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Finasterida (Propecia): Testimonios tremendos sobre este fármaco “crecepelo” que incita al suicidio

Calvo miguel jara
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Finasterida (Propecia): Testimonios tremendos sobre este fármaco “crecepelo” que incita al suicidio

La finasterida (Propecia), ese comprimido que se presenta como la solución milagrosa a la calvicie masculina, atraviesa su mayor crisis de reputación desde que salió al mercado. Las últimas advertencias de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la voz de pacientes y expertos como Phil Recchia, presidente de la Fundación Síndrome Postfinasterida, han puesto negro sobre blanco lo que muchos médicos y farmacéuticas se resistían a admitir. Os lo contamos.

La finasterida no es un simple suplemento vitamínico, sino un medicamento con riesgos graves, algunos de ellos potencialmente devastadores para la salud mental y sexual de quienes la consumen.

La EMA confirma el riesgo de suicidio

La noticia ha caído como un jarro de agua fría entre los millones de hombres que han confiado su autoestima a este fármaco: La EMA ha confirmado que la finasterida, especialmente en su dosis de 1 mg para tratar la alopecia androgénica, puede inducir pensamientos suicidas y depresión.

La agencia europea, tras analizar exhaustivamente los datos de farmacovigilancia, ha identificado más de 300 casos de ideación suicida asociados a la finasterida, la mayoría en pacientes jóvenes tratados por caída de cabello.

Y aunque la frecuencia exacta de este efecto adverso sigue siendo desconocida, la advertencia ya figura en los prospectos y se exige a los laboratorios que incluyan tarjetas de información en los envases para alertar a los usuarios.

“La EMA recomienda suspender el tratamiento y acudir al médico ante cualquier cambio en el estado de ánimo o disfunción sexual”, señala el último comunicado de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

Este reconocimiento oficial supone un antes y un después. Durante años, pacientes que sufrían depresión, ansiedad y pensamientos suicidas tras tomar finasterida eran tildados de hipocondríacos o víctimas del “efecto nocebo”. Hoy, la evidencia científica y los organismos reguladores les dan la razón.

El Síndrome Postfinasterida

Phil Recchia, periodista y presidente de la Fundación Síndrome Postfinasterida (PFS), lleva 25 años investigando y denunciando los daños de la finasterida. Su historia personal -y la de miles de afectados- ilustra el calvario que puede desencadenar este medicamento.

Recchia, tras un año de tratamiento, sufrió una sequedad extrema de la piel que tardó cinco años en revertirse. Pero lo peor llegó después: Conoció a familiares de pacientes que se habían suicidado tras desarrollar el llamado “Síndrome Postfinasterida” (SPF), un conjunto de síntomas físicos y psicológicos que persisten incluso tras abandonar el fármaco.

La Fundación PFS ha documentado más de 22.000 casos de efectos graves y al menos 111 suicidios atribuidos a la finasterida en todo el mundo.

“Nuestra labor empezó como una plataforma para financiar investigación, pero pronto se convirtió en un espacio de ayuda y divulgación para afectados”, explica Recchia.

La medicina oficial reconoce la existencia del SPF, pero la literatura científica aún es insuficiente para entenderlo y, mucho menos, para tratarlo con garantías. Por eso, la Fundación promueve el Proyecto Milán, una serie de estudios en la Universidad de Milán para buscar soluciones terapéuticas al síndrome.

“Con lo que sabemos hoy, los peligros potenciales de la finasterida superan con creces sus beneficios. Ningún médico debería prescribirla si quiere cumplir con su juramento de no hacer daño”, sentencia Recchia.

Efectos secundarios: Mucho más que disfunción sexual

Durante años, la industria y buena parte de la comunidad médica han minimizado los riesgos de la finasterida, limitándolos a una ligera disminución de la libido. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y preocupante.

Efectos psicológicos
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Ideación suicida (confirmada por la EMA y la AEMPS)
  • Cambios en el estado de ánimo

Estos efectos pueden aparecer durante el tratamiento o persistir tras su interrupción, conformando el temido síndrome postfinasterida.

Efectos sexuales
  • Disminución del deseo sexual
  • Disfunción eréctil
  • Problemas de eyaculación (incluyendo disminución del volumen)
  • Dolor testicular
  • Infertilidad masculina y/o calidad pobre del semen

Algunos de estos efectos pueden ser persistentes, es decir, no revertir tras dejar el medicamento.

Otros efectos adversos graves
  • Cambios en los senos (aumento de tamaño, bultos, dolor, secreción)
  • Sarpullido, picazón, urticaria
  • Hinchazón de labios y cara (angioedema)
  • Dificultad para respirar o tragar
  • Elevación de enzimas hepáticas
  • Latido cardíaco rápido

Se ha documentado, además, un posible aumento del riesgo de cáncer de mama en hombres y de cáncer de próstata de alto grado, aunque la evidencia es aún objeto de debate científico.

La relación entre la finasterida y el cáncer es compleja. Por un lado, hay estudios que han demostrado que la finasterida reduce el riesgo de cáncer de próstata de bajo grado, pero podría aumentar el riesgo de tumores de alto grado, más agresivos y difíciles de tratar.

Además, la FDA advirtió en 2009 sobre un posible mayor riesgo de cáncer de mama en hombres tratados con dosis altas de finasterida, aunque la incidencia absoluta sigue siendo baja.

“La evidencia sobre el riesgo de cáncer de mama en hombres usuarios de finasterida es controvertida. Su uso, sin estar indicado para ello, en mujeres solo debe hacerse con extrema precaución”, advierte la literatura científica.

¿Por qué la finasterida sigue en el mercado?

A pesar de todas estas alertas, la finasterida sigue recetándose masivamente, sobre todo en países donde la presión estética por la calvicie es mayor. En España, por ejemplo, se calcula que el 44,5% de los hombres sufre alopecia, lo que convierte al país en líder europeo en consumo de tratamientos capilares.

La realidad es que, por suerte, solo una minoría de pacientes desarrolla efectos secundarios graves (como suele ocurrir con los daños provocados por medicamentos), pero la gravedad de estos -especialmente el riesgo suicida– obliga a replantear su uso.

Las autoridades sanitarias han endurecido las advertencias, pero NO han retirado el fármaco del mercado. La razón es doble: Por un lado, la incidencia de efectos adversos graves es baja en términos estadísticos; por otro, la presión de la industria farmacéutica y la demanda social de soluciones contra la calvicie siguen pesando más que el principio de precaución.

El caso de Carlos, el madrileño que se suicidó tras dejar una nota culpando a la finasterida, ha sido un punto de inflexión en España. Los grandes medios han recogido abiertamente el vínculo entre el medicamento y el suicidio, y las autoridades sanitarias han pedido a los pacientes que abandonen el tratamiento y acudan al médico ante cualquier síntoma de depresión o disfunción sexual.

Mientras tanto, la Fundación PFS y otras asociaciones de pacientes reclaman una moratoria en la prescripción de finasterida hasta que se aclaren sus riesgos. Exigen más investigación, mayor transparencia y, sobre todo, que se escuche y atienda a quienes sufren el síndrome postfinasterida.

Testimonio: La historia de Henry

En el universo de los medicamentos que prometen milagros estéticos, la finasterida se ha convertido en una pesadilla para muchas familias. La historia de Henry, contada por su madre Erica en una entrevista desgarradora, es el reflejo de un drama silenciado durante años: el de los daños devastadores del Síndrome Postfinasterida.

Henry era un hombre lleno de vida, padre, esposo e hijo querido. Una simple receta para la caída del cabello, presentada como algo rutinario y seguro, lo llevó a un abismo del que nunca pudo salir. Bastaron unas pocas dosis para desencadenar una tormenta de síntomas: angustia emocional, disfunción sexual, deterioro cognitivo y una dolorosa pérdida de identidad. El Henry de siempre desapareció, sustituido por una sombra marcada por el sufrimiento y la desesperación.

Apenas semanas después de dejar el medicamento, Henry se suicidó. Tenía solo 50 años y dejó tras de sí a un hijo pequeño y a una madre que hoy carga con el peso insoportable de su ausencia.

Este testimonio es mucho más que una denuncia: es el grito de una madre exigiendo verdad, conciencia y responsabilidad. Os animo de verlo.

Cada paciente merece saber la verdad y tomar decisiones informadas sobre su salud. Por eso, la comunidad de afectados pide más investigación, más apoyo y más visibilidad. Iniciativas como la de la PFS Network buscan fondos y testimonios para que el SPF deje de ser un tabú y se convierta en una prioridad científica y sanitaria.

La historia de Henry es la de miles de personas. Compartirla es un acto de justicia y una llamada urgente a la acción. Porque ninguna familia debería pasar por este infierno en silencio.

Origen: Finasterida (Propecia): Testimonios tremendos sobre este fármaco “crecepelo” que incita al suicidio – Miguel Jara

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