Colombia: Marihuana, evidencia del uso terapéutico
El minsalud se mostró dispuesto a permitir el uso medicinal de cannabinoides.
Por: Redacción Política
La aprobación del proyecto de ley daría paso a la producción de medicamentos basados en el cannabis. / AFP
El respaldo del ministro de Salud, Alejandro Gaviria, al uso medicinal del cannabis, está enmarcado en una serie de evidencias científicas que han llevado a la comunidad internacional a plantear un debate que viene desmitificando a la planta como una sustancia empleada exclusivamente para la recocha.
Según explicó el propio Gaviria, su posición durante el foro del pasado jueves en el Congreso no quiere decir que el Estado vaya a asumir una nueva postura frente a las sustancias de uso ilícito. Incluso, sostuvo que detrás de lo que dijo no hay mucho más que el respaldo político que le quiere dar el Gobierno al proyecto de ley que pretende reglamentar el uso terapéutico del cannabis, de la autoría del senador liberal Juan Manuel Galán. Hasta ahí.
La de Gaviria es una postura muy similar a la de William Quevedo, miembro del grupo de investigación en Sustancias Psicocativas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, quien prefiere que no se confunda a la gente hablando de legalización. “Hay medicamentos y productos derivados del cannabis que han mostrado su efectividad. No obstante, la evidencia científica no es de la categoría más alta”, dice el especialista que participó en el foro convocado por Galán.
Según explica Quevedo, hay tres estadios de los estudios científicos sobre el valor medicinal de determinada sustancia. La categoría A es la que muestra de forma inequívoca los beneficios de una sustancia, seguidos por la B y la C. De acuerdo con el investigador, la mayoría de los estudios sobre las propiedades beneficiosas del cannabis están en la B.
De hecho, hay medicamentos que ya están en el mercado internacional y que contienen elementos de la marihuana. El marinol (dronabinol), cesamet (nabilona) o sativex son algunos de los nombres de comprimidos que sirven como tratamiento contra vómitos producidos por la quimioterapia, algunos efectos del VIH, glaucoma, depresión, epilepsia o migrañas.
El relato de Natalia Tangarife, directora de la fundación Cultivando Esperanza, que trabaja por el tratamiento alternativo de pacientes con epilepsia refractaria, es mucho más empírico. Varias madres cultivaron marihuana en la finca de un conocido, le pagan a otra persona para que haga el proceso de destilación, ésta les entrega la resina y la mezclan posteriormente con aceite de oliva para suministrarla a sus hijos a manera de goticas.
“Esto ha sido un alivio para nosotros. Ya estamos por el segundo mes de tratamiento con Jacobo (su hijo). Antes no dormía y el primer resultado que vimos fue que, el primer día que le dimos, durmió toda la noche, se levantó tranquilo, no con esa zozobra que mantenía. A la semana vimos la reducción en los episodios de crisis. Contrario a lo que mucha gente me ha dicho, él no vive ‘trabado’. Si mucho hace una siesta en la tarde. Eso sí, todavía está tomando dos anticonvulsivos”, explica.
Así como Quevedo y Tangarife, la doctora Paola Pineda, quien asesora a Cannalivio, una empresa de Medellín que hace productos como pomadas y ungüentos para aliviar dolores en personas con enfermedades como la artritis, explicó que la postura que asume el Gobierno al respaldar el proyecto de Galán es la indicada. La empresa que asesora ha cotejado sus procedimientos en países como España y Estados Unidos, y ha pulido una industria que se vería beneficiada con esta iniciativa que empieza su tránsito en el Congreso.
Aunque el minsalud ha dicho que “no puede asegurar” que el Gobierno esté de acuerdo con “cada coma” del proyecto presentado por Galán, ha expresado su respaldo. Lejos estamos de un uso regulado de marihuana, mucho más de un mercado controlado por el Estado. Sin embargo, que el Gobierno reconozca que la marihuana tiene más usos que el recreativo no sólo abre la posibilidad de nuevos enfoques en la guerra contra las drogas, sino una oportunidad real de mejorar la calidad de vida de muchas personas a las que la medicina tradicional no les ha dado alternativas.