“Es un fármaco que dispensamos con frecuencia porque estamos cerca del campus universitario”, señala Pilar Martínez, farmacéutica en Santiago, quien reconoce notar repuntes “cuando hay un festivo o hay fiestas del paso de Ecuador”. Una situación totalmente opuesta a la que vive el ferrolano Antonio Torres. “Estamos en barrio de gente mayor y solo las vendemos cuando estoy de guardia. Eso sí, no hay guardia que no venda alguna”, indica este farmacéutico, quien lamenta que no se registre de algún modo esta venta. “No tes explicas que para un ibuprofeno 600 se necesite receta y para esto no”, explica Torres. Ambos explican que suelen alertar a las jóvenes de los riesgos del fármaco pese a que no suelen pedir información.