Los medicamentos genéricos funcionan con márgenes estrechos y cadenas de suministro ajustadas. Cualquier alteración que el aumento de los aranceles provoque podría elevar los precios, expulsar del mercado a algunos fabricantes e incluso agravar la escasez de medicamentos.
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Los medicamentos genéricos —versiones más baratas de los medicamentos de marca cuyas patentes ya han expirado— son la columna vertebral de la sanidad moderna. Estos medicamentos representan la mayor parte de las recetas que se expiden en el mundo y son esenciales para tratar una amplia gama de afecciones comunes y crónicas: desde infecciones hasta enfermedades cardiovasculares.
Pero su disponibilidad tiene un coste: quienes fabrican genéricos operan con márgenes muy estrechos y dependen de complejas cadenas de suministro mundiales. Y esto hace que sean especialmente vulnerables a las sacudidas externas.
Los nuevos aranceles podrían reducir la actual dependencia de proveedores extranjeros y fomentar la producción nacional. Aunque esta es una estrategia arriesgada que podría aumentar costes y expulsar de mercados clave a algunos fabricantes, tal y como adviertenEnlace externo quienes conocen bien el sector.
Para el sector de los genéricos, los aranceles podrían provocar interrupciones de la producción y escasez de productos, según dijoEnlace externo Ronald Piervincenzi, el director general de la farmacopea de Estados Unidos (United States Pharmacopeia, USP, por sus siglas en inglés), un grupo sin ánimo de lucro que fija las normas de calidad de los medicamentos. Estas declaraciones las hizo en una entrevista concedida en abril a Fierce Pharma, un sitio web de noticias centrado en la industria farmacéutica. «No sé si un arancel es realmente el incentivo para trasladarse, sino más bien el incentivo para producir otra cosa o comprar para un mercado diferente», añadió Piervincenzi.
Los productos farmacéuticos —hasta ahora— han quedado excluidos de los nuevos y radicales aranceles estadounidenses, pero es probable que el sector no se salve por mucho tiempo.
El presidente Donald Trump ha indicado en repetidas ocasiones su intención de atacar las importaciones farmacéuticas. El Departamento de Comercio estadounidense, por su parte, en abril inició una investigaciónEnlace externo para determinar si dichas importaciones suponen un riesgo para la seguridad nacional. El departamento dispone de hasta nueve meses para presentar sus conclusiones, pero el secretario de Comercio, Howard Lutnick, dijoEnlace externo que los aranceles —que se esperaEnlace externo que sean del 25 % o más— podrían imponerse antes. De momento, no hay indicios de que los genéricos vayan a recibir un trato diferente al de los productos de marca.
Dependencia de Asia
Detrás de la asequibilidad de los genéricos se esconde una cadena de suministro mundial que, en gran medida, depende de Asia. Una dependencia que las recientes amenazas arancelarias de Estados Unidos pretenden abordar fomentando la producción nacional.
Según algunas estimaciones, China —por sí sola— produce el 80 % de los ingredientes farmacéuticos activos del mundo; esto es, los componentes esenciales que confieren a los medicamentos su efecto terapéutico. En China se concentraEnlace externo toda la producción mundial de principios activos farmacéuticos para al menos tres medicamentos genéricos esenciales incluidos en la lista de la Organización Mundial de la Salud.
En EuropaEnlace externo, por su parte, en torno al 80 % de los principios activos utilizados en los medicamentos genéricos y el 40 % de los medicamentos genéricos acabados se producen en China o la India. En Estados Unidos, en 2021, casi el 90 % de las instalaciones que fabricaban principios activos genéricos para el mercado nacional estaban en el extranjero. Al igual que casi dos tercios de los centros que producían genéricos acabados.
A pesar de que EE. UU. importaEnlace externo directamente de China solo alrededor del 16 % de sus principios activos, su dependencia indirecta es mayor. Casi el 40 % de los genéricos acabados que se venden allí proceden de la India, que, a su vez, obtiene de China hasta el 80 % de sus principios activos.
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Algunos productos dependen especialmente de esta cadena mundial de suministro. Se calculaEnlace externo que entre el 90 y el 95 % de los genéricos inyectables estériles utilizados en hospitales y urgencias de EE. UU. dependen de materias primas o sustancias activas procedentes de China e India.
¿Más desabastecimientos a la vista?
Si bien es verdad que varias empresas pueden vender un mismo medicamento genérico, muchas dependen del mismo proveedor para los ingredientes clave. Así que una ruptura en una fase temprana de la cadena de suministro —como una interrupción de las materias primas o los principios activos relacionada con los aranceles— puede repercutir en todos los productores.
«La cadena de suministro de genéricos es como un árbol con un tronco delgado: puede haber muchos frutos en la copa, pero un problema en la base, y todo se derrumba», afirma Jonathan Silcock, profesor asociado de la Facultad de Farmacia y Ciencias Médicas de la Universidad de Bradford (Reino Unido).
Aumentar la producción no es sencillo ni rápido, incluso cuando se prevén interrupciones. «Si cinco empresas fabrican el mismo medicamento genérico, cada una solo tiene capacidad para atender su propia cuota de mercado», explica Ivan Lugovoi, profesor adjunto de Gestión de la Cadena de Suministro Médica y Farmacéutica en la Universidad de Logística de Kühne.
«Si uno de ellos abandona el mercado —debido a los aranceles, por ejemplo—, los demás sencillamente no tienen los recursos para tomar rápidamente el relevo», lo que podría aumentar el riesgo de escasez de genéricos. Algo que ya es un problema acuciante en muchos países.
En el mundo sigue habiendo escasez de medicamentos. Desde paracetamol hasta amoxicilina, un antibiótico de primera línea utilizado para tratar infecciones bacterianas en menores, —en parte— por las interrupciones de la cadena de suministro que provocaron las restricciones de la covid-19.
«Cuando la demanda se disparó, los fabricantes fueron físicamente incapaces de aumentar la producción con la rapidez suficiente para satisfacerla», dice Lugovoi. Cualquier presión adicional podría hacer que el suministro fuera todavía más frágil, y no solo el de los genéricos. A pesar de contar con mayores recursos, los fabricantes de medicamentos de marca también dan la voz de alarma: «Los aranceles pueden alterar la cadena de suministro y provocar escasez», declaróEnlace externo en abril en una conferencia sobre resultados Joaquín Duato, consejero delegado de Johnson & Johnson.
Presión sobre los precios
En 2023, los genéricos y los biosimilares —medicamentos biológicos casi idénticos a tratamientos ya aprobados— representaban el 90 % de todas las recetas dispensadas en EE. UU., aunque esto solo era el 13,1 % del gasto total en medicamentos, segúnEnlace externo la Asociación para el Acceso a los Medicamentos (AAM). Esta rentabilidad se tradujoEnlace externo ese año en un ahorro para el sistema sanitario estadounidense de más de 445.000 millones de dólares (363.000 millones de francos suizos).
Sin embargo, esa asequibilidad podría estar amenazada. Si se aprueban los aranceles estadounidenses sobre las importaciones farmacéuticas, los precios nacionales de los medicamentos aumentarán. Aunque el mercado farmacéutico en general se vería afectado, los genéricos podrían verse especialmente perjudicados, porque sus márgenes de beneficio, ya de por sí estrechos, dificultarían la absorción del aumento de los costes. Y esto haría más probable un aumento de los precios.
El banco holandés ING calculóEnlace externo que un arancel del 25 % en Estados Unidos podría hacer que el coste de un tratamiento genérico contra el cáncer para 24 semanas aumentara entre 8.000 y 10.000 dólares. Las personas más afectadas serían las que no tienen seguro, aunque también podrían aumentar las primas del resto. Así lo advirtióEnlace externo Stephen Farrelly, responsable mundial de farmacia y sanidad de ING.
Silcock, sin embargo, señala que es más probable que las empresas farmacéuticas suban más los precios allí donde ahora los genéricos son más baratos que en los países con una industria farmacéutica fuerte, como EE. UU. y Suiza, donde los precios ya son altos.
En Suiza, el uso de genéricos históricamente ha sido menorEnlace externo que en otros países europeos. En 2023 representaron el 23 % de todos los medicamentos vendidos, muy por debajo de la media de la OCDE (el 54 %); y muy por detrás de países como Alemania (con el 83 %) y el Reino Unido (con el 80 %). Aunque en Suiza su uso ha aumentado en los últimos años, los precios siguen siendo considerablemente más altos: en 2023 en el resto de Europa los genéricos costaron de media un 45,5 % menos que en Suiza.
Esta menor dependencia de los genéricos, combinada con los ya elevados precios de los medicamentos, sugiere que Suiza puede ser menos vulnerable a la escasez de genéricos o a las subidas de precios provocadas por los aranceles estadounidenses.
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Una elección política
Tras las declaraciones de Trump, varios grandes fabricantes de medicamentos —incluidos los gigantes suizos Roche y Novartis— anunciaron inversiones de miles de millones de dólares en instalaciones de fabricación estadounidenses. Aunque harán falta años para que estos proyectos se completen, esas declaraciones tienen un doble propósito: proteger a las empresas de futuros posibles aranceles y señalar su alineamiento con la política industrial estadounidense.
Pero esa misma estrategia es mucho menos viable para los fabricantes de genéricos. Empresas como Sandoz, con sede en Basilea, suelen vender sus productos a un precio hasta un 95 % inferior al de los medicamentos de marca originales, lo que les deja poco margen —o ninguno— para absorber los costes adicionales derivados de los aranceles.
«Construir una nueva planta de fabricación lleva al menos entre tres y cinco años, a los que hay que sumar uno o dos años más para obtener las autorizaciones reglamentarias incluso antes de que la producción pueda comenzar. Es una inversión significativa a largo plazo con un rendimiento incierto», dice Lugovoi, que añade: «Las empresas de genéricos —que tienen menos recursos financieros que otros fabricantes de medicamentos— no darán ese salto a menos que haya un compromiso claro y fiable del país anfitrión».
Ante el aumento de los costes, para los fabricantes de medicamentos genéricos puede ser más factible dejar de fabricar determinados productos en vez de absorber los gastos o trasladar la producción a países con costes elevados. En abril, el consejero delegado de Sandoz, Richard Saynor, advirtióEnlace externo de que unos aranceles significativos podrían obligar a la empresa a retirar algunos productos del mercado estadounidense. Y afirmó que «los aranceles no nos animarán, desde luego, a invertir más en el país».
A diferencia de Roche y Novartis, Sandoz carece de una base de fabricación en Estados Unidos. La empresa —una de las mayores productoras de genéricos del mundo, tras su escisión en 2023 de Novartis— obtiene casi una cuarta parte de sus ingresos en Norteamérica. Sandoz generó 2.400 millones de dólares (1.970 millones de francos suizos) en ventas netas en la región, solo superada por Europa, según su informe anualEnlace externo de 2024.
Pero incluso si los aranceles consiguieran forzar el regreso de la producción a Estados Unidos, Silcock sostiene que seguiría siendo una estrategia industrial errónea. Dado el enorme volumen de genéricos vendidos en Estados Unidos, incluso un pequeño aumento de precios elevaría significativamente el gasto sanitario sin añadir valor real. «La prioridad debería ser conseguir genéricos a bajo coste. El valor de la farmacia occidental reside en la innovación, y ahí es donde debe ir la inversión», afirmó.
No todo el mundo está de acuerdo en que la preocupación primordial deba ser que estos productos tengan un precio más económico. Lugovoi recuerda que, en última instancia, la decisión de deslocalizar es política. «Si el sector de los genéricos se considera estratégico, como la defensa, la lógica cambia. La producción de material militar no se externaliza a Estados extranjeros solo porque sea más barata», argumenta.
Dada la actual dependencia de Asia para los ingredientes farmacéuticos clave, los aranceles pueden verse menos como una herramienta comercial y más como una palanca geopolítica para reducir la dependencia.
Pero si el objetivo es reforzar la capacidad de resistencia nacional, según Lugovoi, puede que los aranceles no sean la mejor herramienta para lograrlo. En su lugar, los gobiernos tendrían que ofrecer incentivos serios y contratos a largo plazo para convencer a los fabricantes de que regresen. «Sería caro, pero es el precio que hay que pagar por la seguridad», admite.
Editado por Virginie Mangin. Adaptado del inglés por Lupe Calvo / CW.
Origen: Los aranceles estadounidenses podrían trastocar el suministro de genéricos – SWI swissinfo.ch