Shkreli en la corte el viernes 9 de marzo de 2018, mientras se disculpaba por defraudar a los inversionistas mientras era sentenciado por un juez federal. (AP Photo/Richard Drew, File)
Shkreli en la corte el viernes 9 de marzo de 2018, mientras se disculpaba por defraudar a los inversionistas mientras era sentenciado por un juez federal. (AP Photo/Richard Drew, File)

Por: Priscilla Gómez*

A Martin Shkreli, en su país, le dicen de cariño “el hombre más odiado del mundo”. Esto a pesar de que Donald Trump es presidente de los Estados Unidos y no es precisamente popular.

Shkreli de 34 años fue condenado el viernes 9 de marzo a siete años de cárcel por fraude durante una audiencia en Brooklyn. La sentencia incluirá el tiempo que ya ha pasado en prisión desde setiembre en una cárcel federal de su distrito.

Durante el juicio, el culpable se mostró arrepentido y hasta lloró un gesto que sorprendió a la audiencia.

Hasta ese entonces, Martin había dado la impresión de que no tenía corazón.

2015

La fama que tiene Martin de ser un “imbécil”, como distintos medios de comunicación lo apodan (hasta su abogado declaró que le gustaría golpearlo en la cara de vez en cuando), no fue tan difícil de conseguir.

Shkreli, reconocido por ser además un pedante en entrevistas, se hizo famoso después de que su empresa Turing Pharmaceuticals adquiriera en agosto de 2015 la patente del medicamento Pirimetamina o Daraprim. De la noche a la mañana, una sola tableta pasó de costar $13,50 a $750.

Es decir, aumentaron su precio en 5. 000%. Esto provocó que el costo anual del tratamiento de algunos pacientes llegará a valer cientos de miles de dólares; el medicamento se utiliza mayoritariamente en personas portadoras del VIH.

Sin embargo, esta no es la razón por la que el empresario está condenado. La actual legislación americana permite la decisión del aumento sin ejercer algún castigo.

“Cuando Rockefeller controlaba el precio del petróleo y lo multiplicaba tampoco estaba haciendo nada ilegal”, dijo Shkreli en el 2015.

La razón de su sentencia es porque el año pasado, el joven “mandó a sus clientes información falsa sobre el estado de las cuentas de sus depósitos, que sufrían enormes pérdidas”, de acuerdo con la BBC.

En otras palabras, defraudó por casi $11 millones a los inversores de su gestora de fondos, MSMB Capital, una firma que dirigía antes de involucrarse en el sector farmacéutico.

El niño genio

Shkreli tiene en su currículum ser el comprador que supuestamente pagó en 2015 $2 millones por la única copia del álbum del grupo de rap Wu-Tang Clan, Once Upon a Time in Shaolin. Sin embargo, la jueza que dictó su reciente sentencia lo obligó a entregar su preciado tesoro por su veredicto de cometer fraude, como parte de la compensación a sus víctimas (también debe entregar un Picasso y otros lujos).

Pero el “hombre más odiado del mundo” no siempre pudo darse tantos lujos; su riqueza no nació en el barrio que lo vio crecer, un lugar de clase trabajadora en Brooklyn. Es hijo de inmigrantes albaneses y croatas que trabajaron como conserjes en Estados Unidos.

Destinado a pertenecer a otra realidad a la de su familia y con una habilidad especial para los números, Martin hizo incursiones en la élite de Wall Street.

Cuando era apenas un estudiante universitario de 17 años, trabajó como practicante junto a la personalidad televisiva Jim Cramer, quien dirige Mad Money, un programa que trata de ayudar a las personas a “hacer dinero”. Más tarde, se graduó de Baruch College con un título de negocios, y estableció su primer fondo de cobertura (“una sociedad privada de inversión que maneja títulos de terceros para cubrirlos de posibles riesgos o incrementar su valor”) a sus 20 años con la ayuda de un inversor.

A partir de eso, se centró en el campo de la biotecnología, y finalmente se ganó el apodo de “niño genio” y “Pharma Bro”. También obtuvo la reputación de ser alguien que toma riesgos.

De joven idolatró a Bill Gates y, desde que su nombre apareció en redes sociales, se ha reconocido como un “ávido usuario”. Publica de todo: ha confesado su amor por la estrella pop Katy Perry.

Transmite con regularidad sus actividades más mundanas a través de su canal en YouTube. En un video de tres horas, se puede ver al empresario tocar la guitarra, jugar ajedrez de la computadora, y escuchar a las personas comentar en línea sobre cómo compró el álbum de Wu-Tang Clan.

Ya ha comentado que su género de música favorito es el hip-hop, y confiesa que sigue siendo un aspirante a rapero. “No hago rap por el dinero, lo hago porque me encanta”, dijo en Twitter.

En una semblanza del New York Times, Shkreli fue etiquetado como el “chico malo de los productos farmacéuticos”. A pesar de haber sido criticado por su comportamiento “codicioso”, Shkreli le dijo al periódico que recibe pocas compensaciones de sus compañías.

La sentencia 

“Quiero que las personas que vinieron hoy a respaldarme entiendan una cosa: la única persona responsable de que yo esté aquí soy yo”, dijo Martin durante su sentencia. “Yo causé la caída de Martin Shkreli”, agregó.

La jueza insistió en que el castigo no tiene nada que ver con la conducta del joven en las redes sociales ni con el alza del precio de la medicina.

“Este caso no es sobre la personalidad autocultivada del señor Shkreli ni sobre sus declaraciones controversiales sobre política o cultura”, explicó la jueza.

El “Pharma Bro” fue multado además con $75,000, aparte de la devolución de lo fondos mal habidos.

No hubo un ambiente agradable ese viernes. Durante el juicio, los fiscales dijeron que el inversionista “era un manipulador supremo que defraudó a inversionistas acaudalados y merecía 15 años en prisión”. Sus abogados dijeron que Shkreli era “un excéntrico que usó métodos poco convencionales para enriquecer más a personas ya ricas”.

Lo cierto es que desde que Martin apareció en el ojo público, se mostró como un personaje siniestro. Los medios comenzaron a hablar de la frivolidad con la que se manejaba en todas partes.

En los videos que él subió a YouTube, se muestra solo en una habitación, hablándole a un monitor y actuando como dentro de su propio programa de telerrealidad por 10 horas o más, es fácil notar que algo anda mal.

“Hay momentos aburridos (el Sr. Shkreli durmiendo) y algunos más extraños, como Shkreli debatiendo sobre precios de medicamentos y sobre política con un grupo de estudiantes aparentemente de su alma mater, Hunter College High School en Nueva York”, dijo The New York Times.

Esto último es –al parecer– su actividad favorita.

El debate de la salud

El Daraprim es un tratamiento incluido en la lista de “medicamentos esenciales” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De acuerdo con La Vanguardia, sin esta droga, aquellos que sufren daños en su sistema inmunitario, como la toxoplasmosis, pueden padecer ceguera, infecciones, malformaciones al nacer de una madre afectada o, simplemente, la muerte.

En el 2016, cuando le preguntaron a Martin que pensaba de eso, respondió:

“La cuestión no es si esto es ético; o cuánto pagué por la patente; la cuestión es cuándo fue inventado. Y la respuesta es que debería ser incluso más caro”.

La respuesta sería en 1953, y según The Washington Post lo que hizo Martin no se sale de la norma.

“Los aumentos de precios de los medicamentos viejos y nuevos son comunes, pero generalmente se ignoran, porque el seguro se activa para ayudar a pagar y las personas encuentran la manera de obtener acceso. Esto es cierto para todos los tipos de drogas: los medicamentos viejos que son utilizados por poblaciones pequeñas son vulnerables a los aumentos de precios”, dice el artículo, que explica que la población que sufre más el aumento es aquella que no tiene acceso a seguro médico.

“Los verdaderos problemas para acceder tienden a afectar a aquellos que generalmente tienen menos voz en el sistema”.

(*) Periodista de la Revista Dominical de La Nación. Estudiante de Periodismo en la Universidad San Judas Tadeo. Se unió a Grupo Nación en el 2015.