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¿Menos sal es más salud? una teoría conspirativa

Las Salinas de Cumaragua
Las salinas de Las Cumaraguas en el estado Falcón- Venezuela/ Foto : cortesía del Ministerio de Turismo

 

Dayana Chediak

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) se encuentra promocionando la “Semana de Sensibilización de la Sal“, en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que inicia el 12 de marzo y culmina el 18 del mismo mes, con la finalidad que la población reduzca la ingesta de sal en su dieta diaria, sin embargo deberían informar que realmente nuestro enemigo es la sal refinada y no aquella que se obtiene mediante procesos mecánicos o manuales.

La sal natural contiene gran cantidad de los elementos de la tabla periódica, en las proporciones que realmente necesitamos, ésta ayuda al aumento de las defensas, mayor vitalidad, al buen funcionamiento de todos los órganos, a evitar la diabetes, el cáncer, la osteoporosis, además que contribuye a la digestión, debido a que nuestro organismo reconoce los alimentos obtenidos de forma natural y no aquellos que han sido sometidos a procesos químicos de refinamiento.

Foto: DANIEL RAMÍREZ
La salina de Pampatar en el estado Nueva Esparta- Venezuela. / Foto: Daniel Ramirez

Históricamente era sumamente fácil comprar sal obtenida de procesos naturales, además que en el antiguo imperio romano, utilizaban la sal como una de las formas de remunerar a los esclavos por su trabajo, debido a que era una de las maneras de conservar la carne utilizando el método de salazón, de ahí el término salario.

La sal que podemos obtener de manera natural, sin que haya sido sometida a procesos químicos ni a la alternación de su naturaleza, se encuentran en la evaporación del agua de mar que mediante el sol y el viento la cristalizan en forma de grano , y se recolecta por medio de un proceso mecánico , ésta se conoce como sal marina.

La sal gema o de roca son aquellas que han cristalizado en el interior de una montaña, que provienen de un depósito de manantiales salinos, también se encuentran la flor de sal, un producto de alto valor gastronómico, que se recolecta de forma manual con una pala especial en la superficie del agua, esta se forma en el  mar tras la caída del sol.

Este mineral que produce la naturaleza, que ayuda a la regulación del pH de nuestro cuerpo y la presión sanguínea ha sido satanizado, pero realmente lo que debemos saber, es que la sal refinada a través de la industrialización es perjudicial, porque es sometida a un proceso químico, donde son destruidos todos sus minerales y se agregan aditivos artificiales.

La sal refinada ha sido tomada por la industria de grandes monopolios, donde en el proceso de refinación obtiene grandes cantidades de cloruro de sodio, este compuesto no se encuentra de manera natural, al ser consumida el organismo las rechaza. Además que ha sido objeto de críticas de muchos profesionales de la salud.

Salinas de Araya en estado Sucre Venezuela/ Foto: cortesía de Noti Falcón

El artículo “La conspiración de la sal” publicado en el portal Nuevo Desorden Mundial, hacen mención al libro “La cura se encuentra en la cocina” de la doctora Sherry Rogers,  la profesional menciona que “La sal de mesa común que ha invadido el mercado de Estados Unidos en los últimos 50 años, parece ser un subproducto de la manufactura de armas. Las grandes compañías (como la Morton Thiokol, fabricante de combustibles para cohetes) refinan sal para extraer ciertos minerales que luego utilizan en sus producciones bélicas y espaciales. En el proceso de refinación industrial, la sal de mesa pasa por temperaturas de 670ºC, lo cual altera definitivamente su natural estructura cristalina”. Claramente explica que la sal que consumimos a través de los alimentos ha perdido todos los nutrientes que necesitamos y se convierte en un producto altamente tóxico, ¿pero qué intención  tiene la industria de transformar la sal natural a refinada, que deteriora de forma progresiva la salud, hasta acabar con la vida de manera silenciosa?

El cloruro de sodio no es el único componente que contiene la sal refinada, el artículo de este blogspot menciona que esta sal sufre el proceso donde se adiciona  flúor y  yodo de una forma industrial, que al ser consumida, el cuerpo no la puede metabolizar, estos compuesto artificiales incrustados ocasionan la formación de nitratos en el estómago, estas sustancias son altamente cancerígenas, responsables de tumores selectivos.

 

Las salinas de Cuyutlán en México / Foto: Cortesía de culturacolima

La sal industrializada también contiene hidróxido de aluminio, un metal liviano relacionado con la enfermedad de Alzheimer, además que ocasiona disfunciones neuronales , aparte de ello contiene dextrosa, un tipo de azúcar que sirve para evitar la oxidación del yodo.

El monopolio que tomó el control de la industrialización de la sal, que la manipuló químicamente para convertirla en un veneno, y ésta a su vez una de las armas silenciosas para enfermar a la población, entre las cuales se encuentra la hipertensión, para que el paciente esté medicado, es un negocio redondo para la industria farmacéutica.

Para la industria de la salud, las personas sanas no son consideradas rentables, como lo explica el artículo “Por qué la industria farmacéutica no quiere que bebamos agua de mar” del portal “Selecta News”, exponen claramente los beneficios de la sal bruta además del agua de mar, y como los laboratorios son los principales interesados en que la población no conozca los beneficios.

En modo de reflexión, las grandes empresas nos introducen el problema para vendernos las soluciones, luego aparecen organizaciones que según defienden la salud, promocionando la semana del cuidado en el consumo de sal, pero realmente deben es educar a la población a introducir en la dieta diaria el consumo de sal natural, aquella que no ha sufrido procesos químicos, que hasta la podemos obtener nosotros mismos de forma manual, pero ellos solo nos quieren enseñar como cocinar con menos cantidad de veneno.

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