La ley, genéricos y ética
José M. Prado Abularach-Lector de Siglo XXI.-
En la década de 1960, un farmacéutico diseño un producto para calmar el dolor y la gripe, con mucho éxito, pero una empresa transnacional alemana le compró la patente y la fórmula, que hizo desaparecer un genérico de bajo costo y se convirtió en un producto caro.
En la década de 1970, trabajé en un reconocido laboratorio, y sucedió muchas veces que cuando en las bodegas de la planta faltaba materia prima y no se la podían despachar de la casa matriz o sus filiales, la compraban a otras empresas farmacéuticas locales, a distribuidoras de materia prima locales o importaban de cualquier empresa que la vendiera, prácticamente el producto se convertía en un genérico.
Los antivirales para el sida, originalmente vendían el tratamiento mensual en $2 mil, el genérico de Brasil e India, lo bajó a $100.
Hará unos 20 años, en el Hospital Roosevelt, los médicos descubrieron que un antibiótico no curaba y era porque el proveedor salvadoreño, en lugar de 500 mg, puso solo 250 mg.
Considero que lo que necesitamos en Guatemala, es invertir más en equipo y personal en el Laboratorio Nacional de Medicamentos, para que analice los contenidos de las materias primas que dice el fabricante que contiene su medicamento, para que sean iguales a su formulación; se tendrán algunos que son los menos que requieren materias primas especializadas, las cuales los expertos en farmacología lo saben y podrán tomar decisiones responsables.
Si el Ministerio de Salud Pública y el IGSS compraran medicamentos genéricos, el presupuesto actual les alcanzaría para satisfacer las necesidades de la población.
Señores de la C.C., no todo lo que es legal es ético, y su decisión que castiga a los productos genéricos es inmoral.
José M. Prado Abularach, DPI 2332 76718 0101