Opinión

Samán: medicamentos para la soberanía

jose-gregorio-linares-2webPor: José Gregorio Linares

Los carteles farmacéuticos nacionales e internacionales se oponen abiertamente a que produzcamos las medicinas que necesitamos a partir de los recursos de que disponemos. Ejercen el monopolio de la producción, importación y mercadeo de medicamentos. Los mueve una “sed insaciable de riqueza” como diría Simón Rodríguez. Su negocio consiste en comprar en el exterior la mayor parte de las medicinas que consumimos: así obtiene los dólares que el gobierno dispensa y ganan más sin producir casi nada. Según fuentes oficiales esta situación es relativamente nueva; se potenció con el desarrollo de las políticas neoliberales de finales de la Cuarta República: “a partir de 1989-1990 empezamos a importar medicamentos cuando antes se ensamblaban aquí el 90% o 95% y se importaba solo el 5%”.

El farmacéutico Eduardo Samán recomienda enfrentar esta situación mediante el impulso de una política de Estado dirigida a la producción nacional de nuestros medicamentos, los cuales deben ser preparados con compuestos de origen mineral y vegetal: abundan en Venezuela, son de bajo costo y de fácil elaboración. De este modo, activaríamos la producción nacional con nuestros propios recursos y sin recurrir a la tenencia de dólares, tal y como se hacía en el pasado reciente.

Las condiciones están dadas para que impulsemos este programa nacional de soberanía y enfrentemos a los laboratorios antinacionales que practican terrorismo farmacéutico: encarecen injustificadamente sus mercancías, crean artificialmente desabastecimiento, no se preocupan por los nocivos efectos secundarios que muchos de sus fármacos ocasionan, no cumplen con las normas de calidad exigidas, ejercen un marketing engañoso, chantajean con la exigencia de que se les entregue los dólares, y crean las condiciones para la “crisis humanitaria” que sirva de preámbulo a la intervención extranjera, etc.

Son muchas las amenazas, pero mayores aun son nuestras fortalezas como país. “Podríamos sembrar las plantas medicinales que necesitamos y montar una empresa de extracción de componentes curativos de origen vegetal”, propone Samán. También recomienda que “alrededor del Arco Minero del Orinoco se construyan fábricas de medicamentos con compuestos inorgánicos, debido a que con la exploración en el lugar se obtendrán diversos minerales que deben aprovecharse para beneficio de todos los venezolanos”.

Ha llegado el momento de enfrentar los carteles farmacológicos, los cuales no se proponen curar a la gente sino mantenerla enferma: comprando y consumiendo por siempre los medicamentos que importan. Es la oportunidad de hacer uso de nuestros propios recursos para producir las medicinas que necesitamos. Es la oportunidad de poner a funcionar fábricas de medicamentos a gran escala y de crear nuestras propias redes de distribución. Es la coyuntura ideal para emprender campañas comunicacionales que propicien la revalorización de los fármacos endógenos. Solo así podremos combatir la guerra farmacéutica y atender eficazmente las necesidades de salud de la población. Unámonos todos a esta campaña por la independencia y la soberanía. Recordemos que un solo palo, aunque sea de samán, no hace montaña.

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