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¿Debe la vacuna contra la covid-19 ser un bien público?

Por Juan Armando Sánchez

En medio de la esperanza de una vacuna contra el Sars-CoV-2 surge el debate de si esta debería ser un bien común o no.

¿Cómo hacer accesible un producto de investigación científica y desarrollo farmacéutico que es una cuestión de sobrevivencia para la humanidad?

La raíz del problema tiene que ver con los fundamentos y los beneficios de la ciencia. No es lo mismo patentar una tecnología que mejora las pantallas de video que un compuesto que es necesario para salvar vidas. Es un sistema inequitativo, evidente en la pandemia de covid-19, que tiene que cambiar en beneficio de la seguridad farmacéutica.

Los fármacos, un mercado en crecimiento de más de un trillón de dólares, están inspirados en un 35 por ciento en la biodiversidad y los productos naturales, porcentaje que es mayor (63%) en las drogas aprobadas para el cáncer.

En países como Colombia es en extremo difícil el desarrollo de nuevos fármacos. Siguiendo el procedimiento habitual, con protección intelectual hacia patentes e involucrando las grandes farmacéuticas, la burocracia nacional es la mayor barrera.

Asumiendo que existe la participación de estas grandes empresas, igual poco beneficiarían directamente a la economía local.

La bioprospección para nuevos fármacos debe hacerse con ciencia abierta en busca de la cooperación internacional. Los métodos para “bioprospectar” están en su mayor auge, pero sin nuevas políticas de colaboración, regional y global no retribuirán a tiempo sus beneficios. La ciencia cerrada que se escuda en la propiedad intelectual es competitiva, secreta y sin voluntad de difusión o colaboración.

El ejemplo paradigmático es la biodiversidad marina, donde el 47% de las patentes sobre recursos genéticos son de una sola empresa y 10 países se benefician de 99% de la propiedad intelectual, pese a que provienen de fuentes en mas de 100 naciones y aguas sin jurisdicción. Un sistema inequitativo sin retribución a quienes han preservado estos recursos.



Los nuevos retos en salud, como por ejemplo una vacuna para un virus emergente tipo Sars-CoV-2, requieren del concurso internacional y de la ciencia abierta. Con miras al futuro, actuar colectiva y abiertamente será necesario para aprovechar el potencial farmacéutico de la biodiversidad.

Los científicos podemos optar por publicar nuestros hallazgos sin patentarlos. La falsa ilusión económica de lograr patentes para desarrollar fármacos es la mayor barrera para fomentar la creación de pequeñas y medianas industrias nacionales que aprovechen rápidamente este potencial.

Juan Armando Sánchez, Ph.D.
Profesor titular, Universidad de los Andes

Origen: ¿Debe la vacuna contra la covid-19 ser un bien público? – Ciencia – Vida – ELTIEMPO.COM

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