Opinión

El negocio de las tetas

Por Alfredo Zurita

Un negocio muy rentable, para varias profesiones e industrias.

Durante once meses del año el negocio de las tetas pasa por realzar su erotismo, pero en octubre pasa por considerarlas verdaderas bombas de tiempo que pueden matar a sus poseedoras sino se hacen la mamografía.

Angelina Jolie se las hizo sacar y reemplazar por implantes de silicona, con lo cual terminó con la preocupación, pues para el que mira o toca es lo mismo, y supongo en el futuro todas las que puedan pagarlo harán esto una vez terminada la época de lactancia, algo de todos modos en decadencia, por la natalidad cada vez más reducida y el auge de la lactancia artificial.

Pero historiemos. Durante milenios las tetas de las mujeres sirvieron como las de todas las hembras mamíferas para alimentar las crías, y no había razón para ocultarlas, pero las civilizaciones más avanzadas comenzaron a considerar a la mujer un objeto de consumo erótico, siendo las tetas atributos importantes, para lo cual debían ser cubiertas o semi cubiertas. En los últimos siglos esto dio lugar a la importante industria de la “lingerie”, que valorizaba los productos femeninos con diversos artilugios, y la medicina se ocupaba de ellas en forma marginal, puesto que el cáncer de la mama no era frecuente, como lo sigue siendo en las culturas tradicionales, pero la civilización, por mecanismos desconocidos lo comenzó a aumentar, y ahora los países que lideran la frecuencia del cáncer de mama son los más desarrollados. En Argentina es mucho más frecuente en la CABA, pese a la gran cantidad de mamógrafos allí, que en Chaco, que solo tendría 10 mamógrafos, según revela diputado opositor.

El mamógrafo permitió pasar de la medicina artesanal a la medicina industrial, y en estos días hemos visto y escuchado una catarata de mensajes “concientizadores” sobre sus beneficios en mujeres sanas, y los demás exámenes industriales que la deben acompañar. “Exija su ecografía complementaria”, decía un especialista prudente sobre la edad de inicio, que otros fijaban 10 o 15 antes, y nadie ha mencionado los “daños colaterales”, es decir el daño que producen estas mamografías masivas, que aunque reducidos, al hacerse sobre millones de mujeres pueden reducir los beneficios que podría tener un uso más juicioso.

“Medicamentos que matan y crimen organizado” es el título de un libro escrito por un investigador noruego, Dr. Goztsche, colaborador de la organización Cochrane, un ente mundial que desde hace 25 años agrupa a miles de investigadores que colaboran ad-honorem para evaluar la utilidad delos tratamientos medicos, y homenajea con su nombre al Dr. Cochrane, un epidemiólogo inglés que fue el primero en decir que los tratamientos médicos debían ser avalados científicamente, y no solo por opinión de los medicos o las industrias que los producen.

En la actualidad el médico que no tiene ni el tiempo, ni la formación en ciencia necesaria para evaluar lo que le ofrece la industria, puede recurrir a la organización Cochrane, cuyos informes están disponibles en line en diversos idiomas y actualizados periódicamente.

En base a estos informes y de otros centros de excelencia el Instituto Nacional del Cáncer ha elaborado una guía que recomienda, en mujeres sanas, comenzar recién a los 50 años, y hacerla cada dos años, algo que no he escuchado estos días, donde todos recomiendan empezar antes, y hacerla anualmente.

Un reciente estudio en el Hospital Italiano de Buenos Aires, centro de excelencia, reviso miles de mamografías hechas a mujeres de menos de 50 años sanas, donde no se encontró ningún cáncer, y en una revisión Cochrane el Dr. Gotzsche calculó que serían necesarias unas 20.000 mamografías para encontrar un cáncer en tiempo útil, con un daño colateral de 20 mujeres que serían innecesariamente sometidas a cirugías mas o menos mutilantes.

Una anomalía cultural en esto de las tetas es el que simbolizan la maternidad por excelencia, y por eso todas las estatuas de la Virgen la muestran amamantando con el pecho descubierto, lo que antes no causaba escándalo, pero si ahora al ser objeto erótico, y por eso se critica a las mujeres que lo hacen. Una madre es como San Martin, no tiene sexo, y ya dice el tango qué son todas las mujeres, salvo la vieja.

Otra cuestión es el tamaño, y un famoso cirujano plástico que cobra fortunas por retocar tetas, decía que son el equivalente del pene en el hombre. Cuanto más grande mejor, y por eso recuerdo que años atrás los corpiños venían con rellenos de diversos espesores, que la cirugía hizo inútiles. Decía el mismo cirujano que el día que haya una cirugía de agrandamiento de pene, la demanda será aún mayor que la de tetas.

Origen: El negocio de las tetas – DataChaco.com – Noticias de Chaco

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