Por Marcos Piña
Al contrario de la creencia arraigada en la comunidad mundial y repetida como mantra por algunas organizaciones, los medios y las redes, los documentos de patentes no contienen la información necesaria y suficiente para llevar a cabo una invención, un medicamento o vacuna, aunque si conceden un monopolio por 20 años a las farmacéuticas.
La doctrina global establecida y armonizada por los acuerdos sobre patentes (ADPICs) enuncia que los inventores deberán divulgar suficientemente el conocimiento de la invención en la solicitud de patente, en el papel, de manera que cualquier especialista medio en la materia pueda llevar a cabo la invención luego de leer e interpretar la información contenida en la patente y así contribuir al bienestar humano a través del avance de la ciencia y la tecnología. En la práctica, las oficinas de patentes (USA, UK, UE) no cumplen con la normativa.
A cambio de la contribución de un nuevo conocimiento (por ej. una vacuna) puesto a disposición de la comunidad científica, los Estados nacionales otorgan un título de propiedad intelectual (patente) que concede derechos exclusivos (solo el titular puede explotarlo) y excluyentes (no permite que otros los usen) a personas o empresas asegurandoles un mercado en aquellos países que designen para comercializar su invento.
En pandemia, cuando de medicamentos y vacunas que salvan vidas se trata, otorgar un monopolio a una farmacéutica sin revelar explícitamente el procedimiento para elaborar un medicamento biológico, una vacuna, es además de injusto, criminal.
El mecanismo es tan perverso que los gobiernos no solo le entregan un monopolio comercial a Pfizer, Moderna, Johnson o Astrazéneca, sino también les adelantan compras por varias veces sus poblaciones acaparando vacunas y profundizando la desigualdad global. Los gobiernos, la OMS, OMC y OMPI son cómplices de esta metodología que segrega a la mayor parte de la población mundial y retrasa la finalización de la pandemia.
El know how (saber como hacerlo), la fórmula no revelada en las patentes, puede ser licenciada voluntariamente con algunos pocos laboratorios en el mundo, aunque esto no es suficiente para producir la cantidad necesaria de vacunas. Estados Unidos, Reino Unido e Israel relegaron a la propia Europa, Latinomaérica, Asia y Africa en el suministro de estos inmunizantes, en cambio garantizan 15 billones de ganancias a Pfizer y 18 billones de dólares a Moderna solo en 2021.
Las corporaciones farmacéuticas imponen las reglas de juego y someten a la población mundial a una dictadura de vacunas.
Los métodos y procedimientos de producción, el listado de las materias primas e insumos para elaborar las vacunas, composiciones, cantidades, porcentajes, equipos y aparatos deberán ser liberados a la humanidad para terminar con la pandemia.