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Las sorprendentes propiedades del bejuco ubi

Nadie estará errado si afirma que el Ubí, o Bejuco ubi –Cissus verticillata, su nombre científico-, se apodera de los campos y hasta de los jardines urbanos del país, donde surge y se desarrolla para hacerse dueño de la zona. No tiene lugares preferidos por el tipo de suelo , y es indiferente a las épocas de lluvia o seca.

Se trata de una especie de planta trepadora, perenne, de la familia Vitaceae muy común; se le encuentra en cercas y matorrales, en las colinas y montañas clacáreas de cierta elevación. Existe también en la Florida, las Antillas Mayores, en muchas de las Menores, y en la América Tropical Continental; de forma abundante en Cuba.

Se eleva a una altura de seis metros o más con el follaje y las ramas pubescentes o casi lampiñas; las hojas se utilizan como antigripal, antiinflamatoria, diurética y facilitadora de los partos. Es utilizado también para elaborar una refrescante bebida conocida como Pru Bejuco ubi que muchos consideran que tiene bondades afrodisíacas.

A esta especie se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antirreumáticas, contra abscesos. Juan Tomás Roig, destacado botánico cubano, plantea que durante una epidemia de influenza que azotó el país, resultó un remedio muy eficaz. En la farmacéutica se emplean las hojas y las ramas.

Su descripción botánica dice que tiene el follaje y las ramas pubescentes o casi lampiñas. Hojas simples, aovadas o aovado-oblongas, de dos a 15 centímetros de largo y de dos a 11,5 centímetros de ancho, agudas, acuminadas u ocasionalmente redondeadas en el ápice, truncadas o acorazonadas en la base, aserradas, los dientes agudos o terminados en una cerda; los pecíolos de uno a cuatro centímetros de largo; zarcillos delgados, a menudo tan largos como las hojas.

Flores en cimas pendiculadas, perfectas o a veces polígamas. Tiene cuatro pétalos extendidos en forma de copa, adherido a la base del ovario, casi siempre cuatro-lobado. Estambres cuatro, insertos en el margen del disco. Ovario dos ocular adherido a la base del disco.

Ovulos dos en cada cavidad. Bayas subglobosas y obovoides, negras, de siete a diez milímetros de diámetro; semillas solitarias, obovoides, de cuatro a seis milímetros de largo. Sobre esta planta dicen algunos expertos: “Se aplica su zumo para curar enfermedades de los caballos. También se aplica para lavar el interior de la nariz y boca de un animal atacado, poniéndole después un bejuco al cuello. Las hojas a veces se aplican a los granos o inflamaciones y en México la decocción de los tallos se usa como remedio para el reumatismo”.

La decocción a partes iguales de tallos y hojas constituyen un positivo remedio contra la gripe, si se bebe a razón de cuatro tazas al día, lo más caliente posible, como sudorífico. Esta misma aplicación da buenos resultados contra el reumatismo.

También llaman bejuco ubí al C. trifoliata L., del mismo género, y que es una trepadora parecida al C. syciodes L., pero con las hojas trifolioladas y los folíolos muy carnosos, incisodentados, por encima del punto medio del margen.

A esta especie le atribuyen propiedades refrescantes, emolientes, resolutivas y pectorales. Otras especies de la misma familia tienen también empleo en la medicina casera; la Parthencissus quinquefolia (l.) Planch, llamada parrita cimarrona se usan la corteza y las ramillas.

Con zumo, además del vino, se preparan el agraz, que se usa como refrescante. La uva madura es ligeramente laxante y las pasas se usan como pectorales en cocimientos e infusión.

En Venezuela se emplean las hojas del bejuco ubí en cataplasmas para la cura de tumores inflamados; los tallos se arrollan alrededor de las coyunturas, estiradas y adoloridas.

También el bejuco ubí es buen remedio para los hemorroides. La planta molida de la parra cimarrona se usa en cataplasma para combatir la inflamación. A los ojos de todos está el bejuco ubí en las comunidades cubanas con beneficios para la salud y bienestar que a todos sorprenden.

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