Chile: Alto costo de medicamentos y tratamientos obliga a familias a vender sus casas
Por María Elba Troncoso
Nada garantiza que ante una enfermedad grave o simple todos tengamos la posibilidad de ejercer el derecho a la salud en forma digna. Si bien hay consenso para la que creación de un Fondo Nacional de Medicamentos, la discusión de la Ley de Fármacos está entrampada
La alta adhesión a la marcha de los enfermos de hace un par de semanas, dejó en evidencia un reclamo que desde hace años vienen haciendo parientes y víctimas de enfermedades crónicas, catastróficas o raras: el alto costo de tratamientos que hacen la diferencia entre morir o sobrevivir.
Parlamentarios de la Comisión de Salud, los Colegios Médico y de Químicos Farmacéuticos, en conjunto con distintas agrupaciones de familiares y víctimas de enfermedades, llevan años alertando de esta problemática, por lo que coincidieron en agradecer que el movimiento liderado por el periodista Ricarte Soto haya generado el consenso necesario para la próxima creación de un Fondo Nacional de Medicamentos.
Actualmente en Chile no existe subsidio a los remedios que se ingieren en forma ambulatoria y sólo en caso de estar hospitalizado estos tienen cobertura. Sin embargo, el costo de los fármacos de una internación en una clínica se dispara la mayoría de las veces, llegando incluso a ser abusivo.
Esto contrasta con la realidad de otros países como Inglaterra y España. Por ejemplo, en este último país hasta antes de la crisis, el sistema de salud cubría el 100 por ciento de los medicamentos, pero a partir de junio del año pasado entró en vigor el copago sanitario de acuerdo al nivel de ingresos. Es decir, las personas de bajos recursos no pagan por los remedios y a medida que suben los sueldos costean un porcentaje. La clase media paga el 40 por ciento de sus tratamientos.
A nivel latinoamericano es difícil comparar los valores, debido a que en Chile existen grandes diferencias de precios entre los productos de marca y los genéricos, lo que quedó en evidencia cuando se destapó el escándalo de la colusión de las farmacias. Esta situación fue uno de los motivos que originaron el proyecto de ley de fármacos.
La nueva norma
Consultado por Cambio21, el diputado Enrique Accorsi (PPD) consideró necesaria una “política nacional de medicamentos que garantice que el sistema público los entregue en forma gratuita a los cotizantes de Fonasa A y B y que para el resto de los afiliados – ya sean de Fonasa o Isapre – opere un subsidio al costo del medicamento”.
A esto sumó la creación de un Fondo Nacional de Medicamentos Solidarios para los pacientes de enfermedades crónicas, catastróficas y de alto costo, complementando lo que actualmente está cubierto por el plan auge.
El parlamentario coincidió con el presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, quien afirmó que el problema se arrastra desde hace años y que tras la Marcha de los Enfermos hay que hacer hincapié en “tratar que se cambie el concepto, porque los remedios no son productos, son un bien social y el rol subsidiarios del Estado lo obliga a garantizar el acceso”.
Detalló en Cambio21 que el proyecto “debe ampliar la base del Auge a otras enfermedades, elaborando un listado desde el ministerio de Salud, pero con amplia participación de la comunidad científica y que debe ser constantemente actualizado”.
Por su parte, el diputado Víctor Torres (DC) declaró que “la implementación de este fondo es importante, pero evidentemente se requieren cambios estructurales, terminar con la integración vertical en la salud, establecer un sistema solidario común, donde, además, se fortalezca la salud pública en todo Chile; aquí, la cirugía debe ser mayor”.
El presidente del Colegio Químico Farmacéutico, Mauricio Huberman, destacó de la iniciativa la creación de un fondo como el que opera en el caso de desempleo “donde una parte la aporta el trabajador, otra el empresario y otra el Estado”.
Dijo a Cambio21 que el mayor financiamiento se puede lograr vía alza de impuestos, pero lamentó que debido “a tantos escándalos la gente cree que se va a hacer mal uso de sus platas”. Según Huberman, lo que se requiere es “pensar en la salud publica más allá de los gobiernos de turno y fijar una política de Estado”.
“Vender la casa para comprar vida”
Entre un millón y un millón y medio de pesos promedio debe disponer un paciente oncológico para tener un tratamiento digno, según estimaciones de Antonia Toledo presidenta de la agrupación de Pacientes Oncológicos un Nuevo Renacer.
Si bien se mostró emocionada y agradecida por el fenómeno que despertó la convocatoria de Ricarte Soto, lamentó que se deba “farandulizar” un tema por el cual su organización lleva protestado desde el año 2008.
Detalló que hay miembros de su organización que “al ser diagnosticadas son abandonadas por sus parejas, pasan a ser jefas de hogar y por su misma enfermedad pierden sus trabajos. Hay mujeres que han vendido sus casas por comprar vida y aun así murieron, dejando a su familia sin casas”.
Declaró a Cambio21 que aunque las patologías sean Auge, este viene con “letra chica”. En el tema del cáncer de mamas por ejemplo, cubre solo un tipo de 10. “En mi caso, tengo el 20 por ciento del copago de mi tratamiento y aparte de eso tengo que comprar medicamentos que no están insertos en la canasta Auge y esto la gente no lo sabe”.
Dijo que la diferencia entre la vida y la muerte radica en el dinero. “Desagraciadamente, somos meros consumidores de la salud y cuando uno tiene recursos el acceso es inmediato y te mejoras, pero cuando postulas a un subsidio para los medicamentos, demora tantos meses que en ese lapso ya se hizo metástasis”.
Culpó al “Estado y al gobierno de turno” de esta situación y agregó que “Jaime Mañalich tiene un corazón duro y el presidente no tiene corazón, porque ya debían haber solucionado este tema”.
La Ley de Fármacos
La autorización de venta de remedios que no requieren de receta médica en establecimientos del comercio, es el principal escollo que tiene la Ley Nacional de Fármacos y Bioequivalencia que recientemente aprobó la Comisión de Hacienda del Senado.
Si bien los especialistas coinciden en que temas como que la receta médica imponga la obligación de prescribir genéricos y que los pacientes compren sólo las dosis requeridas, son altamente positivos, hay aprensiones respecto a las consecuencias de liberar la venta y acusan a la autoridad de primar un criterio mercantil por sobre las evidencias de la medicina.
Incluso hay antecedentes internacionales que confirman estos temores. En Argentina se implementó una norma al respecto y se liberó la venta de medicamentos, pero luego la tuvieron que revertir debido al aumento de las intoxicaciones. Lo mismo ocurre en Estados Unidos, donde la venta indiscriminada de analgésicos convirtió el daño hepático en un tema de salud pública.
Por eso el planteamiento del ministro Jaime Mañalich, respecto a que las demandas de la Marcha de los Enfermos podrían ser resueltas con la Ley de Fármacos, no ha tenido acogida.
El diputado y médico DC, Víctor Torres, y la diputada Carolina Goic señalaron que “los cambios que plantea el ministro no son la solución de fondo, aquí se requieren cambios estructurales para enfrentar las carencias en el ámbito de la salud y terminar con el lucro que hoy tiene agobiadas a miles de familias chilenas”.
Al respecto, el presidente del Colegio Médico declaró que “no tiene nada que ver una con la otra y sería complejo mezclarlas porque la discusión de la Ley de Fármacos se está alargando mucho”. En ese sentido, no descartó que esto pueda “ser parte de una estrategia” para apurarla, “porque este proyecto es novedoso, nace desde los mismos pacientes y tiene alto apoyo”.
El titular del Colegio Químico Farmacéutico descartó que la Ley de Fármacos baje los precios de los remedios y afirmó que detrás de eso sólo hay la intensión de “conseguir la venta de medicamentos fuera de la farmacia”.
Por su parte, el diputado Acorssi recordó que en la Comisión de Salud de la Cámara votaron contra de la normativa “porque el incentivar la venta libre, pone en riesgo la salud de las personas” y consideró como una falsa premisa que se argumente con la necesidad de llegar a lugares apartados.
Todos los entrevistados coincidieron en que la solución pasa porque el Estado garantice el acceso a los medicamentos y que se requiere con urgencia los policlínicos y las postas rurales tengan los medicamentos que se necesitan y no descartaron que se les den autorización para vender medicamentos.
Remedios para enfermar
Polémica causaron las recientes declaraciones del ganador del Premio Nobel de Medicina, Richard J. Roberts, quien denunció a los grandes consorcios farmacéuticos que operan bajo un concepto capitalista, colocando los beneficios económicos por sobre los de la salud de las personas y deteniendo el avance científico en la búsqueda de curas a enfermedades que son rentables para ellos.
“He comprobado cómo en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados han descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad” y añadió que las empresas dejan de investigar porque “las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento”.
Ante esto, señala que es habitual que la industria esté interesada en líneas de investigación no para buscar curas a ciertas enfermedades, sino que “sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre”.