OSCAR ARNAL | EL UNIVERSAL
Días atrás asistí a una reunión de médicos, donde escuché historias espeluznantes. Lo que me sorprendió más fue oír el testimonio de una doctora, quien sacó un frasco de uso veterinario que está tomando. Retraté que decía antiinflamatorio, antialérgico y corticoide y que traía la foto de un perro y un gato. Cada pastilla de prednisona, medicamento que evita además el rechazo de órganos trasplantados y cuesta 0,2 bolívares, en su versión para animales vale 90 veces más. La Asociación de Amigos Trasplantados reportó la escasez de 13 fármacos. El presidente de la Federación Médica explicó que muchos pacientes están “buscando antibióticos, esteroides y medicamentos tópicos en tiendas para animales”. Otra galena afirmó que le llegó una paciente embarazada con sífilis, y al no haber penicilina el bebé nacería con la enfermedad. Así sucedió un relato tras otro, prueba de que la falta de medicamentos, reactivos e insumos está generando una crisis que está resucitando pandemias y enfermedades endémicas. La Federación Farmacéutica asegura que el desabastecimiento de medicinas alcanzó el 70%. La Organización Panamericana de la Salud ha expresado su preocupación por los pacientes con diabetes, hipertensión y cáncer. Y sus cifras reportan 13.890 casos de fiebre africana o Chikungunya y otros 313 del llamado mal del hombre encorvado, junto a 35.456 de lechina.
El bachaqueo de medicamentos por la distorsión de precios y de divisas causa que los regulados se compren para exportarlos o para su reventa. Portales como mercado libre y olx.com los ofrecen a precios de dólar paralelo. Al drama hay que sumar la inseguridad en los hospitales y la fuga de cerebros de los que se van al no vislumbrar futuro. Gremios de la salud aseguran que durante los últimos años se han ido cerca de 15 mil médicos. Un ejemplo es Cristian Bastardo, quien relató que después de trabajar ocho años en un hospital público devengaba 6 mil bolívares.
La llamada “revolución” se quedó sin logros. Otras se jactaron de sus avances en salud y educación. Y al ser sociedades militarizadas la inseguridad quedó bajo control. El gobierno debería poner sus prioridades en estos problemas y estimular la participación de los particulares en la economía para incentivar la producción.
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