Llegó el momento de los biocomparables

El reinado de los medicamentos de última generación para atender los padecimientos actuales está pasando a otro nivel. Las patentes farmacéuticas que están empezando a vencer son de biotecnológicos, y van entrando a escena los biosimilares o biocomparables, que gracias a su precio más accesible, y dada la insuficiencia de presupuesto para atender la salud de la humanidad, serán los que dominen el mercado farmacológico en las siguientes décadas.
En ello ya coinciden los especialistas del sector. Sólo consideremos que de aquí al año 2020 expirarán unas 24 patentes de biotecnológicos que hoy aún se venden a precio de innovadores y que generan cerca de 90,000 millones de dólares a las multinacionales.
Es explicable que muchas compañías quieran entrar y participar en el juego, sobretodo viendo que se trata de productos de muy altas ventas. Tal es el caso de Humira (adalimumab, indicado para artritis reumatoide, psoriasis, espondilitis anquilosante y otros), convertido en el fármaco más vendido del mundo generando ingresos a su laboratorio propietario Abbvie por no menos de 1,500 millones de dólares.
Del mercado farmacéutico global, alrededor de 23% ya es de biotec (como se le llaman coloquialmente a los biotecnológicos). En el año 2002, de los 10 medicamentos más vendidos en el mundo sólo uno era biotec; hoy de los 10 medicamentos más vendidos, 7 son biotec.
Y en término de montos, este segmento ya suma varias decenas de miles de millones de dólares. En 2008 los ingresos de la industria farmacéutica mundial estaban compuestos en un 32% por venta de biotecnológicos.
Hoy de los ingresos por los 10 medicamentos más vendidos casi el 80% provienen de biotec.
El crecimiento de la biotecnología en medicina es espectacular, no hay ningún otro segmento en ninguna otra industria que crezca a los ritmos que lo están haciendo los fármacos biotecnológicos. Sólo imaginemos que en el 2014 este mercado sumó 2,200 mdd y en 10 u 11 años llegará a 44,000 millones.
En este escenario la competencia farmacéutica será de lo más férrea, y muy diferente a la de los genéricos en su momento. Nada tendrá que ver con aquella porque en principio las barreras de entrada al negocio de biocomparables son mucho más elevadas que la de genéricos.
Para producir un genérico se requiere, aparte de trabajar con bastante anticipación, invertir de 2 a 3 millones de dólares, versus un biocomparable que requiere inversiones de entre 75 y 250 millones. Es una gran diferencia y no cualquier compañía puede invertir esas cantidades.
De cualquier manera es una oportunidad de mercado para muchas empresas farmacéuticas que ya buscan por donde llegarle. Las innovadoras por su lado defenderán sus patentes lo más que puedan pues es fuerte la pérdida de ingresos que les significa cada vencimiento. Aún así, las grandes multinacionales que han desarrollado los biotecnológicos innovadores también vislumbran entrar a la batalla con sus propios biocomparables. Es el caso de Pfizer, Novartis y otros bigpharma que han ido adquiriendo empresas de biotecnología.
Al final del día, los impulsores de los biosimilares son las enfermedades crónico-degenerativas, porque son padecimientos costosos y de larga duración. Los sistemas públicos de salud tienen en los biosimilares una opción para lograr ahorros.
Los gobiernos están muy interesados en generar ese impulso de los biosimilares. Estados Unidos acaba de aprobar su primer biosimilar, Filgrastim -que sirve como complemento a la quimioterapia pues ayuda a reforzar los glóbulos blancos-. El original de Filgrastim era de Amgen, y ahora el primer biosimilar fue lanzado por Sandoz, brazo de genéricos de Novartis, pero seguramente ya vienen muchos otros productores de dicho medicamento.
Las autoridades estadunidenses proyectan ahorros de 44 millones de dólares para el 2024 gracias a la entrada de biosimilares. El desafío es asegurar que sean de alta calidad con regulaciones adecuadas. El caso de México es ejemplar.
Pide CONEVAL evitar duplicidad de gasto
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) evaluó el desempeño del Seguro Popular, que lleva Gabriel O´Shea. Le reconoció que cumple objetivos, sobre todo en afiliar a personas sin seguridad social y en evitar el empobrecimiento por cuestiones de salud.
Pero donde debe trabajar más es en fortalecer la red de prestadores de servicios y los sistemas de referencia y contra referencia en los tres niveles de atención médica. Igualmente le recomendó ver cómo conciliar su padrón de beneficiarios con el padrón de IMSS e ISSSTE a fin de evitar duplicidades. Por último le pidió diseñar indicadores de gestión enfocados a medir el acceso y la calidad de los servicios que reciben los asegurados.
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