Recientemente, dos legisladores demócratas de EE. UU. han mostrado su preocupación por la baja carga fiscal de algunas de las principales empresas farmacéuticas del país. La senadora Elizabeth Warren y la representante Jan Schakowsky han instado a compañías como Pfizer, Merck, Johnson & Johnson, AbbVie y Amgen a aclarar su posición respecto a las significativas rebajas fiscales que han disfrutado, a la vez que se cuestionan si estas empresas apoyan la extensión de los recortes fiscales masivos incluidos en la reciente propuesta de reconciliación del Partido Republicano.
Los legisladores argumentan que estas empresas han logrado evitar pagar impuestos estadounidenses trasladando sus beneficios a subsidiarias en jurisdicciones con tasas impositivas mucho más bajas, como Irlanda y Bermudas. Este tipo de prácticas se facilitó por una disposición de la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017, promovida por el expresidente Donald Trump, que, irónicamente, aunque pretendía frenar la evasión fiscal corporativa, terminó incentivando a las multinacionales estadounidenses a desplazar sus operaciones y beneficios al extranjero.
En sus cartas, Warren y Schakowsky sostienen que esta situación es un claro ejemplo de cómo el código tributario estadounidense ha sido diseñado para beneficiar a las poderosas corporaciones farmacéuticas, que no solo obtienen enormes ganancias, sino que también imponen a los ciudadanos precios de medicamentos exorbitantes, sin contribuir de manera justa al sistema fiscal.
Presión sobre las farmacéuticas
Los legisladores han solicitado a las empresas que expliquen el uso que han dado a los miles de dólares que han gastado en cabildeo en el Congreso, especialmente en relación con los esfuerzos para mantener estas lagunas fiscales en la propuesta de ley republicana. Por ejemplo, Johnson & Johnson destinó más de 150,000 dólares en cabildeo sobre asuntos fiscales internacionales sólo en el último trimestre de 2024.
El paquete de impuestos y gastos, que actualmente se encuentra en el Senado, podría hacer permanentes muchos de los recortes fiscales establecidos en la ley de Trump, al tiempo que incluye recortes históricos en programas destinados a los estadounidenses de bajos ingresos, como el Medicaid. A pesar de la presión que los demócratas intentan ejercer para generar oposición pública a ciertos aspectos de la legislación, eliminar la laguna fiscal para las empresas farmacéuticas se presenta como un reto considerable, dada la mayoría republicana en la cámara alta.
Warren ha manifestado que sería una ofensa para el Congreso ampliar las lagunas fiscales en favor de las grandes farmacéuticas, que están generando beneficios estratosféricos mientras sobrecargan a los estadounidenses. La crítica hacia estas empresas no es nueva; un informe anterior acusó a Pfizer de llevar a cabo lo que se calificó como «el mayor esquema de evasión fiscal» en la historia de la industria farmacéutica, tras utilizar tácticas para eludir impuestos sobre sus ventas de medicamentos en EE. UU.
A medida que la administración Trump considera imponer aranceles a los productos farmacéuticos para reubicar la fabricación dentro del país, la situación pone de relieve la compleja intersección entre política fiscal, salud pública y la influencia de las corporaciones en la política estadounidense. Con el trasfondo de una creciente crítica hacia las prácticas de evasión fiscal, la presión sobre las farmacéuticas parece estar alcanzando un punto crítico.
Origen: Senadores estadounidenses acusan a grandes farmacéuticas de evasión fiscal multimillonaria