
Entre la devaluación monetaria y la inflación que culminó el año rondando los 47 puntos, los salarios no alcanzan para nada y menos aún para los jubilados luego de la reforma previsional que aprobó el oficialismo en diciembre de 2017. Por este motivo, hay otras maneras para rebuscárselas y llegar a fin de mes.
Un informe de la mesa de Políticas Sociales de la Fundación Germán Abdala revela que a raíz de la pérdida de poder adquisitivo, la clase pasiva hace fila para pedir préstamos que otorga la ANSES a sus afiliados para poder acceder a los bienes y servicios de primera necesidad.
Principalmente, según determina el documento en cuestión, el dinero prestado lo utilizan para pagar alquileres, abonar las boletas de luz y gas, comprar medicamentos o comprar audífonos, entre otros insumos necesarios para la tercera edad.
El delegado general de la Junta Interna de ATE-ANSES, Diego García, detalló aún más el panorama: “La demanda de las personas se concentra en la necesidad de obtener dinero para garantizar consumos básicos y no para asegurar sus derechos de la seguridad social. El derecho pasa a ser deuda”. Y agregó paradójicamente: “Los trabajadores del organismo sienten que atienden en una financiera”.
Los Créditos Anses son la última reconversión de lo que fue la Tarjeta Argenta. Los jubilados pueden solicitar hasta 80.000 pesos en 24, 48 o 60 cuotas. Los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, tienen la posibilidad de pedir hasta 6.500 pesos por hijo a pagar en 24 meses.
La ventaja que tiene este préstamo financiero son sus bajos intereses: los prestamos varían entre 55,4 por ciento y 45,8 mientras que normalmente en los bancos el costo puede elevarse al 300 por ciento.
“Queremos que la gente que más lo necesita siga teniendo acceso a créditos a una tasa razonable para equipar su casa, comprar algo que necesite o darse un gusto. La mayoría de quienes pueden hoy acceder a un crédito no cuenta con los requisitos para acceder a un préstamo bancario. Ahora pueden recibir créditos a la tasa más baja del mercado”, sostienen desde el ente previsional.
No obstante, desde el reporte de la Fundación Germán Abdala sacaron a la luz el destino de ese dinero prestado en mucho de los casos: “Los relatos que reciben quienes atienden al público en la ANSES dan cuenta de que las personas solicitan el dinero para pagar el alquiler del cuarto de la pensión en la que viven, la tarifa del gas o de la luz, los audífonos que el programa de salud pública no les brinda y cualquier otro gasto más ligado a la supervivencia que a la realización de un proyecto, emprendimiento o mejora de la infraestructura de su vivienda”, culminó.