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Cuando el marketing aplasta a la ética farmacéutica

Un tribunal federal de Chicago, en los Estados Unidos, ordenó a la farmacéutica AbbVie Inc. pagar USD 150 millones en daños punitivos a un hombre de Oregon después de encontrar a la compañía responsable de promoción fraudulenta sobre la seguridad de la terapia de reemplazo de testosterona AndroGel, según los registros judiciales.

El caso es el de un hombre de 42 años que sufrió un ataque al corazón cuatro años despúes de comenzar utilizar AndroGel, testosterona recetada para aumentar la potencia sexual de los hombres y retrasar el envejecimiento.

El jurado no culpó a la farmacéutica por negligencia, sino por ejercer un “marketing agresivo”; una promoción fraudulenta de su producto estrella.

La condena apunta a la falsificación de la realidad científica y médica del producto; incentivando el uso por fuera de las indicaciones legales aprobadas para este tratamiento.

El veredicto es el primero en respuesta a más de 6.000 demandas pendientes que se han consolidado en los tribunales de Chicago en relación al AndroGel.

AbbVie fue acusada de implementar una “campaña del marketing del miedo” instando a los hombres a que se hicieran pruebas o tests de comprobación de los niveles de testosterona.

La campaña comenzó en 2008 y atrajo a cientos de personas con “niveles bajos de testosterona” , los cuales fueron convencidos de que el prodcuto en cuestión aumentaba los niveles de energía y mejora el día a día, no sólo la actividad sexual.

Como resultado de la campaña, AndroGel pasó a ser el fármaco estrella de AbbVie, generando un amplio nivel de ventas. De acuerdo a cifras de la FDA, en EE.UU 2,3 millones de personas recibieron una receta por testosterona en 2013, un incremento del 77% en relación al año 2010.

En perspectiva, la condena parece insignificante en relación a las ganancias obtenidas. Pero, al menos, resulta una manera de marcar el terreno en relación a una práctica que se volvió muy popular en los Estados Unidos: convertir en “enfermedad” las disfunciones sexuales tanto femeninas como masculinas.

 

Origen: Cuando el marketing aplasta a la ética farmacéutica

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