El arsénico como remedio #Inorgánicos
Desde la antigüedad se sabía que el arsénico en dosis muy bajas podía tener usos terapéuticos para algunos males, aunque también conocían su poder letal; los griegos curaban algunas enfermedades sanguíneas con trióxido de arsénico, el médico árabe del medioevo Abu Bekrer Razi lo usaba para casos de anemia y afecciones cutáneas y nerviosas; a principios del siglo XX derivados organometálicos del arsénico (arsfenamina y neoarsfenamina) son utilizados para curar la sífilis.
En los años 50, otro derivado del arsénico, el melarsoprol, es usado para curar la enfermedad del sueño, aún sabiendo que el tratamiento mataba casi el 10% de los pacientes, pero siendo también el único remedio conocido. Desde hace poco tiempo que se está usando en tratamientos contra el cáncer, pero investigaciones francesas recientes están descubriendo nuevas aplicaciones para enfermedades autoinmunes como el lupus.
Los investigadores franceses (Mounira Chelbi-Alix y Pierre Bobé) le administraron trioxido de arsénico (AS2O3) a ratas de laboratorio que por medio de modificaciones genéticas, nacieron con enfermedades autoinmunes muy parecidas a las humanas, cuya sintomatología es la inflamación de la mayoría de los tejidos y órganos del cuerpo. Uno de los investigadores trabajaba sobre el origen genético de las enfermedades autoinmunes, mientras que el otro, investigando la leucemia, se enteraba que investigaciones chinas habían logrado curar a un grupo de pacientes con un tipo raro de leucemia por medio del arsénico. Bastó que se juntaran para que durante 35 días inyectaran diariamente una dosis de 5 microgramos de trioxido de arsénico por gramo corporal para que las ratas moribundas, con hipertrofia de los ganglios, lesiones pulmonares, renales, cutáneas, se curaran casi milagrosamente: todas las lesiones habían desaparecido, los ganglios habían recuperado su normalidad; y mejor aún, los niveles sanguíneos de autoanticuerpos y citokinas inflamatorias habían regresado a la normalidad.
Y aunque las ratas tenían recaídas cuando el tratamiento cesaba, volvían a la normalidad cuando el tratamiento continuaba, a tal punto que el 100% de las ratas tratadas recuperaron la misma longevidad que las ratas normales. También se logró demostrar que el tratamiento con arsénico de ratas normales no tuvo efectos secundarios en ellas. El arsénico no tiene efectos inmunosupresores.
Las dosis de arsénico en humanos ya son conocidas puesto que se usa para el tratamiento contra el cáncer. Sólo faltaba descubrir qué mecanismo bioquímico se escondía en tal prodigio: “constatamos que el arsénico ataca específicamente los linfocitos T activados que se acumulan en las ratas MRL7lpr (ratas con enfermedad autoinmune inducida por modificación genética)), induciendo su apoptosis (suicidio celular)”. Es por tal éxito que los investigadores franceses están muy entusiasmados y creen en un tratamiento humano disponible más rápido que si fuera un sustancia nueva, puesto que ya se usa en algunas patologías tumorales y que el tratamiento de las enfermedades autoinmunes no han satisfecho las expectativas.
Más información sobre el arsénico en general aquí (Wikipedia).
Origen: Hipernova