por Nathalia Moreno González
Entre 2021 y 2024, el gasto público en medicamentos creció un 20,2 % en Colombia, alcanzando los $19,4 billones, según el boletín Salud en Cifras de ACEMI. No obstante, este aumento no se ha traducido en una mejora proporcional del acceso: desde noviembre de 2024, la entrega de medicamentos se convirtió en la principal causa de reclamos de los usuarios del sistema ante la Superintendencia Nacional de Salud. Esta tensión entre inversión creciente y resultados insatisfactorios plantea interrogantes urgentes sobre la eficiencia del componente farmacéutico dentro del Sistema General de Seguridad Social en Salud.
El informe, basado en datos de SISMED, revela que el gasto en medicamentos financiados con recursos públicos pasó de $12,4 billones en 2021 a una proyección de $19,4 billones en 2024, con un crecimiento promedio anual real del 6,3 %. Esta tendencia responde a una combinación de factores que van desde la expansión del Plan de Beneficios en Salud (PBS), hasta el ingreso de terapias biotecnológicas más costosas y una presión creciente sobre la demanda asociada al envejecimiento poblacional y la prevalencia de enfermedades crónicas.
La inclusión masiva de medicamentos en el PBS, que en 2023 alcanzó el 97 % del total de principios activos comercializados en el país, ha hecho que la cobertura con cargo a la UPC se expanda de manera acelerada, incrementando la presión sobre el aseguramiento. La situación se agrava si se tiene en cuenta que este crecimiento no ha estado acompañado de ajustes proporcionales en el valor de la UPC, lo cual impacta directamente la sostenibilidad de las EPS.
El gasto total (público y privado) podría cerrar 2024 en $28,9 billones, lo que representa cerca de una cuarta parte del presupuesto nacional en salud. Esta cifra no incluye los costos indirectos de gestión asociados a la dispensación, logística y auditoría de los tratamientos.

Concentración en enfermedades de alto costo y terapias biológicas
El 63 % del gasto público en medicamentos se concentró en cuatro grandes grupos terapéuticos, de acuerdo con la clasificación anatómica del SISMED:
- Agentes antineoplásicos e inmunomoduladores, con crecimiento acumulado del 18,2 %;
- Medicamentos para el tracto alimentario y metabolismo, que incluyen antidiabéticos orales e insulinas;
- Productos relacionados con sangre y órganos hematopoyéticos;
- Fármacos cardiovasculares, como inhibidores del sistema renina-angiotensina y anticoagulantes.
Los agentes antineoplásicos por sí solos representan hasta el 17,5 % del gasto total, seguidos por medicamentos para diabetes tipo 2, que superan el 9 %. Esta estructura refleja la creciente incidencia de patologías crónicas de alto costo, como el cáncer, la diabetes, la insuficiencia cardíaca y las enfermedades raras.
El impacto financiero se agrava por la alta participación de medicamentos biotecnológicos y de última generación, cuya producción, aprobación y monitoreo tienen costos significativamente mayores. La falta de políticas de sustitución efectiva por biosimilares o genéricos en algunas patologías contribuye a mantener altos niveles de gasto.
Moléculas específicas con mayor impacto presupuestal
El análisis por principio activo demuestra que unas pocas moléculas concentran la mayor parte del gasto farmacéutico institucional. En el caso del cáncer, por ejemplo, el 50 % del gasto se concentró en cuatro productos:
- Pembrolizumab: $283 mil millones,
- Nivolumab: $238 mil millones,
- Osimertinib: $145 mil millones,
- Bevacizumab: $179 mil millones.
En diabetes tipo 2, la metformina sigue siendo el pilar terapéutico con $152 mil millones, pero también destacan las combinaciones como metformina + empagliflozina, que superan los $270 mil millones. Asimismo, entre los inmunosupresores e inmunomoduladores figuran adalimumab ($108 mil millones), abatacept, eculizumab, tofacitinib y ácido micofenólico. En el grupo de anticoagulantes, apixabán, enoxaparina y rivaroxabán concentran el 72 % del gasto total de su categoría.
Esta alta concentración en productos de alto costo hace evidente la necesidad de fortalecer los procesos de evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) y de implementar estrategias de negociación centralizada o compra conjunta.
Insatisfacción creciente de los usuarios: reclamos por medicamentos al alza
Pese al esfuerzo financiero, las reclamaciones por problemas en el acceso a medicamentos no solo no han disminuido, sino que han aumentado de forma preocupante. Desde noviembre de 2024, el acceso a medicamentos se convirtió en el principal motivo de Peticiones, Quejas, Reclamos y Solicitudes (PQRS) reportadas ante la Superintendencia Nacional de Salud.
En enero de 2025 se registraron 52.655 PQRS relacionadas con entrega de medicamentos, consolidando una tendencia que ya había mostrado un incremento del 123 % desde agosto de 2024. Este fenómeno ha sido especialmente grave en territorios como:
- Guaviare, donde el 20 % de todos los reclamos en salud están vinculados a medicamentos;
- Norte de Santander y Santander, con 12 % y 10 % de participación, respectivamente.
En total, 20 departamentos superan el promedio nacional del 6,2 % en reclamos por medicamentos, evidenciando un problema estructural que no se limita a zonas remotas, sino que atraviesa el sistema.
Factores estructurales que agravan la brecha entre gasto y acceso
El boletín de ACEMI identifica múltiples causas que explican por qué el incremento en el gasto no ha mejorado proporcionalmente el acceso efectivo:
- Demoras en la autorización y entrega de tratamientos incluidos en el PBS;
- Gestión deficiente de inventarios y logística farmacéutica;
- Falta de trazabilidad sobre los ciclos de compra, distribución y dispensación;
- Retrasos administrativos entre EPS, gestores farmacéuticos e IPS;
- Ausencia de incentivos para optimizar costos sin afectar calidad terapéutica.
Estos cuellos de botella afectan tanto a usuarios con cobertura UPC como a quienes requieren medicamentos financiados por presupuestos máximos, generando percepción de abandono, discontinuidad en tratamientos y pérdida de confianza en el sistema.
Medicamentos: una amenaza creciente para la sostenibilidad financiera del sistema
Entre 2021 y 2024, el gasto en medicamentos aumentó su participación en el presupuesto nacional en salud en 1,6 puntos porcentuales. Esta alza se produce en un contexto en el que la UPC no ha sido ajustada en proporción al incremento en el valor de las tecnologías incluidas ni a la carga de enfermedad atendida.
Además, el 97 % de los medicamentos comercializados en Colombia ya hacen parte del PBS, lo que ha eliminado la flexibilidad del sistema para diferenciar tratamientos prioritarios según criterios de costo-efectividad o riesgo financiero.
Este panorama amenaza con desbordar la capacidad de pago de las EPS y pone en entredicho la viabilidad del modelo de aseguramiento si no se avanza en una reforma estructural que garantice sostenibilidad, calidad y equidad.