Junto a él, fue sentenciado otro hombre por su papel en la misma red delictiva.

El empresario y promotor cubano Boris Arencibia, de 52 años, fue condenado a 57 meses de prisión federal por su implicación en un vasto esquema criminal que involucró la venta de medicamentos desviados y mal etiquetados, incluidos fármacos empleados en el tratamiento de enfermedades graves como el VIH y el cáncer.
Junto a él también fue sentenciado José Armando Rivera García, de 45 años, por su papel en la misma red delictiva.
Ambos se declararon culpables en dos casos federales distintos, correspondientes a esquemas relacionados, mediante los cuales comercializaron fármacos de origen fraudulento por un valor que supera los 28 millones de dólares.
Un esquema que puso vidas en peligro
Según el comunicado oficial de la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, Arencibia y Rivera adquirieron grandes cantidades de medicamentos recetados a través de canales ilegales.
Algunos eran vendidos directamente por pacientes, mientras que otros fueron obtenidos mediante el uso de recetas falsas o fraudulentas.
Estos medicamentos, que debían conservarse en condiciones específicas para garantizar su eficacia, eran almacenados sin ningún tipo de control.
Una vez adquiridos, los medicamentos eran reenvasados y se les falsificaba la documentación para simular que procedían de fabricantes legítimos o mayoristas autorizados.
Desde empresas de distribución farmacéutica ficticias, los fármacos eran enviados a farmacias en todo Estados Unidos, donde eran comprados por pacientes desprevenidos.
En algunos casos, las píldoras en los frascos no correspondían al tratamiento indicado.
Se hallaron frascos con vitaminas, medicamentos distintos e incluso con pequeñas piedras, lo que expuso a los consumidores a graves riesgos sanitarios.
Dos casos, una misma red
El primer caso judicial se presentó en 2019, año en que se desmanteló una conspiración que involucraba a 20 acusados.
De ellos, todos menos uno han sido sentenciados a prisión, con condenas que oscilan entre los 30 meses y los 14 años.
Arencibia fue identificado como uno de los que obtenía grandes volúmenes de fármacos en el mercado negro, que luego entregaba a Rivera García.
Este último fundó una empresa llamada LDD Distributors, que recibía los productos de Arencibia para enviarlos a un mayorista controlado por otro acusado. Ambos fueron condenados en este caso a 57 meses de prisión.
El segundo proceso judicial tuvo lugar en 2025, cuando las autoridades descubrieron que ambos acusados habían retomado la actividad delictiva, operando una nueva distribuidora mayorista de medicamentos.
A través de esta empresa, continuaron vendiendo productos desviados a farmacias estadounidenses, esta vez con una estructura más sofisticada de documentación falsificada.
Por este segundo caso, fueron sentenciados a 43 meses de prisión, aunque el tribunal determinó que ambas condenas se cumplirán simultáneamente.
“Estos acusados introdujeron medicamentos contaminados y reenvasados en farmacias de todo el país, a sabiendas del peligro. Nuestra Oficina seguirá colaborando con la FDA, la OIG del HHS y el FBI para proteger a los pacientes y exigir responsabilidades a quienes conviertan el sistema de salud en un mercado delictivo”, recalcó Reding Quiñones.
Investigación federal y procesamiento judicial
El caso de 2019 fue investigado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA-OCI) y el FBI, mientras que el de 2025 estuvo a cargo del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS-OIG).
Las causas fueron procesadas por los fiscales federales adjuntos Frank Tamen y Nicole Grosnoff, junto a la litigante Jacqueline Zee DerOvanesian, del Departamento de Justicia.
El juez federal Darrin P. Gayles fue el encargado de dictar sentencia. Aunque las penas combinadas suman 100 meses, el cumplimiento simultáneo implica que Arencibia y Rivera García pasarán menos de cinco años en prisión.
Trayectoria: del judo al entretenimiento… y al crimen
La historia de Boris Arencibia no siempre estuvo ligada al delito. Nacido el 7 de septiembre de 1973 en Pinar del Río, Cuba, fue un destacado judoca, coronado siete veces campeón nacional.
En 1993, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Juan, Puerto Rico, desertó de la delegación cubana, iniciando así una nueva vida en Estados Unidos.
Al año siguiente, ya bajo la bandera estadounidense, ganó el campeonato nacional en la categoría de 60 kg. Pese a sus éxitos deportivos, Arencibia abandonó el judo poco después para enfocarse en emprendimientos en el ámbito del entretenimiento.
Fundó empresas, organizó eventos y se consolidó como promotor cultural.
Fue el principal organizador del Santa María Music Fest, un festival de música en la cayería norte de Cuba que promovió el turismo hacia instalaciones del conglomerado militar Gaviota, vinculado al régimen cubano. Su nombre comenzó a ser asociado con círculos de poder e intereses oficiales de La Habana.
Escándalos fuera del negocio farmacéutico
La figura de Arencibia también ha sido polémica fuera del ámbito empresarial. Fue involucrado en dos altercados violentos en bares de Miami.
En uno de ellos fue acusado de agredir al influencer Ultrack y a su entonces esposa, Amanda Sanz, en un episodio ampliamente divulgado en redes sociales.
Estas situaciones, sumadas a su vinculación con una red de medicamentos adulterados, han deteriorado aún más su imagen pública, especialmente entre la comunidad cubana en el exilio.
Boris Arencibia, quien una vez fue símbolo del talento deportivo cubano y luego se reinventó como promotor cultural, enfrenta ahora la consecuencia de sus delitos con una sentencia que lo alejará durante varios años de los negocios y de la vida pública.
