juramento hipocrático o ese “embeleco” de la Ëtica, viven más preocupados por sus ingresos económicos, ante todo en la actualidad cuando existe tanta competencia profesional y las Instituciones de la salud, más que prestadoras de servicios, son empresas con ánimo de lucro.

Muy distintas y contradictorias ideas se han popularizado y nosotros, la gente del común, ignoramos cuáles son ciertas y cuáles no. Que la clave de la salud radica en la alimentación, que si no gozamos de un buen metabolismo estamos perdidos, que no se preocupe por su tiroides, que el colesterol malo tiene que estar bien bajito aunque otros dicen que eso es mentira, que el problema no es el colesterol sino la resistencia de las paredes de los vasos sanguíneos. En fin, acerca de cada tema hay infinidad de opiniones en favor y en contra. La Medicina alopática vive en continua pelea con la Homeopática. Otros defienden la bondad y efectividad de las Medicinas Alternativas. Que los químicos son venenos, que sí producen efectos negativos pero si no los consumimos no nos aliviamos; los opositores aseguran que con el uso de medicamentos naturales el alivio es más rápido, seguro y económico. Que consiga este tratamiento para la diabetes y este otro para la hipertensión .y no vuelva a tomar metformina ni hipotensores que le acaban con los riñones. Que tal enfermedad no se cura, sólo es tratable; no, sí es curable. Y así en todos los casos. Predomina lo económico sobre la verdad, los medicamentos sobre las personas.

Y como en el Capitalismo el derecho que más se invoca es el de la libre competencia los seres humanos, ignaros en estos menesteres, somos víctimas del ejercicio de ese derecho. Se nos dice que las multinacionales farmacéuticas inventan primero los medicamentos y luego las enfermedades y que los naturistas no saben cómo calcular la cantidad de ramas que cada individuo requiere para su enfermedad específica.

Einstein nos enseñó que la verdad es relativa y como no todos los organismos animales son iguales, la vía lógica a seguir es la personalización o individualización de la Medicina, así como debe hacerse con la educación. Es decir, fórmulas magistrales para cada individuo, según su constitución física. Pero sin ir hasta allá por el momento, aunque en el futuro seguramente será así, los científicos y los médicos sí deberían informarnos con absoluta seriedad cuál es la verdad acerca de las medicinas que nos recetan y recetarnos siempre las mejores; que no sea porque el visitador médico las recomendó y el Laboratorio X nos regaló unas muestras o porque tengo un cultivo de jengibre, de aloe o de yacón y necesito vender ya la producción. Y que nunca se nos formule con base en limitaciones impuestas por el Ministerio de Salud.

Para los médicos es muy ventajoso que los pacientes ignoremos todo acerca de la salud y la efectividad o no de los medicamentos. Por ejemplo, ahí está el caso de los genéricos: que son iguales a los que no cubre el pos, que no lo son. Quién está diciendo la verdad?.

Algunos médicos, quizás debido a la rapidez con que deben atender a cada paciente, saludan a la persona, le toman la presión, la pesan, miran su historia en el ordenador y le formulan, ni siquiera le hablan. Quizás, presumiendo el analfabetismo del individuo, pensarán: Para qué le digo nada?, él no me va a entender y me va a quitar tiempo. Se preocupan más los veterinarios por las mascotas.

Armenia-Quindío, Junio 19 de 2015.

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