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Colombia – Ministro de Salud: ‘La marihuana ya no es un tema vedado’

Alejandro Gaviria dice que en Colombia y el mundo ha cambiado la idea sobre este producto.

Por:  SALUD |

 

Foto: Archivo / EL TIEMPO

El ministro Gaviria no cree que se abra una vía al consumo.

La firma, esta semana, del decreto que fija normas para la producción, investigación y procesamiento de insumos y medicamentos a partir de la marihuana es una muestra del cambio de discurso que se ha venido dando en los últimos años frente a la política antidroga.

Así lo afirma Alejandro Gaviria, ministro de Salud y principal impulsor de esta norma, que, a su juicio, permitirá no solo que los pacientes accedan a fármacos que pueden ayudarlos a manejar ciertos problemas de salud, sino que Colombia incursione en el mercado global de la marihuana con fines medicinales.

En entrevista con EL TIEMPO, Gaviria, quien se ha destacado por la adopción de medidas audaces frente a temas no menos polémicos como la eutanasia, el aborto y las aspersiones de glifosato, insiste en que el decreto no riñe con el proyecto de ley que busca garantizar el uso medicinal de marihuana, el cual se tramita en el Congreso.

¿Cuál es, en su criterio, el aporte más importante de este decreto?

En términos concretos, es claro: define los requisitos para la producción y exportación de marihuana medicinal a partir de licencias, tal y como lo señalan las convenciones de Naciones Unidas. Si alguien quiere producir marihuana con fines medicinales o científicos, tendrá que solicitar varias de ellas: de tenencia de semillas, de cultivo y de transformación. Si el solicitante cumple los requisitos estipulados, podrá producir bajo un control estricto y permanente del Estado.

Son medidas audaces, si se tiene en cuenta que en el país el tema de los narcóticos es vedado…

La política antidroga estuvo dominada por un paradigma inflexible: “las matas que matan”. Pero, en el caso de la marihuana, este ha cambiado, no solo en Colombia sino en buena parte del mundo. Hay una tendencia hacia formas de regulación distintas. Y existe también una creciente curiosidad global sobre las propiedades medicinales de los cannabinoides. El tema, en mi opinión, ya no es vedado. Ya no es tan difícil.

¿Es correcto decir que el decreto hace ‘integración vertical’, desde el cultivo hasta la producción de medicamentos?

Sí, es correcto. Las actividades de cultivo tienen que estar conectadas con las de producción de medicamentos o fitoterapéuticos. No es que yo pueda decir: ‘voy a sembrar un lotecito con marihuana para ver a quién se la vendo después’.

¿Riñe este decreto con la ley propuesta por el senador Juan Manuel Galán?

El decreto es complementario al proyecto de ley que ya completó dos debates en el Congreso. Este último plantea cambios que el decreto no, como cobrar por licencias, imponer multas y crear competencias nuevas en algunas instituciones de gobierno, en particular en el Ministerio de Justicia.

¿Cómo explica que el país haya remontado en poco tiempo la polarización en torno a la marihuana medicinal y ya cuente con normas al respecto?

Tanto Colombia como el mundo están cambiando. Las percepciones y los valores de la sociedad se han transformado frente a este tema. El investigador Francisco Thoumi me dijo alguna vez que la marihuana ya había sido domesticada por la sociedad. La polarización no es tanta. La mayoría parece estar a favor de la marihuana medicinal.

¿El país quería adelantarse a producir insumos y medicinas de este tipo, para quedarse con parte de un mercado que se avizora cada vez más grande?

Es cierto que el comercio global de marihuana medicinal va a crecer exponencialmente. Y es cierto que el decreto facilita la producción doméstica. El decreto le da a Colombia una suerte de ventaja competitiva institucional.

Se dice que se cambiarán grandes cultivos de amapola ilegal por marihuana lícita… ¿Qué opina?

Ojalá. Si eso pasa, estaríamos ante una historia de éxito empresarial y ante una redención para muchas comunidades. No lo había visto de esa manera, pero el decreto puede servir también para impulsar el desarrollo alternativo.

La marihuana medicinal no es una panacea. ¿No se busca con esto empezar a recorrer el camino hacia la legalización total de su consumo?

Es cierto, no es una panacea, pero existen indicios de su efectividad contra dolores neuropáticos, el insomnio, las náuseas en pacientes oncológicos, la agitación en pacientes con demencia y ciertas convulsiones, entre otros. Además, es más segura y menos tóxica que otras sustancias.

Esta semana se publicó un artículo que muestra, para el caso de Estados Unidos, que las muertes por sobredosis de opiáceos fueron menores en donde la marihuana medicinal es legal. En fin, los beneficios parecen ser reales. No siempre es fácil establecer límites entre usos medicinales y recreativos de la marihuana, pero institucionalmente son debates distintos.

¿No está usted haciendo, con este decreto, un aporte al cambio de la política antidroga en Colombia?

Hace un tiempo se decía que el Gobierno había cambiado la retórica sobre la política antidroga, pero que no había hechos concretos. Con estas medidas, el Gobierno está demostrando que el cambio no es solo en el discurso, que sí hay cambios reales.

Se dice que la marihuana medicinal no necesitaba aprobación porque no estaba prohibida. El decreto legalizó la producción. Quiere decir que este, y no la ley, introdujo un cambio clave en este tema…

La Ley 30 de 1986 permite el uso de marihuana medicinal, pero estuvo sin reglamentar durante 30 años. Los retos eran más de reglamentación que de un marco legal nuevo.

El decreto dará pie a la creación de una industria y a la generación de un mercado. ¿De qué tamaño es?

Es difícil saberlo. Pero podríamos estar ante una historia agroexportadora de dimensiones sustanciales. Algunos dicen que del tamaño (de la) del banano o de las flores, pero, por ahora, todo esto es especulación.

¿Podrá redundar en el incremento de adictos?

La prevalencia de consumo de marihuana no ha aumentado en los países o estados de Estados Unidos donde la marihuana medicinal es legal. Ese parece ser un temor infundado.

¿No teme pasar a la historia como el primer ministro del mundo que viabiliza una sustancia ilegal?

No tengo ese temor. Miles de personas pueden beneficiarse, y eso es lo que importa. Señalaré, para terminar, un punto importante: la conexión entre la salud como derecho y las libertades de los individuos, de los campesinos, las mujeres y los enfermos terminales, entre otros.

Origen: Entrevista con el ministro de Salud, Alejandro Gaviria – Salud – ELTIEMPO.COM

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