Si Copaxone es el medicamento insignia de Teva, ésta es la empresa insignia de Israel porque está ubicada entre las diez farmacéuticas más grandes del mundo y la mayor entre las productoras de medicamentos genéricos luego de la adquisición de otro gigante, Ivax, en 2006.
Sus ingresos se basan en dos estrategias: la compra de empresas farmacéuticas competidoras en el mundo, y la droga Copaxone, un desarrollo del Instituto Weizmann, en Rejóvot -Israel- que combate la esclerosis múltiple y que se comercializa en más de 50 países.
Debido al fallo de Delaware a principios de mes, los competidores de Teva podrán competir ahora con versiones genéricas del Copaxone.
Para salvar su monopolio, Teva lanzó una nueva versión, con mejoras y una dosis mayor, y anotó cuatro patentes, pero sus competidoras lograron frenar la jugada en la corte norteamericana, donde Teva anunció que apelaría.
Los problemas actuales de la farmacéutica israelí se suman al revés sufrido en 2015, cuando adquirieron la farmacéutica mexicana Rimsa por u$s 2.300 millones.
Ahora se encuentran en juicio contra sus dueños anteriores a los que acusó de haber presentado reportes financieros falsos en el proceso de compra.