Trabajo de investigación revela que farmacéuticas usaban latinoamericanos como “conejillo de Indias”
BUENOS AIRES, abril 30: Un trabajo periodístico describa la forma en que las farmacéuticas multinacionales logran realizar pruebas y ensayos clínicos sin mayores controles. Incluyen entre los casos paradigmáticos la prueba de un medicamento para el corazón en el Hospital Naval porteño, que causó por lo menos tres muertes.
A fines de la década del 90, el hospital Naval de la ciudad de Buenos Aires fue parte de un ensayo clínico, que buscó determinar la eficacia de un nuevo medicamento para tratar males cardíacos. La droga, propiedad de la farmacéutica Aventis Pharma, se probó por más de un año, hasta que un verdadero escándalo obligó a suspender su uso. Es que la muerte de al menos tres pacientes generó dudas sobre los controles y normas de calidad del ensayo, y una investigación posterior apuntó a serias fallas de seguridad. Este caso acaba de ser reavivado por una investigación española, y puesto de ejemplo de cómo la industria farmacéutica usa a Latinoamérica como “conejillo de Indias” en materia de nuevos medicamentos. El trabajo dice que el continente sigue “sufriendo abusos en experimentos médicos realizados al margen de la normativa ética”.
La investigación fue realizada por el periodista Javier Salas, en el portal Es Materia (www.esmateria.com). El mismo hace un reconto de los casos más escandalosos de abusos en ensayos clínicos y prueba de medicamentos, que forman una impresionante colección de terror en el continente. El caso argentino data de 1997, cuando empezó la prueba de la farmacéutica francesa Aventis Pharma, que testeó un medicamento para problemas del corazón en el hospital Naval porteño.
El procedimiento de la prueba no era distinto a otros: se contactaban a médicos que reclutaran pacientes a cambio de dinero. Según relata Salas, “como resultado directo del estudio del fármaco, que nunca llegó a aprobarse, murieron tres pacientes aunque a lo largo del experimento fallecieron un total de 13 pacientes”. Una de las víctimas fue Luis Antonio Corgiolu, un hombre de 67 años de edad, cuya muerte fue una de las primeras en investigarse y generó una demanda contra la farmacéutica. Incluso, su historia fue relatada por el Washington Post en una nota de diciembre del 2000.
El caso argentino desnuda la fragilidad de algunas normas en el continente. Una vez suspendido el ensayo, Aventis Pharma denunció a los médicos argentinos por falsificar los datos, aunque según Salas la farmacéutica francesa “sabía de antemano que ninguno de los 137 enfermos reclutados habían dado su consentimiento informado”. Por su parte, el hospital Naval hizo su propia investigación, y también cargó contra los médicos.
Este es uno de los tantos ejemplos rescatado por Salas sobre la forma en que las farmacéuticas avanzan en países de la región y violan las normas éticas y sanitarias. El trabajo del español se basa en otro más amplio realizado por la investigadora Julie Aultman. Bajo el título “Abusos y disculpas: conducta irresponsable en la investigación con humanos en América Latina”, también denuncia” la falta escrúpulos con los que se acude a países especialmente vulnerables a realizar ensayos con personas”. El mayor problema que provocan estos abusos es “un permanente miedo y desconfianza por parte de la población hacia la ciencia, las autoridades sanitarias y sus tratamientos, ya que muchos terminan asociando las batas blancas con males y no con remedios”.
Uno de los casos más resonados de estas prácticas sucedió en Guatemala, entre 1946 y 1948. En ese país, el Servicio Público de Salud de Estados Unidos estuvo realizando experimentos con enfermedades venéreas en cientos de prisioneros y enfermos mentales guatemaltecos, a los que se infectó deliberadamente sífilis y gonorrea. Al menos 71 de ellos fallecieron durante los experimentos, en los que se vertían bacterias en heridas abiertas en brazos, caras y penes de estos “conejillos de Indias humanos”. En algunos casos, se llegó a inyectar la enfermedad en la columna de la víctima. Más de seis décadas después, el presidente Barack Obama telefoneó a Álvaro Colom, presidente de Guatemala, para pedirle disculpas.
“Me temo que todavía hoy en día se siguen produciendo estos abusos en América Latina. No en la medida de los estudios de Guatemala, pero abusos, no obstante. Muchos de ellos se derivan de la falta de conocimiento público de los pasos que implica una investigación ética”, asegura Aultman. “Me imagino que todavía hay casos pasados que no han sido descubiertos. Si no fuera por Susan Reverby, no nos habríamos enterado del daño que se le hizo al pueblo de Guatemala. Futuros hallazgos realizados por historiadores e investigadores en América Latina descubrirán otros abusos en los siglos XIX y XX que violaban las normas éticas de la época”, aventura.
La investigadora hace referencia a su colega Susan Reverby, quien casi de casualidad se encontró con los archivos de los experimentos en Guatemala mientras buscaba información sobre otra atrocidad, la cometida en Tuskegee (Alabama) en parecidas circunstancias. Sin embargo, los abusos en la investigación de enfermedades siguen estando presente en América Latina. “Servirse de personas indefensas en países como Perú, Bolivia o Argentina para experimentar sin todas las precauciones necesarias con fármacos pensados para el mercado occidental ha seguido ocurriendo en los últimos años, hasta entrar en pleno siglo XXI”, concluyen los investigadores.
Por último, pero no menos importante, son las características propias de algunos ciudadanos latinoamericanos las que invitan a determinadas instituciones a fijarse en ellos. Muchos de los 450 millones de latinoamericanos tienen organismos vírgenes de fármacos y no han sido adulterados en su desarrollo con otras drogas que podrían interferir en los resultados de los experimentos con determinados medicamentos. Además, muchos de ellos son especialmente vulnerables al engaño por sus bajos niveles de educación.
Fuente: http://miradaprofesional.com/ampliarpagina.php?db=mp_2012&id=4668&pag=Tapa&npag=0¬icias=n0&comentarios=c0#.UYBkQ31LNrQ