“Cuidado con quién tomas Ayahuasca. El verdadero chamán no dice que es chamán.”
Leopardo Kaxinawa.
Precisamente, este conjunto de ideas, creencias, conocimientos teóricos y prácticos referentes a la salud, propio de cada pueblo y en perfecta sintonía con su cosmovisión, es lo que se conoce como medicina tradicional. En efecto, los conceptos de medicina y de salud, no son objetivos, ni absolutos, son ante todo construcciones sociales y difieren de un lugar a otro del planeta.A pesar de la riqueza y variedad en sus concepciones y prácticas, las medicinas tradicionales, comparten una visión integral del ser humano que se proyecta en todas las esferas de la existencia, incluidas la prevención de la enfermedad y su tratamiento.Esta visión holística de la salud integra todas las dimensiones del hombre en relación a su comunidad y a la tierra. En los sistemas médicos de las culturas más antiguas la salud consiste en la armonía entre las energías del ser humano y de la naturaleza. Y a la inversa, la enfermedad es una ruptura del equilibrio entre las fuerzas naturales y las fuerzas espirituales. En las medicinas tradicionales, el proceso de curación pasa por la restauración de ese flujo sano de fuerza y energía entre uno mismo y el mundo. No se puede separar lo físico de lo espiritual cuando se busca restaurar el cordón umbilical que nos une al cosmos y renovar el palpitar de un bienestar primigenio. Y esa es sin duda la gran diferencia de las medicinas tradicionales con la medicina convencional. La ciencia médica a través de su paradigma de la causa-efecto concibe al hombre como un ser fragmentado en especialidades médicas, sin abarcar su dimensión total, y menos aún, la espiritual.
Con todo, solo dentro del concepto más amplio de medicina tradicional puede comprenderse que las culturas de la selva amazónica se refieran a la Ayahuasca como Medicina, y la llamen cariñosamente “doctorsita”. Así, para estas sociedades, como para muchas otras, incluida la occidental en un pasado relativamente reciente, las propiedades medicinales de las plantas hacen de su consumo una parte esencial de los tratamientos curativos y preventivos de salud.
La liana de la Ayahuasca |
Preparación de la Ayahuasca |
Ante el desconocimiento y las dudas que suscitan el uso de las medicinas tradicionales, ¿Porque está la Ayahuasca en boca de todos? La Ayahuasca está viajando. Sin embargo, la exportación de la ceremonia no siempre es realizada por guardianes de su tradición sino por muchos que quieren lucrarse ofreciendo rituales que, desafortunadamente, no respetan el espíritu de esta medicina. Incluso en los países donde la planta es originaria estamos asistiendo a un fenómeno de comercialización sin escrúpulos de la experiencia.La propia palabra Ayahuasca infunde un respeto en todo aquel que siente curiosidad por acercarse a ella. Ya sean aquellos que quieren probar los efectos de su principio activo, como quienes se aproximan con una intención espiritual. La aprensión es común en ambos casos. Opinamos, sin embargo, que al tratarse de una planta-medicina, todo propósito que se aleje de la sanación o del autoconocimiento, no está alineado con su espíritu y la experiencia carece de sentido. La Ayahuasca no es una droga, es una medicina tradicional.
El interés por la planta refleja un creciente deseo de búsqueda espiritual y de trascendencia en nuestra sociedad. Hay una curiosidad latente por experimentar nuevas formas de transformación y sanación personal. Occidente perdió hace tiempo el legado de su medicina tradicional. Por esa razón, recurrimos al conocimiento y prácticas de otras culturas en las que esa tradición se mantiene viva, en búsqueda de nuevos recursos con los que restaurar nuestro equilibrio.
La Ayahuasca actúa en todos los niveles de nuestro ser y organismo, y lo hace para siempre. Las visiones o las distintas realidades que emergen a nuestro alrededor durante la toma son solo una manifestación de su espíritu, pero no representan la totalidad del proceso terapéutico. Su trabajo comienza desde el momento en que la oímos mencionar y por alguna misteriosa razón resuena en nosotros. Puede generar una atracción, inquietud o un rechazo, pero sea como sea, el trabajo personal al que nos invita empieza en ese instante. Del mismo modo, su efecto perdura más allá de la propia toma y nos acompaña a lo largo de todo nuestro camino.
La primera gran reflexión que acompaña el trabajo con la Ayahuasca, es ¿Estoy preparado para cambiar mi forma de comprenderme y comprender el mundo? No es tanto el miedo a la experiencia, sino la incertidumbre acerca de lo que quedará de nosotros después. ¿Seré capaz de ser el mismo?, ¿Podré vestirme, querer, soñar, competir de la misma forma? La respuesta es no, la cuestión es, ¿Quiero? Es necesario encontrar el coraje para entregarse a lo Desconocido y exponerse sin condiciones ante un hito que marcará nuestra historia personal. En ese momento, adquirimos un compromiso esencial con nosotros mismos. Sí: la Ayahuasca es una puerta al cambio, una oportunidad de trasformación y eso desde luego, nos asusta a todos.
El chamán Leopardo Kaxinawa fotografiado por John Trautwein |