Opinión

Covid-19: El marketing de los tratamientos, entre fakes, bulos y pelotazos sanitarios

Por Miguel Jara

Las acciones de la farmacéutica estadounidense Gilead han llegado a subir un 16,4% en los mercados tras publicarse una información en una revista médica sobre los efectos de su antiviral remdesivir en pacientes con Covid-19. Aún no hay nada confirmado, ni probado. No hay evidencia científica de que el fármaco funcione y sea seguro.

Los resultados de los ensayos son aún preliminares y la publicación se refiere solamente a las pruebas en un hospital universitario de Chicago donde se está tratando a un centenar de pacientes con este fármaco. Al parecer, los enfermos del centro sanitario a los que se les administra el antiviral registran una rápida mejoría de la fiebre y los síntomas respiratorios y casi todos ellos han sido dados de alta en una semana.

No es nada nuevo tampoco y lo explica muy bien en un tuit el médico José Repullo, que firma como Repu nómada:

En efecto, la ruta -para nada nueva pues ya se hacía en medio de la NO pandemia de gripe A hace diez años y también se hizo, precisamente Gilead, en la epidemia de gripe aviar de 2005- del marketing de las farmas para intentar copar el mercado y aprovechar la «oportunidad» de negocio de la pandemia de Covid-19 es esta que vemos.

Se hacen ensayos clínicos -que no son aleatorizados y controlados- es decir rápidos y sin las suficientes garantías de calidad científica (¿marketing basado en «ciencia»?; sin grupo de pacientes en el mismo que sirvan de control, que no tomen ese fármaco para saber si los que sí lo ingieren se curan y ha sido, por tanto, por el tratamiento en experimentación, «y con algunos otros trucos», advierte.

En realidad esto no es noticia. Ésta sería la confirmación rotunda de su utilidad mediante un proceso de investigación clínica con todas las garantías que ofrece el método científico y TRANSPARENTE. Esto que se publica en los periódicos y difunden las redes sociales es poco menos que un bulo, porque no hay nada consistente.

Se anuncian unos resultados «preliminares» que el tiempo puede poner en su sito y quedarse en nada, como ocurre con la mayor parte de moléculas que se investigan; nunca llegan a ser fármacos comercializados.

Pero como indica Nómada:

Lo publicamos, campaña de prensa, y voila!: Empieza el uso compasivo y suben las acciones».

Hoy están usándose contra el coronavirus actual fármacos que aún no han probado su eficacia y seguridad. Se tiene la «intuición», palabra que utilizaba anoche un médico en el programa La Sexta Noche, pero no se sabe aún si sirven. Covid-19 manda y se está aparcando la evidencia científica en favor de probar en medio de la pandemia los tratamientos.

No lo juzgo pues entiendo la urgencia pero sí que me pregunto ¿dónde están aquellos acérrimos defensores de la Medicina Basada en la Evidencia ahora y sus matones de discoteca los pseudoescépticos o cientifistas?

Lo escrito: una noticia fake, un vulgar bulo mientras no se demuestre que el fármaco es bueno. Cabe comentar la trayectoria de Gilead.

En el año 2005 el mundo estaba preocupado por una epidemia de gripe aviar. Nunca llegó a ser tal pero entonces Roche, el laboratorio a quien la compañía Gilead le había vendido un medicamento antiviral de nombre Tamifludio un pelotazo vendiéndolo a mansalva.

En 2009, el mundo volvió a preocuparse por una «pandemia» de gripe A que, por suerte, nunca llegó. Pero el pelotazo se repitió y con mayores beneficios. Gilead hizo un buen negocio al vender Tamiflu a Roche. Poco después intentaba superarse al haber comprado el fármaco para la hepatitis C llamado Sovaldi al laboratorio Pharmasset.

Se montó un escándalo porque los enfermos de Hepatitis C no podían acceder a un fármaco que era carísimo. Hubo gente que murió por ello. Muchos estados incluso animaron a saltarse la patente y hacerlo genérico para reducir de manera evidente su precio.

Fue el mismo laboratorio Gilead. ¿No lo recordáis tampoco?:

Por cierto, Tamiflú con el tiempo, muchos años después de haber dado el pelotazo a nivel mundial su fabricante, se demostró que apenas era eficaz. Y hay más, tanto Tamiflú como Sovaldi se comprobó que daban problemas de efectos secundarios no advertidos al principio. Delincuencia no es sólo saltarse el confinamiento para pasear el perro más allá de 200 metros de tu domicilio.

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