El mundo Farmacity: radiografía por dentro de la mayor amenaza para la farmacia argentina

Uno de los temas centrales de la agenda farmacéutica que viene es sin dudas la defensa del modelo sanitarista que rige en gran parte del país, en especial la provincia de Buenos Aires. La farmacia como parte del sistema sanitario es un concepto vital para quienes entendemos nuestro trabajo como parte del sistema de salud. La gran amenaza a este modelo es el avance de Farmacity, la cadenera que intenta imponer su estilo “drugstore”, con el modelo anglosajón y americano como espejo. Muchas veces en este espacio denunciamos cómo el poder de lobby de la firma logra eludir leyes, desconocer resoluciones y burlarse de la legalidad. Esta estrategia, que quedó en evidencia en el caso de Capital Federal y la resolución 1632 (ver editorial del 29 de junio de este año), se basa en dos pilares: el poder económico y un complejo plan judicial. Estas son las columnas con las que la cadena sostiene su negocio, y desde las cuales promete seguir avanzando. MIRADA PROFESIONAL accedió a información que permite desnudar por dentro el imperio, y conocer más al mayor enemigo de la farmacia argentina.
Las dos caras de Farmacity en realidad son una, que forman un emporio poderoso que no sabe de leyes ni regulaciones. El esquema es bastante sencillo visto de afuera: sus más de 250 locales le dan ganancias extraordinarias, parte de las cuales las usan para fomentar su beneficio, a través de recursos esencialmente judiciales que les permita sortear los obstáculos legales. En otras palabras, mucho dinero para gastar en los tribunales. Para tener una idea de este “poder de fuego”, sólo hay que ver el costado económico de la firma, que forma parte del poderoso grupo Pegasus. Según confirmaron confiables del sector farmacéutico, las ventas anuales de Farmacity en 2014 ascendieron a 6.492 millones de pesos, con ganancias netas de 147 millones de pesos.
Estos números impactan, pero guardan una trampa. Farmacity tiene un patrimonio neto de 264 millones de pesos. Además. Cuenta con muchos activos en la categoría “bienes de uso”, básicamente instalaciones en inmuebles de terceros. Esta categoría asciende a 296 millones de pesos, si lo sumamos al patrimonio neto, el mismo se transforma en negativo. Es decir, la gran cadena de farmacias argentinas se mueven sin patrimonio, con dinero de terceros (bancos y proveedores), una situación que ya se vio en otras firmas multinacionales en el país. El caso paradigmático es el de la cadena de videos Blockbuster, que en 2010 abandonó el país.
La radiografía del negocio de Farmacity muestra cómo piensa el modelo de farmacias. Los números son claros: la cadena es un “supermercado temático”, con baja atención farmacéutica. Como muestra de esto, podemos mencionar que del total de su stock (siempre hablando de 2014) sólo el 30 por ciento (252 millones de pesos) son medicamentos. El resto, algo así como 566 millones de pesos están diversificados en rubros no farmacéuticos, incluyendo muchos productos no permitidos por las diversas leyes y resoluciones. Un reciente informe de la consultora internacional Kantar WorldPanel ratifica esta tendencia. Según el trabajo, en Farmacity “el segmento de alimentos es uno de los que gana más presencia en el último año junto a cuidado del hogar , que es el que más clientes suma”. “Dentro de los alimentos, snacks y galletitas son los que más incrementan su volumen de compra, entre las bebidas son las aguas saborizadas y, en cuidado personal, se destacan tintura y coloración, cremas, desodorantes y jabón de tocador”, remarca la firma (ver “El rey de las farmacias”, revista Mercado, 8 de julio de 2015).
Artilugios legales.
Como muestran los datos, el imperio de la cadena Farmacity se apoya en productos que varias leyes y resoluciones dicen no deben estar en farmacias. Para lograr este grado de impunidad, se necesita de una aceitada estrategia judicial, que le permita mantenerse fuera de la ley, la otra columna donde apoya su expansión. La misma tiene un nombre: “forum shopping”. Esta modalidad consiste en realizar un sinfín de acciones judiciales en todo el país, en busca de un juzgado “amigable” que le dé lugar a sus reclamos. Las presentaciones en la justicia buscan frenar desde una ley (como la que no le permite vender en góndolas los propios medicamentos), hasta una resolución o la prohibición de instalación. Todo lo que le pone límite a su ambición, es objetado, hasta que llega el fallo salvador. En el sector judicial, aseguran que esta estrategia es “moralmente cuestionable”, y si bien admiten que en un principio fue efectiva, con el paso del tiempo se fue cayendo, sobre todo cuando los fallos favorecieron las leyes y medidas sanitarias.
Dos ejemplos muestran cómo la estrategia de “fórum shopping” funcionó en su momento. Primero, cuando se sancionó la ley 26.567, de venta de medicamentos exclusivamente en farmacias, se estableció que los productos no podían ser ofrecidos en góndolas, sino que debían ser dispensados por un farmacéutico. Sin embargo, en Farmacity desde el 2009 y hasta el 2012 se incumplió esto, bajo el amparo de cuatro medidas cautelares obtenidas. Hasta que la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal revocó dichas medidas y rechazó el recurso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Por esto, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia multó a la empresa en 780 mil pesos por incumplir la ley durante cuatro años, abusando de medidas cautelares que finalmente cayeron.
Además, la estrategia judicial busca darle la gran victoria que persigue la firma: el ingreso a la provincia de Buenos Aires. Como se sabe, la ley 10.606 prohíbe las sociedades anónimas como titulares de establecimientos farmacéuticos, por lo cual Farmacity planteo la inconstitucionalidad de la norma. Tanto el Ministerio de Salud provincial como los tribunales de La Plata en lo Contencioso y Administrativo de primera y segunda instancia rechazaron tal petición. Como no puede ingresar a territorio bonaerense, se confirmó con intentar dejar sin efecto en Capital Federal las resoluciones 1632/13 y 1140/14 que regulan que productos pueden venderse en una farmacia, para sostener ese 70 por ciento de productos que forman su pilar económico, y que no son productos farmacéuticos. Los reclamos no prosperaron, y como ya hemos dicho, el Ministerio de Salud nacional está en condiciones de clausurar los locales de la firma que no cumplan con la prohibición de vender alimentos y bebidas.
Consecuencias nefastas.
Pese a que las resoluciones judiciales están goleando a Farmacity, su poderío sigue intacto, y no se rendirá hasta lograr ingresar a la provincia de Buenos Airees. Es nuestra responsabilidad evitarlo, sosteniendo una ley ejemplar. Para entender qué pasa cuando llega la cadenera, unos datos interesantes. Según pudo saber MIRADA PROFESIONAL, entre 2001 y 2011, en la Ciudad de Buenos Aires se cerraron 558 farmacias independientes. Casi 60 mostradores por año debieron cerrar sus puestas por la competencia desleal de este gigante, que se expande de manera acelerada, y hoy tiene hoy su mayor presencia en la Capital Federal, Mendoza y la zona del litoral, superando ampliamente los 250 locales en 24 juridicciones y con intención de expandirse hasta en el rubro de producción de genéricos, ya que cuenta con registros propios de moléculas en su haber. Farmacity encuentra pequeños laboratorios que fabrican sus propios medicamentos con marca de la cadenera. Es notable su poder de oferta. La cadenera tiene un sitio web (http://secure.e-farmacity.com/preguntas-frecuentes) donde puede “sugerir” a los pacientes comprar por internet, incluida la provincia de Buenos Aires donde legalmente no puede vender y por una modalidad de venta web prohibida en la Argentina.
Por dentro, Farmacity es un gigante de pies de barro. No sólo por las grietas que abre su situación legal financiera –incluyendo un complejo entramado de accionistas –sino por los frenos que llegaron finalmente desde la justicia. Pero a fin de año habrá cambios de autoridades, en Nación, en la Provincia y en la Ciudad de Buenos Aires, y los lazos con algunos candidatos pueden ser un factor central para la empresa. Nadie desconoce los lazos entre la conducción empresarial de Farmacity y el gobierno porteño, en especial con los principales dirigentes políticos. Eso lo mantiene tan activo en la Ciudad y sobre todo, la legitimización de las Sociedad Anónimas para la propiedad de las farmacias. Pero la falta de voluntad del Ministerio de Salud nacional abre dudas sobre qué actitud tomará este oficialismo respecto al tema. Será fundamental incluir esta preocupación en la agenda sanitaria de los futuros gobernantes. Para evitar que quienes se suponen son aliados de las farmacias sanitarias, las terminen traicionando, abriendo la puerta a la cadena que la justicia y las leyes hoy mantienen cerradas. Hay que evitar los “caballos de Troya” de la cadenera. Para no terminar como aquellos árboles del proverbio turco, que vieron llegar al hacha y pensaron: “al menos el mango es uno de nosotros”.