Filantrocapitalismo:¿Cuáles son las implicaciones para la salud global y su gobernanza?
Mark Zuckerberg, Bill Gates, Carlos Slim, Warren Buffett, Jeff Bezos, Michael Bloomberg. Todos conocen estos nombres. Sin embargo, ¿alguien sabría decir qué tienen que ver con la salud global estos y otros mega billonarios? ¿De qué forma los hombres más ricos del mundo interfieren en las decisiones de salud pública tomadas en las instancias multilaterales más importantes? La respuesta para estas preguntas está en el filantrocapitalismo: la combinación – polémica y hasta peligrosa – entre sus intereses en filantropía y su rol de mega capitalistas en una sociedad altamente desigual y concentrada en generar riqueza y ganancias.
Un ejemplo de la combinación de intereses de salud pública con intereses comerciales se ve en muchas iniciativas encabezadas por la Fundación Bill & Melinda Gates (FBMG). Este último 08 de enero, en un discurso en la 36ª Conferencia Anual de Salud organizada por la gran corporación financiera J.P. Morgan, Bill Gates animó a los empresarios presentes a apoyar iniciativas de promoción de salud pública, “no solo porque es lo correcto, sino también porque puede ser lucrativo”1.
Y las ganancias de los grandes empresarios mundiales se están convirtiendo en cifras cada vez más elevadas. En enero de 2017, el Informe de la Oxfam denominado “Una economía para el 99%”2 recalcó que los 8 hombres más ricos del mundo poseen una riqueza equivalente a la de 3,6 mil millones de personas – la mitad de la población mundial. Estos 8 hombres son considerados mega filántropos, destinando millones de dólares de sus fortunas a la salud pública, investigación científica, educación y causas humanitarias.
El término filantrocapitalismo es acuñado en 2008 por Matthew Bishop, editor de la revista The Economist.
Según Bishop3, los filantrocapitalistas no son donantes tradicionales; son inversores sociales que direccionan recursos a las causas que eligen como prioritarias. El filantrocapitalismo tiene una doble vertiente: demuestra el potencial filantrópico del propio sistema capitalista y, al mismo tiempo, infiltra la filantropía en los principios y prácticas de empresas con fines de lucro4. Como fue mencionado por el presidente del Programa de Salud Global de la Fundación Bill & Melinda Gates, Trevor Mundel, en la 36ª Conferencia Anual de Salud de J.P. Morgan, “Hay una cierta razón comercial para involucrarse en la salud global”5.
FILANTROCAPITALISMO Y SALUD PÚBLICA
El filantrocapitalismo alcanza la salud pública a fines del siglo XIX, con la Fundación Rockefeller. Ella es la primera en promover acciones filantrópicas directamente en el área de la salud, tanto en el territorio estadounidense como en países de la región latinoamericana. A lo largo de su historia, la Fundación operacionalizó programas de salud pública en 93 países, y fue responsable por la fundación de más de 20 importantes escuelas de salud pública, como la USP, en Brasil, y la Escuela de Salud Pública de Toronto, en Canadá.
En la actualidad, el principal ejemplo de esta modalidad es la Fundación Bill & Melinda Gates (FBMG), quien define gran parte de la agenda internacional, no solo de salud global, sino también de desarrollo, educación, entre otros temas.
¿Cuáles son las implicaciones para la salud global y su gobernanza que derivan del filantrocapitalismo? ¿Los temas definidos como prioritarios por estas fundaciones realmente reflejan los mayores problemas del mundo y las necesidad de las poblaciones?
Presuntamente, el filantrocapitalismo permite que el capitalismo favorezca a todos, a los que compran los bienes producidos por el sistema, a los que tienen empleos también generados por el sistema, y a los que son objeto de las acciones filantrópicas generadas por dichas empresas. La lógica está basada en la creencia de que los abordajes de negocios pueden resolver problemas sociales de manera más eficiente que los abordajes gubernamentales o de la sociedad civil, creando así un sistema en el que las decisiones son tomadas por quienes tienen la riqueza – riqueza que se convierte en extrema debido a las inequidades inherentes al propio sistema capitalista, ya que gran parte de las ganancias acumuladas por estos mega billonarios vienen de exoneraciones fiscales, especulaciones financieras y precios monopolísticos, habiendo sido denunciadas hasta por explotación de trabajadores y destrucción de recursos naturales.
La filantropía muchas veces es subvencionada con recursos públicos, ya que una cantidad considerable de recursos destinados a ella, en realidad, deberían destinarse a los Estados por medio del pago de impuestos por las empresas que financian dichas acciones filantrópicas.
En otras palabras, el filantrocapitalismo es consagrado por sus practicantes como una forma de salvar el mundo, pero las personas que invierten estos recursos son las mismas responsables de la exacerbación de las desigualdades del sistema. La filantropía es utilizada para preservar el capitalismo como sistema y, al mismo tiempo, apaciguar sus contradicciones, legitimando la riqueza que genera desigualdad.
Anne-Emanuelle Birn, estudiosa reconocida en el campo de la salud global, destaca que una de las principales diferencias entre la Fundación Rockfeller y la Fundación Bill & Melinda Gates es que la primera apoyó la creación de una agencia pública de coordinación de la salud global – la Organización Mundial de la Salud, pero la segunda tiene enfoques privatizadores, que acaban alejando el mandato de la OMS de la promoción de la salud como un derecho humano fundamental.
El filantrocapitalismo hace que decisiones cruciales para la sociedad sean tomadas por la iniciativa privada, cuyo objetivo final no es garantizar el bienestar de la población, sino maximizar sus ganancias. Además, estas empresas privadas rinden cuentas sólo a sus propias juntas directivas, a diferencia de las entidades gubernamentales que tienen una responsabilidad social. Esto puede generar diversos conflictos de interés, como las relaciones estrechas entre la FBMG y la Big Pharma, o el hecho de que los dos últimos presidentes del programa de salud global y otros ejecutivos de alto nivel de la Fundación hayan trabajado antes – muchos en cargos directivos – en empresas farmacéuticas, como Novartis y GSK6.
Los filantrocapitalistas tienden a tener una visión más orientada hacia soluciones tecnológicas y rentables (a veces más simples de ejecutar) para problemas estructurales y complejos. Ya lo decía Bill Gates en su discurso en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) en el año 2005: “Algunos apuntan a la mejor salud el mundo
desarrollado y dicen que sólo podemos mejorar la salud cuando eliminemos la pobreza. Y eliminar la pobreza es un objetivo importante. Pero el mundo no tuvo que eliminar la pobreza para eliminar la viruela, y no necesitamos eliminar la pobreza antes de reducir la malaria. Necesitamos producir y entregar una vacuna, y la vacuna salvará vidas, mejorará la salud y reducirá la pobreza”7.
No se puede negar la importancia de las vacunas como instrumentos esenciales de la salud pública, pero esa visión centrada en la enfermedad ignora los determinantes sociales de la salud. Hay evidencia que las tasas de mortalidad y morbilidad tienden a disminuir con la mejora de las condiciones de vida de la población, como el acceso a la educación, alimentación, agua potable, vivienda, atención primaria de salud, saneamiento básico, empleo, entre otros, además de condiciones ambientales adecuadas.
En el ámbito de la OMS, una de las estrategias para lidiar con este problema es el Marco para Colaboración con Actores No-Estatales (FENSA, por sus siglas en inglés). Aprobado en la 69ª edición de la AMS (2016), el FENSA establece el fundamento, los principios, los beneficios y los riesgos inherentes a la colaboración con estos actores, y abarca todos los tipos de relaciones en todos los niveles de la OMS. El documento es un marco para los países, pues resalta la importancia de una regulación adecuada y transparente con estas instancias.
Este puede ser un buen instrumento para que los Estados refuercen su rol central en la definición de la agenda global y no permitan que las élites filantrópicas orienten las políticas públicas sobre la base de la acumulación de capital e ignorando la justicia social. Además, es imprescindible un trabajo colectivo de abogacía o advocacy para cobrar la responsabilidad social de esos actores. Como defiende Birn, “puede ser que todavía vivamos en un mundo dominado por las personas ricas, pero no tenemos que contentarnos con la agenda definida por ellas también8.” (nuestra traducción)
Referencias
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https://www.bloomberg.com/news/articles/2018–01-08/bill-gates-says-private-sector– can-profit-from-public-health
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Oxfam. Una economía para el 99%. Enero de 2017. Disponible en https://www.oxfam.org/ sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp-economy–for-99-percent–160117-es.pdf
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Bishop, Matthew. The birth of philanthrocapitalism. The Economist, febrero de 2006. Disponible en http://www.economist.com/node/5517656
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Bishop, Mathew; Green, Michael. http://philanthrocapitalism.net/
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https://www.bloomberg.com/news/articles/2018–01-08/bill-gates-says-private-sector– can-profit-from-public-health
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Birn, Anne Emanuelle. Philanthrocapitalism, past and present: The Rockefeller Foundation, the Gates Foundation, and the setting(s) of the international/global health agenda. Disponível em: http://www.hypothesisjournal.com/wp-content/uploads/2014/11/ HJ229%E2%80%94FIN_Nov1_2014.pdf
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Presentation by Mr Bill Gates, Co-founder of the Bill and Melinda Gates Foundation at the Fifty-eighth World Health Assembly, Monday, 16 May 2005. Dispovível em: http://apps.who.int/ gb/archive/pdf_files/WHA58/A58_DIV8-en.pdf
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Birn, Anne Emanuelle. Philanthrocapitalism, past and present: The Rockefeller Foundation, the Gates Foundation, and the setting(s) of the international/global health agenda. Disponível em: http://www.hypothesisjournal.com/wp-content/uploads/2014/11/ HJ229%E2%80%94FIN_Nov1_2014.pdf
Beatriz Nascimento / beatriznascimento@isags-unasur.org
Luana Bermudez / luanabermudez@eisags-unasur.org
Fuente: http://isags-unasur.org/uploads/eventos/ev[3814]ling[2]anx[952].pdf