Durante décadas, los avances clínicos que ofrecer a pacientes con cáncer de páncreas han sido pocos. Pero la investigación sí progresaba, silente, y ha logrado cambiar el panorama: el área bulle con resultados.
La prevención ha dejado de ser una utopía, igual que el diagnóstico precoz. En tratamiento, los nuevos inhibidores del oncogén KRAS son un punto de inflexión.
El cáncer de páncreas es uno de los principales retos para la oncología. Está en aumento, posiblemente también en jóvenes, y su índice de supervivencia sigue siendo muy bajo –menos del 5% de los pacientes llegan a vivir cinco años tras el diagnóstico–. Suele detectarse en fase avanzada, cuando el tumor ya no es operable. Se sigue tratando con los mismos fármacos –poco eficaces– de hace décadas.
Pero la investigación sí ha avanzado: “En los últimos 20 años el progreso en investigación en cáncer de páncreas ha sido impresionante”, afirma Francisco X. Real, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Como resultado “es uno de los tumores mejor conocidos a nivel molecular”, afirman sus colegas Carmen Guerra y Mariano Barbacid, investigadora y jefe del grupo de Oncología Experimental del CNIO respectivamente.
Con ocasión del Día Mundial de Cáncer de Páncreas exponemos los principales resultados del CNIO en este tumor.
- Prevención: ¿una ‘app’ que estime riesgo personal?
Es un área hasta hace poco considerada “un sueño imposible”, porque el cáncer de páncreas no se asocia a un hábito determinante –como el tabaco en cáncer de pulmón–, ni a alteraciones genéticas que aumenten mucho el riesgo. Este cáncer es el efecto conjunto de numerosos factores, algunos aún desconocidos.
Pero ya se sabe lo bastante como para que Núria Malats, jefa del Grupo de Epidemiología Genética y Molecular del CNIO, esté desarrollando una ‘app’ de uso individual que estime un riesgo personalizado.
La herramienta considerará si se tiene obesidad, diabetes o pancreatitis, si se es fumador o se consume alcohol, e integrará la información “con biomarcadores de variación genética que, aunque aumentan poco el riesgo, están ahí; también utilizamos marcadores de metilación, microbioma, metaboloma… Estamos en ello”.
Un resultado reciente del grupo liderado por Francisco X. Real puede contribuir: explica cómo una variante genética en un determinado gen, el CTRB2, aumenta el riesgo de desarrollar el tumor. La variante está en el 17% de la población; el aumento de riesgo que confiere por sí misma no es alto, pero “cuando aparece junto con otros factores, como diabetes o pancreatitis, el riesgo sí podría aumentar”, explica Real.

- Diagnóstico precoz: hacia una biopsia líquida
Hoy día no hay técnicas para detectar el cáncer de páncreas antes de que sea letal; desarrollarlas es uno de los objetivos más urgentes. Malats y su colega Héctor Peinado lideran la participación del CNIO en PANCAID, acrónimo en inglés de Detección Inicial de Cáncer de Páncreas mediante biopsia líquida, un consorcio internacional de ocho países. Buscan desarrollar un análisis de sangre que detecte el tumor en sus fases incipientes.
PANCAID acabará en 2027. Tras analizar muestras de sangre de pacientes y de personas en riesgo, determinará con inteligencia artificial los mejores marcadores y sus combinaciones. Después, ensayarán la eficacia de esta prueba.
- ¿Es operable? Evitando cirugías perjudiciales
Un 20% de pacientes pueden ser intervenidos quirúrgicamente para curar la enfermedad. Pero en la gran mayoría el cáncer se detecta ya extendido a otros órganos –cuando ha hecho metástasis–, y entonces la cirugía no está indicada. El problema es que en cáncer de páncreas determinar si hay metástasis puede ser difícil; de hecho, una parte importante de pacientes sufre una intervención que no les beneficia, porque la metástasis no fue detectada a tiempo.
El grupo de Malats ha desarrollado un algoritmo que predice la existencia de metástasis a partir de imágenes del tumor primario. El sistema, que usa inteligencia artificial, podría “ayudar a los cirujanos y médicos en la detección de metástasis”, e incidir así directamente en la calidad de vida de los pacientes.
- Tratamiento: primeros avances, por fin
En cáncer de páncreas aún no se han aprobado terapias personalizadas o de inmunoterapia. Pero, después de medio siglo sin nuevas estrategias terapéuticas, el panorama empieza a cambiar. Han empezado a ensayarse los primeros fármacos dirigidos contra el oncogén KRAS, mutado en el 90% de los pacientes con el cáncer de páncreas más común. Su eficacia es modesta, pero abren una valiosa vía de avance.
El grupo de Oncología Experimental del CNIO investiga principalmente “dianas específicas de los tumores de páncreas que sean eficaces y que no presenten toxicidad”, explica Carmen Guerra. “Los inhibidores de KRAS están dando mejores resultados que la quimioterapia, pero al final se desarrollan resistencias. Por eso nosotros investigamos el mecanismo molecular de estas resistencias, para aprender a vencerlas”.
Su grupo ha tenido un papel clave en el desarrollo de modelos animales para cáncer de páncreas, esenciales para el despegue de la investigación en esta área.

- Abriendo nuevas vías: cortar la conversación con el tumor
En el CNIO, el Grupo de Metabolismo y Señalización Celular que dirige Alejo Efeyan busca cortocircuitar la comunicación entre el tumor y el tejido a su alrededor, para bloquear el apoyo que recibe el cáncer: “Las células del cáncer de páncreas están rodeadas por múltiples células no cancerosas: células de apoyo, vasos sanguíneos, nervios, células inmunitarias…”, explica. “Para debilitar el cáncer de páncreas, necesitamos descifrar los mensajes entre todas estas células, e interceptar el apoyo que recibe la célula cancerosa. Y luego, golpear con fuerza con una eficacia terapéutica mejorada”.
Efeyan investiga la relación entre obesidad y el cáncer de páncreas: “Esta asociación implica una comunicación anómala entre las células inmunitarias llamadas macrófagos y las células cancerosas; estamos cerca de descifrar, y luego cortar, las rutas químicas de comunicación”. Es una de las vías en exploración consideradas más prometedoras.
• Del desánimo a la revitalización: vuelve la investigación joven
Durante décadas, la falta de avances clínicos que ofrecer a los pacientes hizo que pocos jóvenes escogieran el cáncer de páncreas como área de investigación (“Se veía como un reto inabordable, demasiado difícil’, dice un investigador). Eso también está cambiando.
Las mejoras en los modelos animales de cáncer de páncreas, entre otros avances, han atraído al campo a “una generación de jóvenes muy especialmente en España, brillantes y con toda la disposición a conjuntar la investigación básica con la traslacional, para el beneficio de los pacientes”, afirma Real, presidente de la alianza ALIPANC de investigadores en cáncer de páncreas, nacida en el CNIO y que cuenta con unos 60 grupos en toda España.
Es importante porque, como reitera la comunidad investigadora al completo, “la única manera de avanzar en uno de los retos más complejos de la medicina actual es seguir investigando”.
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Sobre el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) es un centro público de investigación dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Es el mayor centro de investigación en cáncer en España y uno de los más importantes en Europa. Integra a medio millar de científicos y científicas, más el personal de apoyo, que trabajan para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.
