Debate: las “patentes secundarias”, maniobra de las farmacéuticas que impacta en el acceso a los medicamentos
Un estudio científico publicado en PloS One, un investigador de Estados Unidos analiza el impacto de las “patentes secundarias”, una maniobra para frenar la llegada a los mercados de genéricos. Según el mismo, de prohibirse esta maniobra, casi 4 de cada 10 medicamentos perderían la exclusividad, dando lugar a versiones más económicas, lo que mejoraría el acceso de la población.
El investigador Amy Kapczynski, de la Universidad de Yale en Estados Unidos, acaba de publicar un provocador y polémico artículo, que desnuda una de las maniobras de la industria farmacéutica para frenar a los genéricos en el mundo. Las “patentes secundarias”. En su artículo científico, publicado en PLoS One, se pregunta “por qué en los últimos años un mismo medicamento puede aparecer en varias patentes”. La respuesta apunta a esta forma de dilatar la llegada de versiones económicas, sobre todo al tercer mundo. El trabajo afirma que el 36 por ciento de todos los fármacos del mundo perderían la protección económica, lo que generaría una verdadera “revolución” y mejoraría notablemente el acceso a los tratamientos.
Las “patentes secundarias” no describen una nueva molécula o producto químico, sino una nueva presentación del medicamento, como por ejemplo tabletas o gotas, una nueva dosificación, etc. Las mismas son utilizadas como una forma de administrar el ciclo de vida de un medicamento, evitando que aparezcan medicamentos genéricos al expirar la patente principal.
“Las ‘patentes secundarias’ son una maniobra legal muy efectiva, puesto que permiten a las farmacéuticas agregar entre 6 y 7 años extra al monopolio que obtienen sobre un medicamento. Por otra parte, los pacientes no pueden acceder a versiones genéricas de los mismos medicamentos durante un período aún más largo, aumentando el precio que pagan por sus tratamientos”, dice Kapczynski en su trabajo. Por esto, están prohibidas en varios países en desarrollo.
El período legal de duración de una patente es 20 años, un tiempo que es considerado ampliamente como más que suficiente para recuperar la inversión inicial y obtener grandes retornos económicos. “Las patentes secundarias son un caso evidente de ‘evergreening’ (reverdecimiento). Por estas razones, las patentes secundarias están prohibidas en varios países en desarrollo”, rescata el académico. Por ejemplo en India, la ley de patentes excluye “nuevos usos, combinaciones, o nuevos formatos de sustancias conocidas que no aumenten su eficacia”.
El artículo en cuentión (que puede descargarse adjunto de esta nota) analiza las cifras en detalle y, basado en un análisis estadístico, produce una estimación de lo que sucedería si las “patentes secundarias” no existieran.
“Una estimación conservadora es que eliminar las patentes secundarias podría liberar hasta un 36 por ciento de nuevos medicamentos para la producción genérica, dado que solamente un 64 por ciento de los medicamentos en nuestra muestra son patentes que nombran compuestos químicos”, dice Kapczynski.
Además, para los medicamentos que todavía están bajo una patente que describe un compuesto químico, las exclusiones de patentes secundarias podrían limitar la duración de la patente por 4-5 años.
Finalmente, el artículo también destaca que los países que se encuentran negociando el Acuerdo Trans-Pacífico (TPP) con EE.UU. deben actuar con extrema cautela:
“Este estudio revela implicancias sustantivas para los nuevos acuerdos de comercio. Se están llevando a cabo ahora negociaciones para un ‘Acuerdo Trans-Pacífico’ y Estados Unidos aparentemente ha propuesto prohibir limitaciones a las patentes secundarias como las que aplica India y como las que están siendo consideradas por otros países”, concluyó el académico.