Hepatitis y patentes de medicamentos
Un grupo de infecciones por virus, que siguen el alfabeto, con varias formas de transmisión, agua, sexo, agujas, etcétera.
El reciente día de la hepatitis ha generado un gran número de notas y advertencias sobre este grupo de enfermedades, que se designan con las primeras letras del alfabeto, desde la A hasta la D, (por ahora) siendo la C la estrella del momento.
Contagiada generalmente por material médico y odontológico mal esterilizado, esta infección afecta al menos a unos 400.000 argentinos, de los cuales solo un pequeño porcentaje sabe que la tiene, razón por la cual se insta a la población a hacerse el análisis que puede detectarla, ya que puede estar presente por muchas décadas sin producir síntomas, en tanto que va destruyendo progresivamente el hígado, llevando a la cirrosis y el cáncer en un porcentaje de los casos.
Sin vacuna, ni tratamiento efectivo, su manejo fue revolucionado un par de años atrás por una farmacéutica internacional, que inventó un medicamento que cura la infección en más del 90 % de los casos, y fue rápidamente incorporada al listado de medicamentos esenciales de la OMS.
La empresa fijó el precio del producto en 84.000 dólares el frasco de 24 pastillas, cantidad necesaria para el tratamiento, aduciendo la necesidad de amortizar el costo de investigación, y comenzó a pelear por el reconocimiento de sus derechos de patente para evitar que otras empresas, sin gastar un centavo en investigación, la copiaran y vendieran más barata.
Los derechos de patente por medicamentos no fueron históricamente reconocidos por Argentina, lo que permitió el desarrollo de una industria nacional bastante próspera, pero esta situación cambió en los 90, cuando la política de relaciones carnales con Estados Unidos llevó a adherir a los convenios internacionales de patentes y dejar de andar pirateando.
Si un país no respeta derechos de patente se verá expuesto a juicios ante la Organización Mundial de Comercio, o cosas peores como le habría pasado al presidente Illia en 1966 al ser derrocado por un golpe financiado por las farmacéuticas, hecho que el mismo Dr. Ilia sugirió que era posible durante una conferencia pronunciada en el Colegio Médico de Resistencia en 1981.
Como se suele decir es preferible un mal arreglo a un buen juicio, y las farmacéuticas internacionales saben esto, porque los juicios son largos, y en tanto se hacen pueden aparecer otros medicamentos desarrollados por la competencia, que harían pírrica una victoria legal, así que decidieron permitir que se fabricara el medicamento para hepatitis C en países muy pobres, en tanto no lo exportaran a los países ricos, lo cual tiene un antecedente en el caso de los medicamentos para HIV/SIDA.
En el caso argentino, país de clase media, el precio fijado fue de 5.000 dólares aunque en Octubre 2015 se autorizó también un genérico con un precio 5 veces inferior, lo cual motivó la protesta por no respetarse derecho de patente, y la primera compra, para los mil casos más graves, hecha de apuro por el nuevo gobierno fue de ambos medicamentos que se repartieron al azar entre los pacientes, para evitar sospechas de que el medicamento de marca que podría ser de mejor calidad se repartía a los “acomodados”.
Como el juicio por derechos de patente sigue, y el gobierno, receloso de espantar inversores tampoco quiere dar pasto a los críticos que dicen que se entrega el país, se dilatan nuevas compras, provocando iras de afectados, en tanto que otros viajan a la India o Egipto para comprarlo, de marca, pero barato.
Funcionarios del anterior gobierno nacional dicen que el genérico nacional, que ellos autorizaron antes de dejar sus cargos, funciona tan bien como el de marca, según estudio comparativo hecho sobre 140 casos en el Hospital Italiano de Buenos Aires, aunque este estudio no parece estar publicado, y podrían ser solo comentarios electoralistas.
Se dice también que la empresa estaría financiando, aquí, y en otros países, a grupos de infectados, que requieren medicamento libre para todos los infectados, pues hasta ahora todos los gobiernos han establecido restricciones para darla solo a los más afectados, porque ni aún los más ricos podrían pagarlo para todos y todas.
Las jugadas de las farmacéuticas multinacionales para aumentar las ganancias de sus accionistas incluyen maniobras de todo tipo, y según aseguró la diputada Carrio por TV hace un par de noches, el Dr. Ilia habría comentado en charlas familiares que sus mismos partidarios lo presionaban para reducir controles sobre precios de medicamentos, ya que son empresas siempre prestas a financiar campañas electorales a quien lo solicite, sin discriminar a ningún partido.
Visto la importancia de las hepatitis que afectan a cientos de millones de personas en todo el mundo, la Organización Mundial de la salud ha propuesto erradicarlas en la próxima década, mediante medidas de prevención, vacunación y tratamiento, aunque aún faltaría saber quién pondrá la plata para este ambicioso objetivo, que incluye agua potable y cloacas, vacunas, mayores cuidados de esterilización, y tratamientos costosos.
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