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El boom del lobby por los aranceles: cómo las corporaciones de EEUU luchan para proteger sus intereses y perjudicar a su competencia

Por Bruno Sgarzini

La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha desatado una verdadera fiebre de lobby en Washington para influenciar en los nuevos aranceles comerciales. Se estima que, durante el primer trimestre de 2025, los cabilderos representaron a 215 clientes en temas arancelarios, casi el doble que en todo 2024, cuando fueron apenas 120, según Open Secrets, un portal de información gubernamental de fuente abierta. Esta explosión del lobby en el gobierno federal estadounidense refleja la desesperación de las empresas por navegar el laberinto de la política comercial trumpista.

El sector farmacéutico lideró esta carrera después de que Trump amenazara con imponer aranceles a los medicamentos para forzar la manufactura doméstica. La Asociación de Investigación y Fabricantes Farmacéuticos (PhRMA) aumentó su gasto de cabildeo de 9.8 millones a casi 13 millones de dólares, enfocándose en temas como la propiedad intelectual, la política arancelaria sectorial, la guerra comercial y la temida Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, que otorga al presidente poderes especiales contra prácticas comerciales desleales.

Eli Lilly, una de las farmacéuticas, elevó sus gastos en lobby de 1,9 a 3,5 millones de dólares para influir en las negociaciones comerciales con Japón, la Unión Europea, China, India, Reino Unido y Brasil para el acceso a esos mercados y proteger su propiedad intelectual, según sus reportes públicos. Mientras que el gigante Apotex, un gran productor de medicamentos genéricos disparó su dinero en lobby de 140,000 a 810,000 dólares para conseguir exenciones arancelarias para sus productos farmacéuticos.

Se estima que, durante el primer trimestre de 2025, los cabilderos representaron a 215 clientes en temas arancelarios, casi el doble que en todo 2024, cuando fueron apenas 120.

Nike y Adidas, dos gigantes que dependen de la manufactura asiática, también reforzaron sus operaciones de cabildeo. Nike incrementó su gasto de 410,000 a 630,000 dólares, concentrándose en políticas que podrían generar aranceles a bienes importados desde “países adversarios” como China, según su reporte público. Adidas, aunque con menor presupuesto, triplicó su inversión de 10,000 a 27,000 dólares sin precisar con exactitud los temas arancelarios en los que intentó influir. Según El Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale, los aranceles podrían elevan los precios de la ropa y textiles hasta el 17% con un impacto en las ventas, y los costos de empresas como Nike y Adidas.

La automotriz General Motors también elevó en un 69% sus gastos en lobby para influir en los aranceles al pasar de 4,8 a 8,2 millones de dólares. General Motors, por su lado, se concentró en las barreras comerciales no arancelarias, la cadena de suministro internacional y proteger el tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC). La corporación estima que por la guerra comercial podría perder hasta cinco mil millones de dólares. Mientras que Ford Company destinó casi un millón de dólares también en el apartado “implementación de T-MEC, aranceles y la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que le permite al presidente aplicar sanciones comerciales”. La tercera gran automotriz estadounidense, Stellantis, fabricante de Fiat y Jeep, en su cabildeo, por más de un millón de dólares, agregó a estos temas un apartado dirigido a la relación entre China y Estados Unidos. La corporación reportó pérdidas de más de 2,7 mil millones de dólares.

Un sector que buscó beneficiarse con los aranceles al aluminio, por parte de la Administración Trump, fueron los gigantes de este sector en Estados Unidos: Aluminum Association y Century Aluminum. “El cabildeo de esta última aumentó de 80.000 dólares en el primer trimestre de 2024 a 230.000 dólares en el primer trimestre de 2025, principalmente en temas relacionados con el comercio y los aranceles del aluminio. El de Century Aluminum aumentó de 119.000 dólares a 229.000 dólares. Ejerció presión sobre la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que otorga al presidente la facultad de ajustar las importaciones de ciertos bienes si existe una preocupación por la seguridad nacional. Century Aluminum también presionó para apoyar la iniciativa del gobierno de aumentar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de China (y Europa)”, según Open Secrets.

Otro sector que buscó beneficiarse con los aranceles al aluminio, por parte de la Administración Trump, fueron los gigantes de este sector en Estados Unidos: Aluminum Association y Century Aluminum

Ambos lobbys tuvieron su beneficio cuando Trump anunció aranceles al aluminio extranjero del 50%. Lo mismo pasó con el acero extranjero, un sector donde la US Steel gastó más de cuatro millones de dólares en los dos últimos años para promover medidas contra las importaciones y la sobrecapacidad de producción de países extranjeros (en una clara alusión a China), según los reportes públicos de lobby federal de la compañía.

Esta avalancha de lobby refleja una realidad: en la era Trump 2.0, el acceso político se ha vuelto más crucial que nunca para la supervivencia empresarial en el mercado global. También para que las corporaciones estadounidenses ineficientes busquen, a través del presidente estadounidense, perjudicar a sus competidoras extranjeras.
Origen: El boom del lobby por los aranceles: cómo las corporaciones de EEUU luchan para proteger sus intereses y perjudicar a su competencia

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