Por: Merith Basey – Directora Ejecutiva de Patients For Affordable Drugs
Para demasiadas familias latinas, el costo de los medicamentos significa elegir entre la salud, la renta o la comida.
Durante años, los estadounidenses han visto a las Grandes Farmacéuticas usar su poder monopólico para manipular el sistema en contra de los pacientes, elevando los precios de los medicamentos año tras año y dejando muchos tratamientos y medicamentos fuera de su alcance. La mayoría de las recetas médicas tienen aumentos de costo anuales, y algunas pueden costar millones de dólares por un tratamiento.
Sin embargo, un anuncio hace dos semanas trajo un nuevo rayo de esperanza para millones de pacientes con Medicare. La administración federal anunció precios más bajos para 15 medicamentos cubiertos por Medicare — el cual es un programa de negociación creado bajo la Ley de Reducción de la Inflación que ha transformado el panorama de los precios de medicamentos en Estados Unidos.
Durante más de dos décadas, una sola cláusula insertada en la ley federal bloqueó el poder de Medicare de negociar los precios de medicamentos. Esa cláusula, aprobada en plena noche bajo presión de cabilderos, otorgó a la industria farmacéutica un acuerdo hecho a su medida y convirtió a Estados Unidos en la única nación rica impedida de buscar un mejor precio para sus pacientes.
Esa era terminó en el 2022. Ahora ya se han anunciado dos rondas de negociaciones de precios de medicamentos de alto costo, y la primera ronda de precios más bajos entrará en vigor en enero de 2026. Las noticias de hace dos semanas no solo importan debido a los ahorros que traerán a los pacientes de Medicare — también confirman que la administración de Trump está manteniendo un compromiso bipartidista para reducir los costos de los medicamentos recetados.
Los precios de la segunda ronda están alineados, en términos de los porcentajes de los descuentos, con los de la primera ronda, con tres medicamentos que recibirán descuentos de más del 80%. Si los nuevos precios hubieran estado vigentes en el 2024, los pacientes hubieran ahorrado alrededor de $685 millones en gastos de bolsillo. En resumen, este avance refleja tanto la magnitud del problema de los altos costos de los medicamentos como el hecho de que la negociación es crucial para brindar alivio real.
Para la comunidad Latina, la cual tiene un 18% de mayor probabilidad de reportar que no pueden pagar los costos asociados con la atención médica y que enfrentan tasas más altas de enfermedades como la diabetes y la enfermedad hepática crónica, los beneficios pueden ser especialmente significativos. Cuando los medicamentos se vuelven inasequibles, no solo afecta a una persona — el impacto se extiende a toda la familia.
Pacientes para quienes se creó la negociación de Medicare —como Norma, en Texas, quien durante años ha tenido que elegir entre su salud y su estabilidad económica, debido a que ella paga $2,000 al mes por Ozempic. O Teresa, en Carolina del Norte, que necesita Breo Ellipta para controlar su asma y su condición cardiaca, pero lamentablemente no puede pagar los $400 que cuesta.
Y a pesar de la resistencia de las Grandes Farmacéuticas, el progreso se mantiene. El Programa de Negociación de Medicare ha sobrevivido ataque tras ataque de demandas agresivas, y los tribunales ya han rechazado los argumentos de la industria 16 veces. Mientras tanto el 90% de los estadounidenses afirman que los precios de los medicamentos son demasiado altos, y tres cuartas partes culpan esos costos al lucro de la industria farmacéutica.
Durante dos décadas, la industria farmacéutica tuvo un poder monopólico sin precedentes — y el resultado fue un sistema de precios que obliga a los pacientes a tomar decisiones imposibles, todo para beneficiar las ganancias de los fabricantes. La negociación de Medicare finalmente está corrigiendo ese desequilibrio, ofreciendo alivio real a pacientes en todo el país, incluidas las comunidades latinas que han sufrido un daño desproporcionado por los altos precios.
Es un paso histórico hacia la justicia y la responsabilidad en el sistema de precios de medicamentos, y uno que vale la pena proteger. Porque, al final, los medicamentos no funcionan si la gente no los puede pagar.
Merith Basey es la Directora Ejecutiva de Patients For Affordable Drugs, la única organización nacional de defensa de pacientes enfocada exclusivamente en reducir los precios de los medicamentos recetados. Con experiencia en salud global y en la defensa del acceso a los medicamentos, ha liderado esfuerzos en América Latina, el Caribe y Estados Unidos para impulsar políticas que ponen a los pacientes por encima de las ganancias.
Origen: Después de décadas de poder monopólico, el control de las Grandes Farmacéuticas sigue debilitándose

