Brexit: Futuro incierto para la industria biotecnológica británica
Si bien las grandes firmas farmacéuticas de Gran Bretaña no sufrieron con el resultado del referéndum, un marco regulatorio incierto y problemas con las futuras inversiones pueden traer incertidumbre.
Cluster Salud. Las grandes compañías farmacéuticas no han notado las consecuencias del referéndum que decidió la salida del Reino Unido de la Unión Europea, al contrario, han incluso notado un alza en sus acciones -GlaxoSmithKline, AstraZeneca, Shire, entre otras, las cuales además dependen del mercado norteamericano. Es más, este sector siempre ha sido un refugio para cuando el mercado está volátil considerando que es inmune a las condiciones macroeconómicas. La sociedad siempre necesita medicamentos.
Según una nota publicada por el periódico británico The Telegraph, la situación cambiaria favorable en la que se encuentra la libra generará más competencia, mayores ganancias a futuro e incluso más interés de inversores en otros lados del mundo, debido a lo atractivo de las acciones para quienes posean una buena cantidad de efectivo. No obstante, las firmas más pequeñas, dedicadas a la biotecnología, sí han sufrido el golpe que significó el Brexit para la economía mundial y para el mercado bursátil en particular.
Aunque la situación en el momento no es grave ni preocupante, la nota escrita por la periodista Julia Bradshaw, asegura que la salida de Reino Unido sí supone un desafío para el sector farmacéutico -ya sea desde la inversión a largo plazo como desde el aspecto regulatorio-, y más aún si Gran Bretaña, como país, quiere convertirse en una potencia en la biotecnología, como ya lo son ciudades de EE.UU. Boston y San Francisco.
Dios o el diablo están en los detalles. Por ejemplo, si el Reino Unido se mantiene dentro de los países que son regulados por la Agencia Europea de Medicamentos -EMA, por sus siglas en inglés-, evitaría la complicación que significaría para las compañías el tener que pasar por dos procesos regulatorios distintos: uno en Europa y otro en Gran Bretaña. No sólo por la confusión que esto podría significar, si no que también porque se participaría de un mercado más pequeño, ya que las firmas priorizarían un marco en el que tengan acceso a 500 millones en vez de 60 millones, según comentó al diario inglés, Mike Thompson, director ejecutivo de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica.
Cabe destacar que, con el Brexit, la EMA deberá relocalizarse en otro país de Europa -ya asoman candidatos como Suecia, Dinamarca e Italia- tras estar en Londres desde 1995 y emplear a cerca de 600 personas.
“La pregunta ahora es cómo podemos trabajar juntos para encontrar una manera creativa en la que podemos participar en la Agencia Europea de Medicamentos y entregar los beneficios a los pacientes británicos”, planteó Thompson.
Por suerte para los británicos, la EMA delega su trabajo regulatorio en los organismos nacionales, como es el caso de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios, responsable en el Reino Unido. La cual, según Thompson “se mantiene en la más alta estima” y la cual, desde Europa, buscará ser retenida para que siga siendo parte del del proceso de regulación. Para cuando esa instancia se dé y sea necesario negociar al respecto, Thompson comentó que “la industria farmacéutica está dispuesta a participar para que esto se produzca, de manera que tengamos una solución”.