La organización sin ánimo de lucro Cochrane, una de las más prestigiosas del mundo en cuanto a revisiones independientes de los avances médicos, ha expulsado de su Junta Directiva a uno de sus cofundadores en 1993, Peter Gotzsche, por mostrarse crítico con la deriva de la entidad y acusar a la misma de conflictos de intereses, trato de favor a la industria farmacéutica y manipulación de datos.
El propio Peter Goztsche destapó el conflicto con Cochrane en una carta en la que aseguraba que esta decisión de seis de los 13 miembros de la Junta Directiva llegó “sin una justificación clara y razonada”, más allá de acusarle de causar “descrédito”. “Esta acción sin precedentes, tomada por una minoría de la Junta de Gobierno, es desproporcionada y perjudicial para Cochrane, así como para los intereses de la Salud Pública”, asegura el biólogo, médico y director del Centro Nórdico de Colaboración Cochrane en Copenhague desde su creación.
La expulsión de este miembro de la Dirección de la organización, que los codirectores de Cochrane, Marguerite Koster y Martin Burton no llegaron a explicar en un comunicado oficial algo superficial en el que no nombran a Gozstche, trajo, además, consigo la dimisión de otros cuatro dirigentes, Gerald Gartlehner, David Hammerstein, Joerg Meerpohl y Nancy Santesso.
Estos sí que expusieron sus razones en un documento titulado ‘Por qué dimitimos’, afirmando que “el uso de la autoridad de la Junta Directiva para expulsar a Peter de Cochrane es desproporcionado”. “El público general, consumidores, estudiantes e investigadores involucrados en Cochrane valoran la pluralidad de opiniones y perspectivas”, aseguran los cuatro investigadores, que temen que estas acciones “puedan causar un gran daño a la reputación” de la organización.
La periodista científica australiana Maryanne Demasi, en un artículo en la revista British Medical Journal con el título ‘Cochrane: ¿un barco que se hunde?’, detalla cómo el CEO de Cochrane, Mark Wilson, acusó, en la celebración del 25 aniversario de la organización, a Goztsche de utilizar la marca Cochrane para expresar opiniones personales.
Según Maryanne Demasi, el propio Mark Wilson alegó que esto suponía una infracción de la ‘Política del portavoz‘ de Cochrane, algo que el expulsado negó. Tras ello, los directivos de la organización acusaron a Goztsche de dañar su reputación y, finalmente, se acordó su expulsión con seis votos a favor, cinco en contra y una abstención.
La revisión de la vacuna del VPH, el punto crítico
Que Peter Goztsche deje de formar parte de Cochrane parece ser la solución que la entidad encontró para disolver las dudas en torno a su credibilidad, que según el médico y colaborador de Acta Sanitaria, Juan Gérvas, ya llevaba un tiempo puesta en duda, pero que se tambaleó, más si cabe, con la publicación de una revisión sobre la vacuna del virus del papiloma humano (VPH) excesivamente favorable.
Tras esta revisión, Lars Jørgensen, Peter Gøtzsche y Tom Jefferson -un referente en el mundo de las vacunas y miembro del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de Oxford- redactaron un artículo, también en la revista British Medical Journal, con un título clarificador: “La revisión de Cochrane de la vacuna contra el VPH fue incompleta e ignoró evidencia importante de sesgo”.
Entre otras cuestiones, los tres autores afirman que Cochrane omitió casi la mitad de los ensayos elegibles, que ningún ensayo incluido en la revisión utilizó un comparador de placebo, que se evaluaron de forma incompleta los eventos adversos graves y sistémicos y que todos los ensayos incluidos fueron financiados por los fabricantes de vacunas contra el VPH, a pesar de que Cochrane aseguró que uno de ellos no lo fue. Y esta crítica a las prácticas de Cochrane “es la gota final”, según expone Juan Gérvas.
Necesidad de crítica en la Ciencia
Peter Goztsche es conocido por su oposición a esta vacuna, así como a determinados tratamientos psiquiátricos que considera excesivos, y a las mamografías como norma general. Pero esta postura crítica con según qué métodos es lo que había hecho de Cochrane, hasta ahora, una referencia en el mundo médico. “La discrepancia es esencial en Ciencia”, explica Gérvas, que recuerda que “la Ciencia no suele avanzar con el consenso”. Según su postura, aunque Goztsche estuviera completamente equivocado en su planteamiento, “sus razonamientos tienen lógica” y al censurarlo se estaría “matando la disidencia científica”.
“Esta creciente cultura autoritaria y jerárquica, así como un modelo de negocio cada vez más comercial impuestos por parte del liderazgo de Cochrane en los últimos años, amenazan a los objetivos científicos, morales y sociales de la organización”, expresa Goztsche en su carta de despedida.
Financiación con subvenciones
Esta línea comercial viene dada por desviarse del camino que marcan otros organismos, como la revista francesa Prescrire, que se financia exclusivamente con las suscripciones de sus lectores. De un tiempo a esta parte, Cochrane comenzó a recibir subvenciones de entidades como la Fundación Bill Gates y la Unión Europea, lo que puede introducir cierto sesgo.
“Muchos centros Cochrane han sufrido las presiones negativas y la falta de diálogo que impone el Director Ejecutivo (CEO) desde la oficina central. Al intentar alertar a los responsables de Cochrane de estas preocupantes tendencias, que afectan negativamente la operabilidad y percepción de nuestro trabajo científico, el Nordic Cochrane Centre ha recibido amenazas y ha sufrido limitaciones presupuestarias”, prosigue el cofundador de la organización.
Según Goztsche, “a pesar de que el objetivo de estas interacciones debería ser mejorar la calidad de nuestro trabajo, el enfoque de mano dura ha creado situaciones conflictivas cuando se plantean nuevas iniciativas científicas, más colaboración abierta y libertad académica”. “Hay una obvia resistencia a decir cualquier cosa que pueda molestar los intereses de la industria farmacéutica”, agrega.
“Como la mayoría de la gente sabe, gran parte de mi trabajo no es muy favorable a los intereses financieros de la industria farmacéutica. Debido a esto, Cochrane se ha enfrentado a presiones, críticas y quejas. Mi expulsión es el resultado de estas campañas”, concluye el ya exmiembro de Cochrane, una organización que, sin valorar si la decisión de la expulsión de Goztsche es apropiada o no, tendrá que lidiar a partir de ahora con la duda sobre su credibilidad.