Trabajadores de la agencia reguladora de Brasil repudiaron amenazas «fascistas» de Bolsonaro
La asociación de trabajadores de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa) repudió y calificó este viernes de «fascistas» las amenazas del presidente Jair Bolsonaro de dar a conocer los nombres de los técnicos del organismo después de que esa institución autorizara las vacunas contra el coronavirus en niños.
El presidente de Anvisa, Antonio Barra Torres, expresó que «si se ponen a investigar quienes aprobaron la vacunación infantil seguramente seremos 1.600 porque todos tenemos actividades entrelazadas y seguramente mi nombre estará entre ellos».
El funcionario, un contralmirante puesto por Bolsonaro en el cargo y que ahora salió al cruce contra el mandatario tras las amenazas, añadió: «Estamos todos juntos apoyando la decisión, somos legalistas y tenemos total tranquilidad si nos piden proveer informaciones sobre la decisión».
En un comunicado anterior, la Anvisa consideró que las amenazas son «algo extremadamente incompatible con el régimen democrático que debería inspirar la máxima atención de las autoridades competentes».
Y agregó que «divulgar la identidad de los técnicos de la agencia es una amenaza, un método abiertamente fascista y cuyos resultados pueden ser trágicos y violentos».
En una de sus comparecencias en las redes sociales, Bolsonaro reprochó en duros términos que la Anvisa autorizara vacunas para niños de 5 a 11 años y sugirió que sacaría a la luz los nombres de los técnicos de la agencia que estuvieron involucrados en esta decisión.
La asociación de trabajadores rechazó cualquier intento de intervención sobre la postura de la autoridad sanitaria que no provenga de un debate estrictamente científico y democrático.
A su vez, aseguró que los directores y funcionarios de la Anvisa ya sufren amenazas desde que surgieron rumores de que se autorizaría la vacuna para niños, reseñaron medios locales y la agencia de noticias Sputnik.
El mandatario de ultraderecha, que se jacta de no haberse inoculado, siempre mantuvo una postura de recelo ante los inmunizantes al grado de deslizar que provocan un aumento de casos de VIH (Sida), entre otras mentiras.
Por otro lado, la alcaldía de San Pablo, la ciudad más poblada del país y de Sudamérica, investiga 300 casos sospechosos de la variante Ómicron en el municipio, de los que 90 corresponden a personas que acudieron a una fiesta en la que se encontraba un paciente diagnosticado con la nueva cepa.
De los 90 invitados, 22 ya dieron positivo de coronavirus y en siete de ellos se detectó la presencia de Ómicron, informó la Secretaría Municipal de Salud en un comunicado citado por la prensa local.
«El miércoles, siete nuevos casos de la variante Ómicron fueron identificados en la capital y todos están relacionados al caso del paciente de 67 años diagnosticado con la variante hace una semana», añadió.
Con la confirmación de los nuevos casos, San Pablo ya suma diez infecciones por la nueva variante a la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó de «muy contagiosa y de veloz propagación», aunque al parecer no tan letal como su antecesora Delta.
San Pablo confirmó a inicios de diciembre los tres primeros casos de Ómicron en Brasil en dos pasajeros procedentes de Sudáfrica, país donde se identificó por primera vez la mutación, y, el tercero, de Etiopía.
Desde entonces, Brasil, de 213 millones de habitantes y el tercer país más azotados por la pandemia detrás de Estados Unidos e India, ya contabiliza 19 casos confirmados y ocho sospechosos de la nueva variante, aunque por el momento no se reportó ninguna muerte.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria, en febrero de 2020, el gigante sudamericano suma 22,2 millones de casos y más de 617.000 fallecidos, según los últimos datos oficiales.